
"Este ha sido nuestro auto familiar durante tres años, y ha sido un sueño hecho realidad", dice Ben Kilbey mientras me muestra su reluciente Tesla Model Y blanco perla.
Ben es un firme defensor de los autos eléctricos. Dirige una empresa de comunicación que promueve negocios sostenibles en Reino Unido.
Sin embargo, ahora afirma que se tiene que deshacer de su Model Y porque desaprueba vehementemente las acciones del director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, en especial su gestión del despido de empleados del gobierno estadounidense.
"No soy partidario de la polarización ni de hacer las cosas sin amabilidad", asegura. "Hay maneras de hacer las cosas que no excluyen ni menosprecian a las personas. No me gusta el menosprecio".
Ben forma parte de una reacción más amplia contra el jefe de Tesla que parece haber cobrado fuerza en las últimas semanas, desde que Musk fue nombrado director del controvertido Departamento para la Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), encargado de recortar el gasto del gobierno federal de EE.UU.

Musk también ha intervenido en política internacional, apareciendo por video en un mitin del partido de extrema derecha Alternativa por Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) antes de las elecciones parlamentarias en ese país, además de lanzar ataques por redes sociales contra políticos británicos, incluido el primer ministro Keir Starmer.
Para algunos que no comparten su opinión, la situación se ha vuelto abrumadora.
Se han producido protestas frente a decenas de concesionarios de Tesla, no solo en Estados Unidos, sino también en Canadá, Reino Unido, Alemania y Portugal.
Aunque la mayoría fueron pacíficas, se han registrado casos de vandalismo en salas de exposición, estaciones de carga y vehículos.
En incidentes separados en Francia y Alemania, varios coches fueron incendiados.
En EE.UU., el Tesla Cybertruck, una camioneta metálica angular, parece haberse convertido en un imán para el sentimiento antiMusk.
Varios videos en redes sociales mostraron vehículos pintados con esvásticas, cubiertos de basura o utilizados como rampas para patinetas.

El presidente de EE.UU., Donald Trump, no tardó en mostrar su apoyo a Tesla, permitiendo que la compañía exhibiera sus vehículos frente a la Casa Blanca y comprometiéndose a comprar uno.
El mandatario afirmó, además, que la violencia contra salones de exhibición de autos en EE.UU. debería considerarse "terrorismo doméstico".
Musk también ha sido inequívoco en su respuesta.
"Este nivel de violencia es una locura y profundamente erróneo", declaró en una entrevista reciente con Fox News.
"Tesla simplemente fabrica coches eléctricos y no ha hecho nada para merecer estos ataques perversos", añadió.
Lo que resulta difícil de cuantificar es el impacto exacto que todo esto ha tenido en Tesla como empresa, y hasta qué punto las opiniones y la participación de Musk en el gobierno de Trump han afectado a la marca y alejado a algunos compradores tradicionales de vehículos eléctricos.
De ser así, ¿podrá Tesla realmente crecer sobre su éxito pasado con Musk al mando?
La figura principal de la compañía
Hace dos décadas, Tesla era una pequeña startup de Silicon Valley, con unos pocos empleados y el gran sueño de revolucionar la industria automotriz.
Hoy es el fabricante de vehículos eléctricos con más ventas en un mercado global en crecimiento, con gigantescas fábricas en todo el mundo.
También se le atribuye haber demostrado que los vehículos eléctricos pueden ser rápidos, potentes, divertidos y prácticos.
Musk, la figura principal de la compañía, ha impulsado todo esto desde que se unió a Tesla en 2004 como presidente y principal inversor.
Se convirtió en director ejecutivo cuatro años después, cargo que ha ocupado durante todo el ascenso de la compañía.
"Tesla fue pionera", afirma Stephanie Valdez Streaty, directora de análisis del sector en Cox Automotive, empresa de marketing y software para el sector automotriz.
"Consiguieron popularizar los vehículos eléctricos, lograron que otros fabricantes comenzaran a invertir y realmente generaron mucha conciencia".
Es fácil olvidar que en el pasado los autos eléctricos fueron ridiculizados por ser lentos, aburridos y poco prácticos, con una autonomía mínima entre cargas.
El Tesla Model S, que salió a la venta en 2012, ofrecía el rendimiento de un deportivo y una autonomía de más de 400 kilómetros.
Desempeñó un papel clave en el cambio de percepción y sentó las bases para un rápido crecimiento.
Hoy en día, Tesla no es solo un fabricante de vehículos eléctricos.
Ha invertido fuertemente en sistemas de conducción autónoma, con el objetivo de construir flotas de "robotaxis" sin conductor.
También cuenta con un negocio de almacenamiento de energía en rápido crecimiento y está desarrollando un robot humanoide de propósito general, conocido como Optimus.
Al igual que el difunto Steve Jobs en Apple, Musk se convirtió en la personificación de su marca, siempre presente como líder en eventos corporativos y lanzamientos de productos, con una base de seguidores fieles entre los entusiastas de los vehículos eléctricos.
Pero recientemente, el defensor de la tecnología sostenible se ha vuelto igualmente conocido por promover sus opiniones políticas, ampliándolas a través de su propia red social, X.
Al mismo tiempo, la propia Tesla se enfrenta a crecientes desafíos.
¿Realmente Musk ha perjudicado a Tesla?
Aunque su Model Y fue el auto más vendido a nivel mundial el año pasado, las ventas totales cayeron por primera vez en más de una década, de 1,81 millones a 1,79 millones de unidades.
El descenso fue relativamente leve, y Tesla mantuvo su posición como el fabricante de vehículos eléctricos con más ventas en el mundo.
Sin embargo, para una empresa centrada en el crecimiento, generó alarma.
Las ganancias en 2024 también disminuyeron.
Este año comenzó mal, especialmente en Europa, donde se registró una caída del 45% en las nuevas matriculaciones en enero en comparación con el mismo mes de 2024.
En febrero hubo nuevos descensos en los principales mercados europeos —salvo Reino Unido—, así como en Australia.
Mientras tanto, los envíos de autos Tesla fabricados en China, que se producen para su venta tanto en el país asiático como en el extranjero, bajaron más de un 49% en el segundo mes del año.

