“Él tenía el control de lo que ganaba, en qué lo gastaba. Tenía que hacerle un desglose de cómo se gastaron y en qué”, cuenta Flor, mientras recuerda los años de violencia que, en principio, “enamorada”, dice no reconocía que vivía.

Con 18 años, ella trabajaba en una lavandería y él en un colmado como delivery. “Yo iba a comprar cositas al colmado y él me enamoraba”.

Flor sufrió violencia económica o patrimonial, esa que no se ve en la piel, pero que nunca, según los expertos en el comportamiento humano, viene sola. Siempre se acompaña de otro tipo (físico, psicológico, sexual) y ella las vivió todas.

“Me dejó la cara irreconocible, durísimo… increíble”, recuerda de la primera vez que la golpeó, luego de que el revisara su celular. (Ella no podía conversar con hombres, aunque este fuera un amigo o incluso su jefe).

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La mayoría de los actos de violencia contra las mujeres son perpetrados por sus esposos o parejas actuales o anteriores.

"Muchacho al fin y enamorada"

De acuerdo con Flor, en su noviazgo de siete meses dio algunas señales de violencia y control, pero “muchacho al fin y estaba enamorada”, dice.

También hubo infidelidades desde el inicio, pero aquel joven las negaba. Su relación inició en el 2012 y perduró hasta 2017. En 2014 queda embarazada y se muda con él a Baní (provincia Peravia), por lo que cada día para trabajar se trasladaba de ese municipio hacia Santo Domingo.

Al dominar el idioma inglés, Flor logró trabajar y escalar en un call center, por lo que su salario era mayor al de él. Ella pagaba todo: la casa, la luz, las necesidades del niño, y él, si ella se quedaba sin dinero para pagar el costo del pasaje, se lo daba, no sin antes hacer un balance de por qué y en qué había gastado su sueldo.

Flor ahora dice que no pensaba en aquel momento que, hasta en lo económico, su comportamiento significaba violencia. “Porque hay cosas que en su momento, enamorado, uno no entiende que también es violencia”, expresa.

“En una ocasión cogí un préstamo. En ese apartamento solamente teníamos cama, televisión, estufa y nevera. Yo había cogido un préstamo para comprar unos muebles y yo se lo había depositado a él porque íbamos a ir en la semana a comprar los muebles. Él me dijo cámbiate, cambia al niño, que te paso a buscar, desapareció y nunca me fue a buscar y yo me quedé en la casa como una estúpida”, recuerda.

Explica que eran unos RD$ 14,000 y cuando el hombre llegó a casa, fue sin un centavo. “No pudimos comprar el mueble, obviamente se lo bebió o no sé qué fue lo que hizo. Ese dinero era un préstamo”.

A causa de la falta de aporte económico y evasión de responsabilidad de quien fuere su pareja, Flor recurrió en ocasiones a pedir prestado RD$ 200 para el pasaje a compañeros.

“Lo único que él hacia responsable es que era cuando me faltaba pasaje, el me lo daba, después yo pagaba todo. Son cosas que hacen a uno crecer porque yo estaba enamorada”.

Ganaba RD$ 28,000 en ese entonces y cada quincena tenía que hacerle un desglose a su pareja.

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El 31.8% de las mujeres que han sufrido violencia patrimonial corresponde a edades entre los 15 y 29 años.

La violencia comenzó a “notarse”

“Fue tan fuerte que me dieron cinco días de licencia y ahí es que llegan a enterarse, porque cuando pude regresar a trabajar, todavía quedaban marcas en el cuerpo, la cara… y de ahí fue un tormento”, lamenta.

Ya no podía tener contacto con todo el mundo, no podía conversar con hombres. “Me promovieron a analista de calidad y me tocó un jefe varón y ese jefe no podía ni escribirme. Fue un ciclo de violencia muy fuerte que duró hasta 2017, cuando nos separamos”.

Flor, a pesar del maltrato físico, verbal y psicológico, defendió ante su familia su matrimonio. “Yo le decía a mi mamá que todo estaba bien, que no pasaba nada”.

Llegó, incluso, a creer que ella era la culpable de todo lo que vivía en su relación.

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En República Dominicana el 68.8% de las mujeres mayores de 15 años han experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida.

La decisión de salir

En noviembre de 2017, Flor se entera de su segundo embarazo, pero él le dijo que abortara. Explica que en ese momento reflexionó, comenzó a pensar en su primer hijo, en su calidad de vida, en su empleo en el cual la habían promovido y ganaba mejor salario.

