La literatura, recurso revelador de la condición humana, recrea realidades en las que estructura elementos simbólicos y discursivos que inciden en la configuración identitaria de los pobladores de una región, país o comunidad. En ese contexto, Marivell Contreras deja emerger los versos que componen su poemario “Hilos del Caribe” y que develan el sincretismo identitario que late en sus venas y se refleja en su cabello. La autora se convierte en protagonista de la mayoría de los poemas, en los cuales se perciben el orgullo de su africanía y la resistencia ante los prejuicios derivados de la negación racial. Predominan en la obra los versos libres y un lenguaje sencillo, aunque cargado de la musicalidad, característica de este género.
El pelo crespo constituye uno de los rasgos identitarios más significativos del sujeto caribeño, aludiendo no solo a una herencia ancestral, sino también a la memoria de la opresión y del desarraigo histórico que conforman nuestro origen. Rasgo relevante que delata la trilogía étnica que confluyen en el procedente de esta región. Marivell conduce a través de sus versos hacia esa reminiscencia colectiva: el cabello, como emblema de feminidad y de rebeldía, que invita a mirar sin el velo impuesto por el complejo colonial al que alude Fanon (1952) en Piel negra, máscaras blancas.
En los poemas predominan las metáforas que, históricamente, han aludido al cabello de manera despectiva y que la autora retoma en la composición de sus versos a partir de sus vivencias como afrodescendiente en las distintas etapas de su vida. Lo hace en el contexto de una sociedad prejuiciosa que impone los patrones a seguir, en la que una parte de la población no se reconoce como negra, y camufla su cabello con el fin de parecerse al europeo, no sin antes censurar a quienes se aceptan y se muestran realmente de manera auténtica, sin avergonzarse de los atributos que delatan su procedencia.
En voz de Marivell se visibiliza el prejuicio que siempre se ha tenido hacia el cabello, especialmente, de la mujer, lo que se convierte en una forma de violencia simbólica. Los poemas constituyen una crítica a la sociedad que pretende desconocer los atributos físicos de su población femenina, mediante comentarios injuriosos que laceran su autoestima. Estas actuaciones conducen a una falsa reinterpretación identitaria, en la que la mujer no se reconoce como afrodescendiente porque no se asume ni taína, ni africana, ni europea.
Cada poema es parte vivencial de quien se resistió a camuflar sus rasgos distintivo de su descendencia, con el fin de asumir un perfil con el que no se sentía vinculada, en una época en que la mayoría de sus iguales lo aceptaban. Su voz recoge la postura de muchas mujeres que, como ella, fueron atípicas y se enfrentaron a las críticas, mostrando con orgullo la textura del cabello que realmente caracteriza al criollo dominicano.
En resumen, aunque en algún momento la poesía fue considerada por Mario Benedetti como la gran olvidada y la cenicienta de la literatura para la industria editorial; esta sigue siendo el alma del mundo por ser esencial para la humanidad. Leer poesía como la que recoge Hilos del Caribe, presentada en una estructura métrica sin artificios complejos y capaz de despertar empatía y reconocimiento de la identidad, puede convertirse en un recurso valioso para fortalecer la compresión, elevar la autoestima e invalidar juicios estereotipados en estos tiempos en que han resurgido posturas xenófobas, misóginas y afrofóbicas que se creían superadas.
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