Don Luis Molina Achécar confesó que cuando participaba en las primeras acciones implementadas por la institución pionera en la banca múltiple para la construcción material del país moderno de hoy, en la década de 1970, desconocía que junto a cada edificación levantada, infraestructuras desarrolladas y líneas de autopistas terminadas se estaba creando la cultura que, cinco décadas después, impregna el día a día del Banco BHD.
Contó que, para aquella época, no había nada escrito y que se carecía de toda la mirada academicista con que se cuenta en la actualidad para clasificar la cultura; pero ésta se aprendía en la cotidianidad con las acciones vivas del presidente fundador, Samuel Conde, que transmitía en cada acertada decisión un mix de ética, empoderamiento, emprendimiento y empatía, generando el trabajo en equipo.
Así surge la cultura del BHD que —ahora vista con la lente del microscopio de los quehaceres corporativos— comienza a trascender el espacio interno y busca convencer a clientes, accionistas e inversionistas.
El verdadero desarrollo no se mide solo en cifras o capitales asegurados. Requiere una cultura que coloque al ser humano en el centro, guiada por la sostenibilidad, la innovación y la cercanía. Ese es el camino hacia un progreso integral, y el Banco BHD se ha convertido en un referente de cómo hacerlo posible.
Hoy esa cultura se enseña y se vive de manera concreta a través de la Academia Digital BHD, donde el equipo humano recibe formación continua en valores corporativos, ética y sostenibilidad. También se fortalece con el Código de Ética y Buena Conducta, que orienta las actitudes y asegura coherencia entre lo que se predica y lo que se practica. Asimismo, se proyecta cercanía y confianza mediante programas de educación financiera, iniciativas de banca responsable y proyectos de inclusión social que buscan impactar positivamente en todo el país.
Es tal la estrategia de enseñarla y abrazarla en la cual está Molina Achécar involucrado, junto al equipo ejecutivo, que sería muy afortunada la República Dominicana de que ésta trascienda y se incorpore en los planes país —como la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030 o Metra RD2036— para impulsar lo genuino, enamorar las acciones colectivas hacia un rumbo certero y contar con un liderazgo que la encarne de forma sincera y cimentada en el bien común.
Pues si bien se busca el crecimiento económico, mediante el aumento de las inversiones, la estabilidad de las arcas y la seguridad de los capitales, se debe consolidar en una cultura que impulse el progreso humano, con enfoque de sostenibilidad, innovación y cercanía. Es esa la vía para potencializar el desarrollo pleno, y en BHD tenemos un referente.
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