He aquí dos voces dignas de interés en el español peninsular y americano, que tiene una trayectoria interesante y acepciones extremadamente disímiles. Más abajo se estudiará lo que se ha enunciado en las precedentes oraciones. En el desarrollo de este escrito se ampliará lo que se ha anunciado aquí.
Se notará que el hablante de español puertorriqueño ha atribuido a la palabra bicho una acepción que no se reconoce en todo el ámbito del español americano, ni siquiera es de uso general en el del español antillano, al que pertenece el español propio de los puertorriqueños.
Este fenómeno expuesto más arriba se repite en todas las variantes de español, claro con voces diferentes. Esto así, a pesar de la uniformización que se ha desarrollado últimamente en los espacios en los que domina la lengua española, aun cuando los medios supranacionales modernos de comunicación han progresado en grado superlativo.
La voz bicho posee una voz femenina, bicha, con significaciones que el masculino no tiene. Esto es importante resaltarlo porque es una manifestación más bien excepcional. Al femenino se le dará un espacio aparte para su consideración.
La voz bicho se conoce en castellano desde el año 1578. Proviene del latín vulgar y no del clásico. La opinión que cuenta con mayores patrocinadores es que proviene el gallego-portugués, donde existe desde el siglo XIII. De manera similar, de béstia, deriva bicha, conocida desde el año 1573. Breve diccionario etimológico de la lengua castellana (1967:95). La edición del DCECH de 1980 modera la redacción de la versión del este diccionario. Allí se lee, “… el castellano parece haber tomado bicho del portugués”. DCECH, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1980:580-2). No es conveniente adentrarse en las vertientes acerca de la evolución, pues alargaría demasiado este artículo.
En el español dominicano se ha notado que bicho se aplica con mayor frecuencia a los insectos; aunque se usa también para sabandijas y animales pequeños, sobre todo los que reptan. Eso es en el registro coloquial la acepción asentada por la Real Academia de la Lengua Española. Ese diccionario recoge en su redacción que bicho es “niño, muchacho” en El Salvador y Honduras. Más adelante se examinará lo que trae a este respecto el DA de 2010. Diccionario de americanismos (2010:246-7).
El DA asienta varias acepciones. En el norte de Colombia y Venezuela. “Objeto cualquiera que no se quiere mencionar”. En Cuba y Venezuela. “Parásitos intestinales”. En Chile. “Afición o deseo de hacer algo”. Para los fines de esta exposición, la acepción más importante es una que los dominicanos no reconocen, pero que es válida en seis países americanos, pene. Imagine el lío que se arma si un dominicano usa la palabra bicho delante de los hablantes cubanos o puertorriqueños que son sus vecinos naturales. }
El Tesoro del español de Puerto Rico trae una definición documentada del bicho en calidad de pene del año 1972 y la última de 2010. Entre esos años varios especialistas habían ofrecido palabras sinónimas o equivalentes para tipificar al pene o bicho puertorriqueño. Ha de tenerse en cuenta que el intercambio de todo género entre dominicanos y puertorriqueños comenzó después del año 1961 cuando se liberalizó el régimen de expedición de pasaportes dominicanos y la entrada de turistas provenientes de Puerto Rico.
Llama la atención que bicha no denote el sexo masculino en el español dominicano. Esto así porque en Cuba de acuerdo con lo que asegura Pichardo esa voz se corrompió y en su lugar se usó picha, por esa y por pija y pinga. Diccionario provincial casi razonado de voces cubanas (ed. 1875:507). De esas voces la que está vigente es pinga para miembro viril. Diccionario del español de Cuba (2000:420). Es probable que la caída de uso de bicha influyera en que no llegara al español dominicano; en su lugar se usa pinga.
