Gustavo Zuluaga se despierta todos los días a las 4:30 a.m. y lo primero que ve por su ventana es la torre The Shard, el rascacielos más alto de Londres, un emblema de la ciudad.
Este migrante colombiano trabaja desde hace 9 años en el equipo de limpieza del edificio, pero hace dos meses se le asignó una tarea adicional.
The Shard le pidió que pintara un cuadro que sirviera de inspiración para las luces electrónicas que iluminan la cúspide de la torre en esta Navidad.
Era la oportunidad que estaba esperando, así que aceptó el reto.
"Sabía que tenía que hacer algo a la altura de este edificio", le dice a BBC Mundo.
"Me cambió la vida"
Gustavo es de Tuluá, un municipio en el occidente de Colombia.
Salió del país en el año 2000 "en busca de nuevas oportunidades". Estuvo primero en España y desde 2012 se radicó en Londres.
En Colombia trabajaba en labores del campo y, como parte de una familia de artistas, desde los 18 años dedicaba parte de su tiempo a la pintura, su gran pasión.
Cuando migró, sin embargo, dejó de pintar.
"Llevaba más de 20 años sin agarrar un pincel, hasta que en la pandemia, gracias a mi hija, volví a pintar", dice.
"Ella compró unos lienzos y me pidió que le ayudara a terminar una pintura. Desde entonces, ya no he parado de pintar".
Desde hace dos años comenzó a mostrarles sus obras a sus compañeros de trabajo, con la esperanza de que alguien se interesara en su obra y le permitiera exponer su cuadros.
Y este año se le cumplió el sueño.
Un compañero le mostró las pinturas de Gustavo al equipo de márketing de The Shard y, al ver su talento, le pidieron lo que hoy es la obra más importante de su carrera artística.
"Me cambió la vida", dice. "Ahora el teléfono no para de sonar, me piden entrevistas, me escriben por las redes, salgo en la televisión, en podcasts…".
Además, le ha servido para sentirse más cerca de Colombia.
Gracias a su logro, Gustavo se ha vuelto a contactar con amigos y familiares con los que hace tiempo no hablaba, y que ahora lo llaman y le escriben para felicitarlo.
"De Colombia extraño la unión familiar, los amigos, en especial en una época como la Navidad", dice con nostalgia.
"Es duro salir del país, pero para mí es un orgullo representar a Colombia con esta obra".
Un símbolo de Londres
The Shard es un edificio de 95 pisos y 309 m de altura, ubicado a orillas del río Támesis, entre los famosos London Bridge y Tower Bridge, en el corazón de la ciudad.
Ahí funcionan oficinas de empresas tecnológicas y financieras, restaurantes y bares de lujo, así como apartamentos y un hotel cinco estrellas.
En inglés, la palabra "shard" significa astilla. De ahí el nombre de la torre, que parece una afilida esquirla de vidrio.
Es obra del arquitecto italiano Renzo Piano, que también diseñó edificios icónicos como el Centro Pompidou en París, el Museo de Arte Moderno de Estambul o la sede de The New York Times en Nueva York.
Gustavo trabaja en The Shard de lunes a viernes de 5:30 a.m. a 2 p.m. y luego de 5 p.m. a 9 p.m. Se dedica principalmente a limpiar oficinas y zonas comunes.
Los fines de semana, sin embargo, los dedica al arte.
"Sábados y domingos me encierro a pintar", dice.
"Aquí en Londres es muy difícil tener un estudio, así que pongo mis pinturas en el comedor, pongo musiquita y arranco a pintar sin parar".
Así fue como creó "Luces de Navidad", un óleo sobre lienzo que luego un grupo de ingenieros transformó en un show de cinco minutos de luces animadas que brillan en la punta de The Shard.
Junto al show inspirado en la pintura de Gustavo, también se exhiben las obras de otros 11 empleados de The Shard, que fueron seleccionados por concurso.
Las 12 animaciones conforman un espectáculo de una hora que se repite cada madrugada y cada noche hasta el 31 de diciembre.
"Insistir y no desfallecer"
Gustavo se inspiró en la vista privilegiada que tiene desde su apartamento para pintar el cuadro.
"Desde mi ventana se ve todo el edificio, se ven unos atardeceres hermosos".
Así, pintó la torre puntiaguda llena de colores vivos y cálidos, con un estilo que él define como "expresionista".
Y fue justo desde su ventana que vio por primera vez su óleo convertido en luces.
Durante una reunión familiar, celebrando el cumpleaños de su esposa, Gustavo se asomó por la ventana y, por casualidad, vio las luces en acción durante una prueba, días antes de la inauguración oficial de la iluminación navideña de The Shard.
"Hasta ese momento no me había dado cuenta de la dimensión del proyecto", dice.
"No me creía que yo hubiera hecho algo que ahora va a ver todo el mundo, quedé en shock".
Por estos días, además de su trabajo intenso, Gustavo saca tiempo para dar entrevistas, participar en sesiones de fotos, hablar de su obra en una exposición que preparó el edificio, y, por supuesto, seguir pintando.
Y, en medio de sus días agitados, le queda tiempo para reflexionar.
"Esta obra es la muestra de que las cosas no pasan por casualidad", dice.
"Hay que buscarlas con empeño, para triunfar hay que insistir y no desfallecer".
Con reportería adicional de Agustina Latourrette, del equipo de video de BBC Mundo.
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