La primera portada de cómic de Superman en 1938.
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La primera portada de cómic de Superman en 1938.

Desde que se estrenaron los primeros tráilers de la nueva película de Superman de James Gunn, los fans de los superhéroes han estado debatiendo en línea sobre si el Hombre de Acero interpretado por David Corenswet es fiel al de los cómics.

¿Es demasiado pesimista? ¿Es demasiado progresista? ¿Debería seguir usando bañador rojo sobre sus mallas azules? En el trasfondo de estos debates todos están de acuerdo en que algunos detalles son innegociables: Superman tiene que ser más rápido que una bala y más poderoso que una locomotora.

Debe provenir del planeta Kriptón y vivir en una ciudad llamada Metrópolis. Y debe enamorarse de Lois Lane. Además, también debería ser noble y íntegro, y quizás un poco aburrido.

Mientras que personajes como Batman y Lobezno son populares porque rompen las reglas, Superman tiene que ser un tipo amable, respetuoso y honrado, típico de Estados Unidos.

Pero esto no siempre fue así. Las primeras tiras de Superman fueron escritas por Jerry Siegel, dibujadas por Joe Shuster y publicadas en la revista Action Comics en 1938 por DC (o National Allied, como se llamaba entonces la compañía). En ellas, era un personaje más rebelde y, en cierto modo, más moderno.

"Era un Superman implacable, que creaba sus propias leyes y las aplicaba a puñetazos, que intimidaba alegremente a sus enemigos con una sonrisa maliciosa y una mirada siniestra", afirma Mark Waid, guionista e historiador de cómics, en la introducción a un volumen de reimpresiones clásicas de Action Comics.

"No era un superpolicía. Era un superanarquista".

Si este Superman rebelde y alborotador fuera presentado hoy, sería aclamado como uno de los superhéroes más subversivos que existen.

La primera portada de cómic de Superman en 1938
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La primera portada de cómic de Superman en 1938, cuando fue concebido como un anarquista rebelde.

"Un socialista violento"

"No tenía ni idea de que el personaje fuera así hasta que empecé a escribir mi libro", dice Paul S. Hirsch, autor de "Pulp Empire: Una historia secreta del imperialismo del cómic". "Pero me quedé alucinado cuando lo vi. Es esencialmente un socialista violento".

Los primeros números de Action Comics confirman esta afirmación. Cuando hay problemas que resolver, Superman derriba puertas y cuelga a sospechosos desde ventanas de quintos pisos y, mientras lo hace, lanza bromas muy entusiastas como : "¿Ves con qué facilidad te aplasto el reloj en la palma de la mano? ¡Te haré lo mismo en el cuello!".

Algunas de las personas que son maltratadas por este forajido bullicioso son mafiosos armados, pero por lo general son un tipo de villano menos glamoroso: un maltratador doméstico o un superintendente de orfanato cruel con los niños. Y la mayoría son tan ricos que no necesitan robar bancos.

Está el dueño de una mina que escatima en medidas de seguridad, el magnate de la construcción que sabotea los edificios de la competencia o el político que compra un periódico para convertirlo en propaganda.

Más que un típico luchador uniformado contra el crimen, el Superman de 1938 era un revolucionario de izquierda.

La transformación de Superman

"Me encantan esos viejos números", declara a la BBC Matthew K. Manning, el autor de "Superman: La Guía Definitiva y Cuentos de Ciencia Ficción de John Carpenter". "Son claramente obra de jóvenes frustrados por las injusticias del mundo, y con razón".

"Recordemos que eran dos hombres judíos que alcanzaban la edad adulta justo antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Había muchas razones para estar enojados. Y de repente, tenían a este personaje capaz de expresar sus preocupaciones y exigir responsabilidades a los corruptos".

Siegel y Shuster eran compañeros de clase en Cleveland, Ohio. Habiendo crecido durante la Gran Depresión, definieron a Superman en el primer número de Action Comics como un "campeón de los oprimidos… que juró dedicar su existencia a ayudar a los necesitados".

"Éramos niños y si queríamos ver una película teníamos que vender botellas de leche, así que nos sentíamos como si estuviéramos en lo más bajo y pudiéramos empatizar con la gente", dice Siegel en "Superman: La Historia Completa", de Les Daniels.