De ahí, la joven madre decide, un mes después, huir. Partió a casa de su madre, quien dijo la recibió y ayudó hasta que, dos años más tarde, se independizó.

Necesitó terapia. A principios, luego de abandonar a quien por años la maltrató, Flor no acudió a ningún especialista que le ayudara a sanar sus heridas, pero cuenta que al querer iniciar una relación nueva, que no funcionó, acudió a terapia.

Dijo que estaba arrastrando todos los traumas del pasado y las cosas no terminaron bien. “La terapia fue crucial para yo sanarme. No diría que estoy cien por ciento todavía tengo frustraciones y traumas, pero no es lo mismo que era en el 2020”.

¿Qué es la violencia económica o patrimonial?

De acuerdo con la psicóloga Zoraya Lara, presidenta del Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas (Pacam), la violencia económica o patrimonial se define como una estrategia de control del dinero que tiene la finalidad de condicionar a la mujer para que dependa económicamente de la pareja. Naturalmente, eso afecta la autonomía y la autoestima de la víctima.

La violencia económica ocurre conjuntamente con otros tipos de violencia, afirma la especialista. En la mayoría de los casos la mujer también es maltratada física, emocional y sexualmente.

La violencia económica/patrimonial es medida por el Ministerio de la Mujer, tanto en términos de la violencia de género como la intrafamiliar, y para la Procuraduría General de la República únicamente se mide en términos de intrafamiliar.

De acuerdo con el Ministerio de la Mujer, este tipo de violencia representa el 13.6% de los casos de mujeres atendidas (10.6% de violencia de género y 14.1% de la violencia intrafamiliar), mientras que para la Procuraduría General de la República representa el 2% de las denuncias de violencia intrafamiliar.

"La realidad" en un estudio

Un estudio realizado por Pacam con una muestra de 170 mujeres, reveló que el 24.7 % de ellas usaba el dinero del modo en que el hombre le decía por miedo a ser golpeadas o avergonzada en público. Asimismo, el 35.9 % dijo que el hombre incumple las responsabilidades del hogar.

“Los hombres agresores naturalmente incumple las responsabilidades económicas del hogar”, destaca Lara, presidenta del Pacam.

La experta en conducta, citando el estudio realizado en 2019, detalla que el 20.6% de las víctimas dijo que la pareja le negaba dinero cuando tenía que ir al médico, y para comprar medicamentos el 15.9%.

El 11.2% dijo que no permitía que la mujer usara su sueldo propio con la intención de manejarlo. El 47.6% de los agresores no les decían a las víctimas cuánto ganaba, y el 28.2% le ha ocultado a la pareja las propiedades o bienes que posee.

El Código Civil de la República Dominicana, en su articulo 215, establece que los esposos no pueden, el uno sin el otro, disponer de derechos sobre los cuales esté asegurada la vivienda de la familia, ni de los bienes muebles que la guarnecen.

“Sabe dónde guarda los títulos de propiedades o no le permite acceso a ellos, el 24.1% no sabe dónde él guarda las los títulos de las propiedades”.

Al hacer una comparación con el último estudio realizado en 2023, con una población de 74 mujeres que reciben ayuda en el Pacam, la psicóloga dijo que las cifras se mantienen. “Por ejemplo: usa el dinero del modo que su pareja dice, el 44.59% así lo hace. Como la pareja dice por miedo a lo que él pudiera hacer”.

Igual el incumplimiento por las responsabilidades del hogar, el 33.78 dijo que el hombre no cumplía con ello.

De acuerdo con Zoraya Lara, siempre se ha creído que las únicas que sufren este tipo de violencia son las mujeres de escasos recursos y de baja escolaridad.

De acuerdo a su encuesta el 52.70 % de las mujeres tenía estudios universitarios y el 18.92 % posgrado o maestría. Y el 21.62 % bachiller.

Asimismo, el 28.38% eran empleadas privadas, el 24.32% con negocio independiente y el 13.51 % empleadas públicas. Solo el 10.81 % ama de casa y el 13. 51 % estudiantes. “Y fíjate, nada más había un 9.46 % que era desempleada”.

“Las mujeres, independientemente de su nivel económico, o sea, si trabaja o no, o independiente del nivel de escolaridad, la mujer es víctima de violencia, ya que la violencia se da en todos los niveles sociales y educativos”, explica la experta.