A principios de marzo, Joseph Spak, analista de Wall Street del banco suizo UBS, publicó una nota de investigación en la que predijo una reducción del 5% en las ventas mundiales de Tesla este año.
Este pronóstico, que contradecía las expectativas del mercado de un crecimiento del 10%, contribuyó a la disminución del precio de las acciones de Tesla. Cayó 15% en un solo día, y en lo que va del año la desvalorización ronda el 40%.
Las ventas pueden bajar por muchas razones, y personas dentro de Tesla han sugerido que esto era previsible mientras la compañía se preparaba para el lanzamiento del nuevo Model Y, con los clientes potenciales esperando la última versión.
Sin embargo, una investigación de la firma de monitoreo de marcas Morning Consult Intelligence sugiere que las actividades de Musk han perjudicado a Tesla, especialmente en la Unión Europea y Canadá, aunque no en China, que sigue siendo uno de sus principales mercados.
En EE.UU., afirma, la situación es más matizada, ya que muchos consumidores aprueban los recortes de DOGE en el gasto público.
Sin embargo, añade: "Musk podría estar desalentando a los consumidores estadounidenses con más probabilidades de comprar un Tesla. Entre los consumidores de altos ingresos que afirman tener previsto comprar un vehículo eléctrico en el futuro, Tesla ocupa ahora una posición inferior a la de sus competidores en comparación con el año pasado".
Tesla no respondió a las preguntas de la BBC sobre la disminución de sus ventas.
Pero expertos creen que los problemas de Tesla van más allá de las simples dudas sobre la imagen pública de su director ejecutivo.
Modelos percibidos como anticuados y competencia en el extranjero
La gama de modelos de Tesla, que en su momento fue vanguardista, ahora resulta poco inspiradora.
El otrora innovador Model S está a la venta desde 2012, el Model X desde 2015. Incluso los más recientes y asequibles Model 3 y Model Y empiezan a parecer anticuados en un mercado cada vez más competitivo.
"Si nos fijamos en su gama de productos, no han presentado ningún modelo nuevo recientemente, salvo el Cybertruck, que es realmente de nicho", afirma Valdez Streaty.
"Han renovado el Model Y, pero no ha supuesto un gran impacto. Y hay mucha más competencia".
Peter Wells, director del Centro de Investigación de la Industria Automotriz de la Universidad de Cardiff, opina lo mismo: "No hemos visto el nivel de innovación en cuanto a la gama de productos que quizás Elon Musk debería haber buscado. Creo que ese es gran parte de su problema".
La competencia proviene de varios lugares.
Los fabricantes tradicionales han invertido enormes sumas en la transición hacia la producción de vehículos eléctricos, con empresas como las coreanas Kia y Hyundai labrándose una reputación cada vez mayor por fabricar autos a batería de alta calidad.
Al mismo tiempo, han surgido diversas marcas de vehículos eléctricos en China.
Entre ellas se encuentra BYD, que se ha expandido rápidamente ofreciendo autos de buen rendimiento a precios bajos, así como las marcas más exclusivas Xpeng y Nio, que se han centrado en el lujo y la tecnología avanzada.
"China ofrece incentivos y subvenciones increíbles para los vehículos eléctricos", afirma Valdez Streaty.
"Se puede observar cómo las empresas chinas, especialmente BYD, siguen creciendo no solo en China, sino también en otras partes del mundo. Esto sin duda representa una gran amenaza, no solo para Tesla, sino también para otros fabricantes", agrega.
La magnitud de esta amenaza quedó demostrada a mediados de marzo, cuando BYD anunció el desarrollo de un sistema de carga ultrarrápida que proporcionaría a los vehículos una autonomía de 402 kilómetros en tan solo cinco minutos, significativamente más rápido que la propia red de supercargadores de Tesla.
La incógnita de los robotaxis
Los comentarios de Musk durante las presentaciones de resultados de Tesla sugieren que sus prioridades están en otras áreas, especialmente en los vehículos autónomos.
En enero, afirmó que Tesla contaría con un servicio de robotaxis en Texas para junio.
Sin embargo, esto generó una respuesta cínica por parte de algunos comentaristas, quienes señalaron que Musk lleva mucho tiempo prometiendo este tipo de cosas.
En 2019, por ejemplo, afirmó que en un año habría un millón de Teslas en circulación capaces de actuar como robotaxis.
Mientras tanto, el paquete de "Conducción Autónoma Total" de Tesla, disponible para los compradores de sus vehículos, sigue siendo un sistema que requiere que quien está al volante preste atención en todo momento.
"Cada año recibimos una nueva promesa de Elon Musk sobre cómo sus autos autónomos están a la vuelta de la esquina. El problema es que nunca parecen encontrar la curva de la que salir", apunta Jay Nagley, de la consultora automotriz Redspy.
¿Está Musk girando demasiados platos?
Podría decirse que Tesla necesita un liderazgo fuerte ahora mismo.
Pero, independientemente de su postura política, el director ejecutivo está manejando muchos asuntos.
Posee o dirige diversas empresas, en particular su red social X; la empresa de inteligencia artificial xAI; y la empresa espacial privada SpaceX, que ha experimentado fallos en los dos últimos lanzamientos de su gigantesco cohete Starship.
En una entrevista reciente con Fox Business, al preguntársele cómo compaginaba todo esto con su nuevo cargo en el gobierno, Musk respondió: "Con gran dificultad".