Estas situaciones embarazosas se producen más que nada por el prurito de no publicar o estudiar las palabrotas o palabras malsonantes. Piense en el momento de veladas sonrisas y todo tipo de gestos que se producirían en una reunión en la que un extranjero diga que la República Dominicana exporta cueros finos, de calidad. Si usted no lo cree, consulte los artículos del académico de la lengua Diógenes Céspedes y las estadísticas recientes. Vea las acepciones de cuero en el DA. (2010:715); o consulte en línea. La polisemia le sorprenderá.
Luego de bicho, corresponde el turno a bicha. El femenino no tiene mejor suerte que el masculino, pues el habla es sexista. Esta voz, tan pronto es “mujer mala, prostituta”, como “mujer con la que se tiene relación amorosa”. Asimismo, es “pene” también, en contradicción con el género de cada una de estas voces. Por suerte en República Dominicana se usa para “niña pequeña”. Claro, si la niña en cuestión es pobre, es muy probable que pase a ser una carajita. Se utiliza para mencionar un animal cuyo nombre no se recuerda o no se quiere mencionar.
La voz bicha apareció en castellano un par de años antes que bicho. En otras lenguas romances tiene el mismo origen que en español; en francés biche; en italiano biscia. En francés significa cierva. La biscia del italiano se traduce al español, serpiente. En esa lengua es una serpiente no venenosa. El portugués bicho tiene origen común con las lenguas mencionadas. En portugués brasileño la voz bicha conserva algunas acepciones relacionados con lagartija, insecto y serpentear.
Con frecuencia las voces propias del habla de Venezuela también son de uso en las Antillas; bicha no es una excepción. En su acepción en tanto genital masculino y femenino se utiliza en los Andes y los Llanos de Venezuela. Debe llamarse la atención sobre el hecho de que sirve para nombrar el genital masculino, así como el femenino. Diccionario de venezolanismos (1983-I-110).
Más importante aún que lo anterior para bicha es como ha llegado a ser serpiente en español y la reputación que se le atribuye al reptante animal. A la serpiente se la tiene por metáfora, símbolo de la discordia y el engaño. Se entiende que es un animal astuto y representó al diablo persuadiendo a Eva en el episodio del pecado original; es la encarnación de espíritu maligno. Diccionario de símbolos (2017:408-12). Precisamente, para no mentar a satanás por su nombre se recurre a “la bicha”.
Con relación a la malignidad de la serpiente, es casi seguro que sea la religión cristiana la que haya contribuido a esta imagen; por lo menos en las culturas donde predominan las religiones de ese credo.
Para concluir con las dos vertientes de lo expuesto en este artículo es preciso volver al aspecto del léxico sexual como resultado de las acepciones populares de bicho y bicha en ese registro del habla. Además, revisar la simbología de la serpiente.
Con respecto al asunto sexual. Durante largo tiempo los diccionaristas fueron remisos para tratar las palabras soeces. Por suerte eso pertenece al pasado. Las palabras vulgares para denominar las partes pudendas del cuerpo dejaron de ser tema tabú. Hoy en día se acepta esa terminología como índice de la vitalidad de la lengua y riqueza de la imaginación popular. Las palabras consideradas obscenas ocupan su lugar y su momento para expresar cabalmente lo que se experimenta. En el calor del encuentro carnal las voces que surgen no son las refinadas, como las llama Cela. El factor emotivo reconoce instintivamente cuál tipo de palabra se aviene a la circunstancia. No hay que escandalizar.
En pueblos de creencia ajena al cristianismo la serpiente se la reconoce por ser un animal poderoso. Se deben resaltar aquí dos características de la serpiente que han atraído la atención del hombre, sobre todo del hombre primitivo. Una es la sinuosidad con la que se desplaza. La flexibilidad de su cuerpo, así como la capacidad para correr, trepar, nadar. No tiene patas, ni pelos, ni plumas. Encima de eso, cambia de piel. A lo largo de este escrito se ha hecho esfuerzo para mantener la ecuanimidad. El interés se centra en la lengua.
Roberto Guzmán en Acento.com.do