El futuro de las regiones ocupadas por Rusia en la guerra (Donetsk, Lugansk, Zaporizhia y Jersón), así como el de la península de Crimea, anexada por Rusia en 2014, es central en las negociaciones sobre un posible fin de la guerra en Ucrania. Aunque Zelenski se muestra reacio a ceder terreno, las especulaciones sobre las posturas de Putin y Trump ganan terreno.
Avanzan las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia para el futuro de Ucrania y la cuestión territorial, central durante toda la guerra, está también en el centro del debate. Con una relación tensa entre Washington y Kiev en los últimos meses y un progresivo acercamiento entre Estados Unidos y Rusia, la incógnita sobre qué pasará con el mapa ucraniano genera inquietudes.
Cinco son los territorios en disputa: las regiones de Lugansk y Donetsk, Zaporizhia y Jersón, en el este y ocupadas parcialmente por Rusia a lo largo de la guerra que lanzó contra Ucrania hace ya tres años, y Crimea, anexada a Rusia desde 2014.
Tras la llamada telefónica entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y el estadounidense, Donald Trump, el martes 18 de marzo, previa a la cual abundaron los comentarios sobre cuáles serían las discusiones en esta materia, es poco lo que han publicado oficialmente ambos Gobiernos al respecto. Sin embargo, varias especulaciones sobre el futuro de estos territorios han surgido tanto en medios rusos como estadounidenses.
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Putin busca el reconocimiento de los territorios anexados: ‘Kommersant'
Este miércoles, el diario ruso ‘Kommersant’ afirmó que Putin quiere que Trump reconozca formalmente todo el territorio que Rusia ha ocupado en Ucrania, es decir, las cinco regiones mencionadas, que representan un 20% del territorio ucraniano previo a 2014.
El rotativo ruso citó fuentes extraoficiales y anónimas que dijeron haber estado presentes en un evento empresarial privado con el presidente ruso el martes 18 de marzo. El diario ruso también dijo, citando las mismas fuentes, que Putin se comprometería a no buscar el dominio de la estratégica ciudad portuaria de Odessa, en el Mediterráneo, si el reconocimiento de las regiones ya ocupadas se produjera “en un futuro próximo”.
El Kremlin no ha reconocido las afirmaciones realizadas por 'Kommersant'. Cuestionado al respecto, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo este martes que Putin y Trump no discutieron la posibilidad de que EE. UU. reconozca la soberanía rusa de esas regiones en su llamada del martes y no confirmó si el mandatario ruso planteó esa posibilidad en la reunión con la élite empresarial rusa.
‘Semafor’ dice que Trump estaría sopesando reconocer la anexión de Crimea
También sin confirmación oficial, hasta el momento, el portal de noticias con sede en Nueva York ‘Semafor’ afirmó el martes que Donald Trump estaría sopesando reconocer a Crimea como parte de Rusia en medio de las negociaciones para poner fin a la guerra.
El portal informativo citó fuentes “familiarizadas con el asunto”, que también habrían indicado que funcionarios estadounidenses estarían barajando la posibilidad de que Washington promueva en Naciones Unidas que los demás países de la organización también aceptaran oficialmente la anexión de Crimea a Rusia.
La agencia Reuters indicó que no había podido verificar las afirmaciones de ‘Semafor’ y el mismo medio aseguró que la Casa Blanca se había reservado los comentarios al respecto. El texto del portal estadounidense también puntualizó que el presidente estadounidense no habría tomado una decisión al respecto y que su Gobierno aún contempla varias posibilidades para un posible pacto con Rusia sobre Ucrania.
La importancia simbólica y geoestratégica de Crimea
Crimea es uno de los territorios cuyo futuro está actualmente sobre la mesa. A nivel histórico, la península ha jugado un rol clave en la división de poderes entre Rusia y Occidente.
Ha formado parte de Rusia a lo largo de la historia en diversas épocas, desde el reinado de Catalina la Grande a tiempos soviéticos, y fue la sede de las negociaciones entre Estados Unidos, la Unión Soviética y Reino Unido sobre la repartición de Europa tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Desde 1954 fue parte de la Unión Soviética, que le entregó este territorio a Ucrania, entonces una república soviética. En 2014, entre tensiones de que Ucrania pudiera entrar a la Unión Europea y salir de la influencia rusa definitivamente, Rusia invadió Crimea, tomó el control de la península y la anexó tras un cuestionado referendo. La Asamblea General de las Naciones Unidas, Estados Unidos, la Unión Europea y muchos otros países condenaron la apropiación.
Rusia ha utilizado con frecuencia a Crimea como plataforma para lanzar misiles y drones a Ucrania durante la guerra. La península está unida al resto de Ucrania al norte y separada de Rusia por el estrecho de Kerch. Desde el inicio de la guerra en 2022, Crimea ha sido un territorio clave para Rusia en sus ataques a Ucrania.
Desde su posición estratégica en el mar Negro, Rusia también ha impuesto un bloqueo a los puertos ucranianos y redoblado la presión sobre la economía y exportaciones de Kiev, altamente dependientes de esta ruta de comercio marítima.
Sin signos de ceder terreno por parte de Kiev
Este martes, Trump y Zelenski mantuvieron una llamada telefónica que el magnate neoyorquino calificó como “muy buena”, a la vez que dijo que su conversación con Putin un día antes tuvo como objetivo "alinear a Rusia y Ucrania en términos de sus solicitudes y necesidades", según dijo en sus redes sociales.
Zelenski, por su parte, dijo en la jornada que para Ucrania "la línea roja" es el reconocimiento como rusos de los territorios ucranianos ocupados temporalmente. "No lo aceptaremos", dijo el mandatario, previo a su conversación con Trump en una conferencia de prensa desde Helsinki.
A pesar de estas declaraciones, desde hace semanas, el Gobierno Trump ha afirmado que la posibilidad de que Ucrania salga de la guerra recuperando la totalidad de su territorio previo a 2014 es “poco realista”, en palabras del secretario de Defensa de Trump, Pete Hegseth.
Mientras tanto, los acercamientos entre el Gobierno de Trump y el de Putin siguen dando pasos, con Trump presionando por dar un cierre rápido a un conflicto que descarta seguir financiando y con Moscú apostando por reanudar la cooperación bilateral.
Tras la conversación del martes, el Kremlin indicó que buena parte de la conversación entre los mandatarios se había centrado en discutir una "amplia gama de áreas en las que" ambos "países podrían interactuar", entre las que incluyó también la posible reanudación de la colaboración en materia energética, con Moscú como proveedor.
Con Reuters y EFE
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