El estudio determinó que puede coexistir la violencia psicológica, física, sexual, económica, patrimonial y religiosa en una sola mujer.

Normalización de la violencia

¿Qué pasa cuando la mujer no reconoce o no se da cuenta que es víctima de violencia? Primero se da la normalización de la violencia. “Una mujer víctima de violencia en infancia que fue expuesta a la violencia en su hogar, maltrato, insultos, pelas o si su mamá fue víctima de violencia, ya con empieza esa victimización a temprana edad y la normaliza”, explica la presidenta de Pacam.

La psicóloga sostiene que, muchas veces, la victima ve a su agresor como parte de la familia, y que lo que acontece es parte de la relación de pareja; justifica, también minimiza con pensamientos como: “mi caso no es tan grave”, “eso no es violencia”, “él tiene mal temperamento”.

Dice que esa normalización es el pensamiento de que "es normal" que ocurra en toda la familia porque es lo que esa persona tiene como referencia. “Y por supuesto está la cultura machista que valida ese tipo de comportamiento”.

“Hay un aprendizaje desde muy temprana edad y dicen algunos científicos, neurocientíficos, que lo que las niñas y los niños viven entre los 8 y los 14 años aprenden y ese modelo lo replican en la etapa adulta, se da un proceso neurofisiológico”, explica.

Dice que así se reestructura el cerebro y esto trae entonces esa normalización y se justifica porque es lo común, es lo aprendido. “Fíjate que hacemos la pregunta si la mujer depende económicamente de la pareja y el 60.81 % dice que no. Y a pesar de eso,
también abusa porque la mujer tiene que disponer de los recursos que ella produce para también invertirlo en el hogar, invertirlo en los hijos”.

Esto resulta en una victimización. Hay casos donde la mujer se endeuda a causa de tener que buscar el dinero para pagos de casa, escolaridad, necesidades de los hijos y el agresor le hace creer a la víctima que es la responsable por malgastar y que ella es la que está mal.

“Hay muchas que buscan ayuda creyendo que verdaderamente están mal o que se están volviendo locas o que están locas”, afirma. “Y eso trae una alteración en el pensamiento de las mujeres y va afectando también su estima y se da una alteración de la identidad en ese sentido, ¿Quién soy yo? ¿Cómo es que estoy pensando?”.

Violencia a lo largo de la vida

En República Dominicana, el 68.8% de las mujeres mayores de 15 años han experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida, de acuerdo con la última Encuesta Experimental sobre la Situación de las Mujeres de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).

Sobre la violencia económica o patrimonial, se estima que el 29.1% de las mujeres entre los 15 y 65 años la sufrió. En detalle, según la ONE, el 31.8% corresponde a edades entre los 15 y 29 años.

Grupo de edades Violencia económica- patrimonial
15-29 31.8
30-64 29.5
65-más 21.9
Total  29.1
Fuente: ONE

A nivel del mundo, según la entidad de las Naciones Unidades dedicadas a la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres (ONU Mujeres), la mayoría de los actos de violencia contra las mujeres son perpetrados por sus esposos o parejas actuales o anteriores, con unas cifras que superan los 640 millones.

Aunque se ha determinado que la violencia, no importa el tipo, está presente no importa el nivel educativo, social o económico de la mujer, cuando se habla de ingresos y la pobreza, las mujeres sufren desigualdades. De acuerdo con el Banco Central, al 2024 la pobreza general masculina era de 12.5 %, mientras que la femenina de un 17.6 %.  Si se habla de salario, la brecha es de 20.9 %, entre los hombres y las mujeres.

Índice de feminidad por pobreza general y extrema (ONE – Banco central)

Año Pobreza general masculina Pobreza general femenina índice de feminidad de la pobreza general Pobreza extrema masculina Pobreza extrema femenina índice de feminidad de la pobreza extrema
2021 21.4 29.3 137.2 2.3 3.9 169.7
2022 19.2 26.0 135.6 2.2 3.3 145.5
2023 15.6 21.5 137.9 2.0 2.8 141.0
2024 12.5 17.6 140.5 1.6 2.1 135.4

Los hombres ganan más que las mujeres en cualquier edad, nivel educativo o tipo de trabajo según la ONU Mujeres. Indica que el 58 % de las mujeres trabaja en el sector informal y con acceso limitado a seguridad social, y 14 de cada 100 están dentro del sector de trabajo doméstico.