"Es difícil determinar con exactitud en qué medida Musk gestiona Tesla de forma directa hoy en día", afirma Wells.
"Si toma decisiones clave sobre aspectos como la colocación de productos, la ubicación de las fábricas, etcétera, esas decisiones deben ser correctas. Y creo que se necesita a alguien con un compromiso práctico y absoluto para comprender la industria automotriz y tomar esas decisiones correctamente", añade.
Desde que se unió a Tesla en 2004, la posición de Elon Musk ha sido inexpugnable. No hay indicios claros de que esto cambie.
Sigue siendo el mayor accionista individual de la compañía, con una participación del 13%, que actualmente supera los US$95.000 millones.
Esta cifra se ve prácticamente igualada por las participaciones combinadas de los gigantes de la inversión Vanguard y BlackRock, mientras que otras instituciones financieras, como State Street Bank y Morgan Stanley, poseen participaciones menores.
Para estos inversores, las recientes caídas del precio de las acciones resultarán desalentadoras.
De todas formas, siguen siendo casi un 30% más altas que hace un año.
De hecho, la reciente baja simplemente ha borrado los efectos de un aumento dramático que ocurrió inmediatamente después de la elección, que casi duplicó la valoración de mercado de Tesla.
Sangre nueva en la cima
Tesla sigue valorada en más de 100 veces sus beneficios, un margen mucho mayor que el de rivales automotrices como Ford, General Motors o Toyota, lo que sugiere que los accionistas siguen depositando sus esperanzas en los avances tecnológicos y el rápido crecimiento.
"Tesla está siendo valorada como una empresa que o bien dominará el mercado de los vehículos eléctricos —lo que claramente no va a suceder, dada la fortaleza de los fabricantes chinos— o bien dominará el de los robotaxis y los vehículos autónomos", explica Nagley.
Ninguno de los principales inversores parece estar presionando por un cambio en este momento, aunque en entrevistas con los medios esta semana, un accionista de larga data convertido en un crítico acérrimo, el gestor de fondos de inversión Ross Gerber, pidió la dimisión de Musk.
Analistas señalan que la empresa se beneficiaría de una nueva figura en la cúpula directiva.
"Un nuevo director ejecutivo para Tesla sería, sin duda, lo mejor para la empresa en este momento", sostiene Matthias Schmidt, de Schmidt Automotive Research.
"Abordaría el contagio tóxico de Musk, ofrecería una solución al conflicto de intereses en relación con su puesto en DOGE y permitiría a un director ejecutivo dedicado centrarse por completo en su trabajo".
"Creo que esa es la dirección clara en este momento", dice Wells.
"Creo que necesitan a alguien con sólida experiencia en automóviles. Alguien que sepa cómo racionalizar el negocio", agrega.
"Necesita un cambio de rumbo significativo ahora mismo", opina Wells.

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