Según la Academia, el leísmo se define como el ‘empleo de las formas le y les del pronombre átono para el complemento directo, en lugar de las formas lo, la, los y las’. Un par de ejemplos: Hablé por teléfono con mis hijos, pero no les veo desde hace un mes. / Diana quería que su marido le acompañara en el paseo. Esta práctica, muy común y aceptada en el habla de todos los sectores sociales en España, no es un fenómeno normal en ninguno de los países de Hispanoamérica donde se diría, con toda probabilidad, así: Hablé por teléfono con mis hijos, pero no los veo desde hace un mes. / Diana quería que su marido la acompañara en el paseo.
En el caso particular de la República Dominicana, se verifica cada vez más la difusión del leísmo en la lengua escrita y en el estilo formal de la lengua hablada. En ambos casos se siente más elegante que el uso tradicional precisamente por no ser lo habitual y cotidiano. En una reciente encuesta se puso de manifiesto que más del 90% de una amplia muestra de estudiantes de nivel universitario considera más refinado y respetuoso terminar una carta de solicitud de empleo con la despedida ‘Le saluda atentamente’ que con ‘Lo saluda atentamente’.
Esa intención respetuosa y de cortesía parece explicar la presencia del leísmo en fórmulas orales de saludo: Mucho gusto en conocerle. En ese sentido, el periodista, anfitrión de un programa de televisión en Santo Domingo, saludaba a su invitado con estas palabras: ‘Señor Embajador, bienvenido, es un placer para nosotros tenerle aquí’. Otras muestras de la televisión incluyen estos ejemplos: ‘Los diputados de la oposición amenazaran con interpelarle.’ ‘Para mí es un placer estar acompañándoles’.
A pesar de todo, en el habla natural y espontánea dominicana se sigue manteniendo la distinción tradicional entre las formas le y les para el complemento indirecto y lo, la, los y las para el directo. Es evidente que, en situaciones normales, el leísmo se siente extraño, raro. Resultaría muy chocante (y ridículamente presumido) escuchar a un fanático dominicano del béisbol formular una oración como esta: ‘Miguel no está enfermo, porque anoche yo le vi en el play.’
¿Es correcto preguntar ¿Qué tú quieres? en vez de ¿Qué quieres? o ¿Qué quieres tú?
Los lingüistas suelen decir que el español es una lengua con orden sintáctico SVO (sujeto – verbo – objeto) en la oración enunciativa. El ordenamiento considerado normal es ‘José ama a María’, ‘Tú lees un libro’. Y de acuerdo con las normas generales del español, en la formulación estándar de la oración interrogativa debe trasladarse el sujeto a la posición postverbal (‘¿Qué lees tú?’) o no se incluye por estar sobrentendido en la forma verbal (‘¿Qué lees?’).
Ahora bien, en el español de la región del Caribe, uno de los rasgos más representativos de la sintaxis es la no inversión del orden sujeto – verbo en la interrogación. Se escuchan en el habla espontánea de los distintos sectores sociales preguntas como ‘¿Cuánto ustedes cobran?’, ‘¿Qué tú dices?’, ‘¿Dónde usted va?’
En la República Dominicana, donde el saludo informal y espontáneo más frecuente es ‘¿Cómo tú tá?’, este tipo de estructura es corriente en el modo de hablar de las personas de todos los sectores de la sociedad. No se juzga errónea una pregunta como ‘¿Dónde tú vive(s)?’. Incluso, es posible agregar que las formas panhispánicas o propias del modelo general o estándar (¿Dónde vives tú? / ¿Dónde vives?) pueden sonar extrañas o poco espontáneas en el país. En un programa de televisión, un periodista preguntó al invitado del día: ‘¿Qué tú crees que va a ocurrir?’. Y, por escrito, en una encuesta patrocinada y diseñada por una universidad dominicana para investigar el problema de la violencia doméstica, una de las preguntas del cuestionario era esta: ‘¿Qué tipo de violencia usted ha sufrido?’
Muchos lingüistas piensan que, aunque se trata de un ordenamiento sintáctico ‘transgresor’, por así decir, de una norma vigente en el español tradicional o académico, no produce una estructura agramatical, es decir, no quebranta el sistema de la lengua española, que es variable, flexible, y generalmente admite más de una posibilidad. Hay que anotar, sin embargo, que en trabajos formales de carácter académico y en obras literarias muchos escritores tienden a preferir el mantenimiento del orden invertido oficial.
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