“Esta falta de empoderamiento económico, en conjunto con una discriminación generalizada de género y el reforzamiento de estereotipos tradicionales, afectan la capacidad de las mujeres en América Latina y el Caribe para participar equitativamente en todos los aspectos de la vida pública y privada, lograr el respeto a sus derechos, lograr el libre acceso a la justicia y a vivir vidas dignas”, indica al respecto el organismo internacional.

Cómo reconocer la violencia

Buscar ayuda. La recomendación es que la mujer busque asistencia psicológica con un especialista en el tema, dice Zoraya Lara.

“La mujer puede decir 'bueno, me humilla, me maltrata', pero no se da cuenta que un zarandeo, las amenazas, no percibe que es un intento de homicidio”, sostiene.

Se ejerce control de la salida, de las amistades, de las familias. La mujer puede estar aislada de su entorno social y familiar y no identificarlo.

Reconocer la violencia. La mujer tiene que identificar cuáles son los tipos de violencia que sufre, porque puede estar siendo víctima de varias al mismo tiempo (violencia física, violencia sexual o puede ser violencia psicológica y económico patrimonial).

“Entonces, hay que identificar, pero además, en la medida que hemos ido trabajando con mujeres, también hemos visto la violencia por control y la violencia por aislamiento. Y ese tipo de violencia, esas dos violencias… y por acecho, deteriora afectiva y cognitivamente a las mujeres”, afirma Lara.

Después que inicia el proceso de psicoterapia que se hace una evaluación. Esto puede arrojar resultados como depresión, síntomas de estrés postraumático, ansiedad, ataque de pánico. “Entonces, la mujer ahí es que se da cuenta de las consecuencias psicológicas de estar en una relación de violencia”.

No se está haciendo lo suficiente

Para la presidenta del Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas, desde el Estado no se está haciendo lo suficiente.

Considera que el Ministerio de la Mujer hace su trabajo, desde Presidencia se le da fondos para desarrollar programas, para las casas de acogidas. Sin embargo, entiende que el Ministerio Público no está recibiendo los fondos suficientes para también hacer su trabajo.

“Fíjate que el día pasado, la procuradora general de la República, igual el año pasado, se hablaba y hace años se está hablando de más de 70, 000 denuncias. Y mi pregunta es, ¿Qué asistencia se le está dando a esas 70,000 mujeres?”, indica.

Considera que hace falta prevención en las escuelas públicas y que no se siga proyectando la desvalorización de la mujer, la discriminación, y el odio en los medio de comunicación, así como un Ministerio Público que tenga los fondos suficientes para para hacer un plan de trabajo de protección y de persecución.

Lamenta la cantidad de feminicidios en lo que va de año (unas 19 mujeres han muerto desde enero de 2025 hasta la fecha) y la falta de acciones al respecto.

De acuerdo con datos del Ministerio Público, en 2024 se registraron 63 feminicidios íntimos y el 87 % de los casos no tenían denuncia.

Desde el 2017, los casos han disminuido, esto de acuerdo con datos de la Dirección Nacional Contra la Violencia de Género. En 2017 se registraron 107 feminicidios íntimos, en 2018 un total de 83, en 2019 unos 77, en 2020 sumaron 70, en 2021 ocurrieron 86, para el 2022 unos  63 y en el 2023 se produjeron 65.

Una historia para ayudar a otras

Al terminar de contar su historia, Flor insiste en que, si para esta publicación se hacia contacto con algún grupo de ayuda para victimas de violencia, les dijera que ella está dispuesta a ayudar, hablando de su caso, de los años de sufrimiento; "pero que hoy", asegura.

Aunque están ahí los recuerdos que no se superan fácilmente, sí puede ser ejemplo para otras de que se puede salir adelante y que puedan reconocer a tiempo que están siendo víctimas de algún tipo de violencia.

"Yo busqué uno (grupo de ayuda), pero no encontré", asegura. Sabe que existen, y por eso dice que ya está lista para ser parte de uno de ellos y ayudar a otras mujeres que sufren en manos de alguien en quien, como ella, depositó su confianza y su corazón en algún momento.

Katheryn Luna

Editora de Economía

Editora de Economía. Periodista. Comunicadora Social, con maestría en Comunicación Corporativa. Experiencia en temas educativos, salud, turismo, tránsito, transporte, gestión de desechos, agua y economía. Premios AIRD, Funglode, FIL, Indocal, Unicef, Juan Bosch, Raphy Durán y PEL.

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