Emilia Pardo Bazán (1851–1921) fue una figura titánica de la literatura española, cuya influencia trascendió las fronteras de su tiempo. Escritora prolífica, ensayista aguda y activista incansable, Pardo Bazán no solo introdujo el naturalismo en España, sino que se destacó como una pionera en la defensa de los derechos de las mujeres, desafiando las convenciones sociales de su época con una determinación inquebrantable.
Nacida en el seno de una familia aristocrática en Galicia, Pardo Bazán tuvo acceso a una educación privilegiada, un privilegio inusual para las mujeres de su era, que nutrió su precoz interés por la literatura y la filosofía. Desde joven, su intelecto inquieto y su espíritu audaz la impulsaron a romper moldes.
En 1868, a la temprana edad de 16 años, contrajo matrimonio con José Quiroga en Galicia. Sin embargo, su residencia en Madrid, y posteriormente en Francia, le abrieron las puertas a las corrientes de pensamiento europeas más vanguardistas. Esta exposición internacional fue crucial para moldear su espíritu innovador y su visión de una España más europeizada, ideas que plasmaría en sus escritos y viajes.
Tras su separación en 1886, Pardo Bazán se dedicó por completo a la escritura y a la lucha por la igualdad de género. Su tenacidad y talento la llevaron a ocupar puestos de relevancia, como la presidencia de la Sección de Literatura del Ateneo de Madrid, un hito para una mujer en aquel entonces. En 1916, su nombramiento como catedrática de lenguas neolatinas en la Universidad Central fue un testimonio de su brillantez académica y un paso significativo para el acceso de las mujeres a la educación superior.
Su incursión en el ámbito literario comenzó con el notable Estudio crítico de Feijoo (1876), un trabajo que marcó el inicio de una carrera excepcional. Ese mismo año, el nacimiento de su primer hijo, Jaime, inspiraría su libro de poemas Jaime (1881), editado por su amigo Fernando Giner de los Ríos. Sus primeras novelas, como Pascual López. Autobiografía de un estudiante de medicina (1879), influida por Juan Valera, y Viaje de novios (1881), sentaron las bases de su estilo. No obstante, fue con la publicación de sus artículos en la revista La Época, recopilados posteriormente en La cuestión palpitante (1883), donde Pardo Bazán se consolidó como la figura principal del naturalismo literario en España, provocando un intenso debate intelectual.
La obra de Emilia Pardo Bazán se caracteriza por su valiente abordaje de temas como la condición femenina, la moral de la sociedad de su tiempo y una crítica social mordaz. Su estilo narrativo se distingue por una profunda observación psicológica de sus personajes y un agudo examen de las estructuras sociales y políticas de la época.
Su colección Cuentos de amor (1898) es un ejemplo paradigmático de su maestría, explorando las complejidades del amor y la venganza. Entre ellos, destaca El desquite, un relato que disecciona las motivaciones y consecuencias de la venganza en el contexto de una relación desigual. En este cuento, Pardo Bazán demuestra su interés por desentrañar las emociones humanas y las dinámicas de poder en las relaciones personales. La trama, centrada en una mujer que busca venganza tras una traición, ilustra la complejidad de los sentimientos y la lucha por la justicia personal, rasgos distintivos de su estilo literario y patentes en gran parte de sus escritos.
Dentro de la rica colección de Pardo Bazán, el cuento El desquite ofrece una oportunidad para una profunda reflexión sobre la percepción humana y el impacto de la apariencia física. Renombrado como "El hombre oculto ante los ojos del mundo", este relato nos sumerge en la vida de Trifón Liliosa, un hombre que, desde su nacimiento, carga con una deformidad física y la amarga realidad de la indiferencia social.
Trifón, huérfano de madre, nunca conoció el consuelo de una palabra amable. Su vida transcurrió en la sombra del rechazo, a pesar de su inmenso talento musical. Sus sueños de convertirse en un compositor reconocido se desvanecieron ante la cruda realidad de un mundo que lo juzgaba únicamente por su exterior. La historia de Trifón Liliosa es un espejo de la lucha interna entre el anhelo de aceptación y la lacerante realidad del desprecio. Las heridas, a menudo invisibles, carcomen el alma, apoderándose del ser y apagando la luz interior. Este constante menosprecio alimentó en Trifón un profundo resentimiento y una necesidad de venganza.
Su relación con María Vega, una joven inocente y sensible, se convierte en el escenario de su "desquite". A través de cartas anónimas, Trifón manipula los sentimientos de María, construyendo una ilusión de amor que solo existía en su mente. Sin embargo, la pureza y el amor desinteresado de María confrontan a Trifón con la realidad de sus propios sentimientos. La sinceridad de ella lo conmueve profundamente, impulsándolo a una reflexión sobre su vida y sus acciones. Este momento de vulnerabilidad revela que, más allá de su fachada de dureza, Trifón anhelaba ser amado y aceptado.
La historia de Trifón Liliosa nos invita a una profunda reflexión sobre cómo las apariencias pueden influir en nuestras relaciones y percepciones. Frecuentemente, juzgamos a las personas por su aspecto exterior, sin considerar su riqueza interior. Este prejuicio puede conducir al aislamiento, al sufrimiento y a la creación de barreras infranqueables entre los individuos. Además, el relato subraya la vital importancia de la empatía y la comprensión. María, al mostrar compasión hacia Trifón, le ofrece una oportunidad de redención y de experimentar un amor genuino. Su capacidad para ver más allá de la apariencia física es un poderoso recordatorio de que todos merecemos ser vistos y valorados por quienes somos en esencia.
En nuestra vida diaria, es imperativo cuestionar nuestros prejuicios y esforzarnos por conocer a las personas en su verdadera dimensión. Solo así podremos construir relaciones auténticas y contribuir a una sociedad más inclusiva y comprensiva.
___________________________________________________
La autora de este artículo es estudiante de la Licenciatura en Letras Puras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Compartir esta nota