Fotos de David Soto
El concierto de cierre de la Temporada Sinfónica ONS 2025 estuvo matizado por la gloria y la destreza. La Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la batuta del maestro José Antonio Molina, estremeció la sensibilidad del público para despedir las funciones iniciadas en agosto.
En una presentación sin solistas, la primera pieza fue la Fanfarria Novi Temporis (Nuevos tiempos), compuesta por el maestro francés Phillipe Entremont para conmemorar los primeros diez años del Festival Musical de Santo Domingo, un extraordinario proyecto de música sinfónica.
Esta expresión musical celebra el evento de música clásica más trascendente del Caribe, que durante su trayectoria atrajo al país a músicos, directores, solistas y orquestas de prestigio internacional. Su diseño seguía el modelo de los importantes festivales europeos en los cuales su fundador había participado durante su carrera.
El Teatro Nacional se convirtió, gracias al festival, en un centro regional de excelencia musical, demostrando que República Dominicana podía producir y albergar eventos de nivel similar a los de Viena, París o Nueva York, e impulsó una mejora en los estándares profesionales de producción técnica, disciplina orquestal, gestión artística, exigencia interpretativa y fortalecimiento de las relaciones internacionales en torno a los intérpretes clásicos.
La fanfarria, compuesta en cinco movimientos, es grandilocuente y de múltiples voces instrumentales, iniciando con los cornos y culminando con una masiva efusión expresiva de ritmo incesante in crescendo. Fue ampliamente aclamada.

La segunda entrega de la noche llegó con la creatividad de Ludwig van Beethoven y su Sinfonía No. 7 en La Mayor, Op. 92. Bajo la conducción del maestro Molina, volvió a evidenciarse la fuerza del rictus que envuelve al director y a los 68 músicos que exponen toda la variedad del biotipo del Caribe, Europa y lo afroamericano. Bellísima combinación de colores y edades. Diversidad en estado puro.
Durante la ejecución, el maestro Molina fue el instrumento por el cual cursó la música, vibrando, tensionando y elevándola. Cada movimiento musical bajo su batuta imponía la impecabilidad del arte musical en su expresión más alta.
Luego del intermedio, la OSN interpretó la Sinfonía No. 4 en Fa menor, Op. 36, una de las seis que compuso el genio ruso Piotr I. Chaikovski, dedicada a su mecenas y confidente Nadezhda von Meck, estrenada en Moscú el 22 de febrero de 1878 en ausencia de su creador, y que destaca por su magistral combinación de cuerdas, vientos y metales.
Resalta la pieza por su carácter melancólico, lírico e introspectivo, desde la entrada del oboe —como una canción triste— y el acompañamiento suave de cuerdas en pizzicato, que evocaba nostalgia, soledad y contemplación, con timbres cálidos y ornamentación moderada.
La obra muestra en su tercer movimiento un tono experimental, con cuerdas que tocan completamente en pizzicato durante largos pasajes y un contrapunteo que se torna accesible e inolvidable.
La Sinfonía No. 4, dice la crítica, es una obra profundamente personal, marcada por la lucha emocional, el destino implacable y el triunfo final. Mezcla virtuosismo orquestal, dramatismo intensísimo y un refinado lirismo ruso.
Y es acá justo donde el arte borra las diferencias entre países de distinto desarrollo aparente: la ejecución de la OSN es comparable a la de otra orquesta sinfónica, no importa su país de existencia. Cuando se trata de transmitir la calidad artística, los detalles de los localismos, se abaten y solo tiene sentido la universalidad de la estética transmitida.
Lo que se siente al escuchar esta Orquesta Sinfónica Nacional, es tan o más válido que lo que puede registrarse en Viena, Londres o Argentina. Es esa la universidad del arte de perfil trascendente.
La Temporada Sinfónica 2025 tuvo el patrocinio de: Banco Popular Dominicano, Claro, Ministerio de Cultura, Lanco, Banco BHD, Editora Corripio y Ayuntamiento del Distrito Nacional, Distribuidora Corripio, Cartel, Centro Cultural Taino Casa del Cordón, Radio Televisión Dominicana (La televisión pública), Restaurante Capuccino, Batuta (Pablo Polanco, bajista) Raíces, (estación de la Fundación Eduardo León Jimenes), Fundación Sinfonía y Fundación Eduardo León Jimenes.
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