En el caso de Ballerina, la respuesta es un sí contundente, y gran parte del mérito recae en una actriz que ha demostrado no temerle a la acción física ni a la intensidad emocional: Ana de Armas.
Una heredera letal
Bajo la dirección de Len Wiseman (Underworld, Live Free or Die Hard), Ballerina logra establecer una identidad propia dentro del despiadado mundo creado por Chad Stahelski. Si bien mantiene el código visual de la franquicia —tonos fríos, estilización elegante, violencia coreografiada—, esta entrega se permite explorar una historia más íntima, más personal, pero no por eso menos brutal.
Ana de Armas interpreta a Eve Macarro, una joven criada y entrenada por los Ruska Roma, el mismo grupo que moldeó a John Wick. Lo que diferencia a Eve no es solo su entrenamiento extremo, sino el profundo trauma que la impulsa: la búsqueda de venganza por el asesinato de su padre. Ballerina toma ese deseo visceral y lo convierte en una danza de sangre, pólvora y gracia violenta.
Acción como arte visual
Si algo define a esta entrega es su fusión entre ballet clásico y combate físico extremo. Las secuencias de acción no son simples tiroteos: son coreografías donde cada giro, cada disparo y cada patada parecen parte de una pieza musical. Es un homenaje al cuerpo en movimiento como arma, y ahí Ana de Armas se luce. Su entrega física es absoluta —hay ecos de Nikita y Red Sparrow, pero con un ritmo propio y más estilizado—. Las comparaciones con Keanu Reeves son inevitables, pero De Armas no imita: ella reclama su propio trono en este universo.
El peso del legado
El filme se sitúa entre los eventos de John Wick: Capítulo 3 y Capítulo 4, lo que permite cameos y conexiones sin que la historia dependa por completo del personaje principal. Keanu Reeves aparece como John Wick, sí, pero como figura secundaria. También regresan Ian McShane como Winston, Anjelica Huston como La Directora, y el querido Lance Reddick en su última interpretación como Charon, en una participación que se siente tanto homenaje como despedida.
Además, se suma Norman Reedus como un antagonista enigmático, cuya presencia añade una capa de peligro inesperado. Su personaje, Daniel Pine, se mantiene envuelto en sombras, alimentando el suspenso y dejando espacio para futuras entregas.
Una expansión que respeta las reglas del juego
El guion, escrito por Shay Hatten, veterano del universo Wick, se enfoca más en la construcción emocional de Eve que en la mitología del “Continental” o las reglas del Alto Mando. Sin embargo, el mundo sigue ahí: con sus códigos, sus rituales, sus relojes de arena y sus monedas doradas. Ballerina no rompe las reglas, pero juega con ellas desde una perspectiva femenina, más contenida, más íntima, pero igual de letal.
Curiosidades que elevan la experiencia
- Ana de Armas pidió participar en la elección del director y revisó personalmente el guion.
- La acción fue diseñada para mezclar ballet con artes marciales y cuerpo a cuerpo. Ana entrenó durante meses en danza clásica y combate.
- Esta es la última aparición de Lance Reddick, fallecido en 2023, lo que otorga al filme un tono emotivo inevitable.
- La película dura dos horas, pero la edición y el ritmo hacen que se sientan como un suspiro letal.
Veredicto
Ballerina no es solo un spin-off: es una declaración de intenciones. Ana de Armas no solo está a la altura: en muchos sentidos, eleva el nivel del universo de John Wick. Con acción estilizada, una protagonista poderosa y un enfoque visualmente deslumbrante, Ballerina es una joya sangrienta que demuestra que este universo aún tiene mucho que ofrecer.
Recomendada para fans del cine de acción, amantes de coreografías visuales extremas, y quienes buscan personajes femeninos con peso, profundidad… y gatillo fácil.
Y si te atrapó la intensidad visceral de películas como The Raid, aquí vas a encontrar algo muy similar: una acción despiadada, física, precisa, sin respiro. Ballerina es la fusión perfecta entre la danza y la demolición.
Una coreografía de violencia donde cada golpe tiene ritmo… y cada muerte, estilo.
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