"Superman surgió de nuestros sentimientos sobre la vida. Y por eso, cuando vimos tantas tiras similares, sentimos que quizás imitaban el formato de Superman, pero algo faltaba: esa tremenda compasión que Joe y yo sentíamos por los oprimidos".

No es que Siegel y Shuster fueran los únicos profesionales del cómic con opiniones tan liberales. "La industria del cómic se fundó principalmente por personas a las que se les prohibía trabajar en campos más legitimados", explica Hirsch a la BBC, "por ser judíos, inmigrantes, personas de color o mujeres".

"Era un gueto creativo donde acabaron muchas personas con talento porque no conseguían un trabajo publicitario en Madison Avenue ni podían escribir para la revista Life. Muchas de esas personas eran radicales, o al menos no convencionales, y DC fue fundada por hombres que encajaban en ese molde: hombres que habían sido inmigrantes recientes, hombres con simpatías izquierdistas por haber crecido en la ciudad de Nueva York en aquella época".

Otra portada del cómic de Superman
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A medida que Superman evolucionó, las historias se volvieron menos conscientes socialmente y se centraron más en villanos fantásticos y su relación con Lois Lane

Aun así, pocos personajes de cómic fueron tan militantes como Superman. En uno de sus primeros números, derriba una hilera de viviendas precarias para obligar a las autoridades a construir unas mejores (una estrategia arriesgada, claro).

En otro, se enfrenta a la industria del juego de la ciudad porque está llevando a la ruina a los adictos. Y en otro, declara la guerra a todos los que considera responsables de muertes en accidentes de tráfico.

Aterroriza a conductores imprudentes, secuestra al alcalde que no ha hecho cumplir las leyes de tráfico, destroza las existencias de un concesionario de coches de segunda mano y destroza una fábrica donde se ensamblan coches defectuosos.

"Es porque se usan metales y piezas de inferior calidad para obtener mayores beneficios a costa de vidas humanas", le informa al propietario.

¿Eran estrictamente legales las campañas de protesta de acción directa de Superman? No, pero eran una diversión desenfrenada y decididamente política, y casi 90 años después, siguen siendo un fascinante relato a pie de calle de la vida urbana estadounidense de la década de 1930.

Sin embargo, demasiado pronto, Superman centró su atención en científicos locos y monstruos gigantes, alejándose de las masas desfavorecidas de Metrópolis.

Tras unos cuantos números, sus "oponentes eran todos de proporciones descomunales, y si bien eso dio lugar a cómics emocionantes, sus días de cruzada social se estaban convirtiendo en cosa del pasado", escribe Waid.

¿Por qué se convirtió en un superhéroe diferente?

¿Cuál fue la kriptonita que minó la conciencia social de Superman? Hirsch argumenta que fue una combinación de dos elementos. Uno fue el "ablandamiento" que ocurre cuando las ventas de cualquier propiedad comercial aumentan sin parar.

"Superman es increíblemente popular desde el momento en que obtienen las cifras de ventas del primer número", dice. "Así que de repente se dan cuenta de lo que tienen entre manos y no quieren arriesgarlo. Jack Liebowitz, el presidente de DC, ve que pueden vender fundas de almohada y pijamas de Superman, pero si Superman anda por ahí tirando gente por las ventanas y amenazando con ponerles barras de hierro alrededor del cuello, no va a funcionar".

Junto con la conocida historia de una gran estrella que se vende, "lo que finalmente pone fin a la vena radical de Superman es el comienzo de la guerra", dice Hirsch.

"Todos los inmigrantes y personas no blancas que trabajaban en esta industria querían ser vistos como patriotas. Y tiene sentido. Eso era lo que había que hacer para encajar. Y, aún más práctico, eso era lo que había que hacer para conseguir la ración de papel [para imprimir revistas]. Si hacías cosas que molestaban al gobierno en 1941, quizá no conseguías tu pulpa de madera".

Otro factor, más personal, fue que Siegel y Shuster perdieron el control de su creación. El deterioro de la vista de Shuster lo obligó a dejar que otros artistas se encargaran del dibujo, y el reclutamiento de Siegel en el ejército en 1943 redujo el tiempo que tenía para trabajar en los guiones. Pero lo peor estaba por venir.

Tras vender los derechos de Superman por 130 dólares en 1938, ambos fueron tratados por DC como jornaleros, en lugar de como innovadores venerados, y en 1947 intentaron, sin éxito, recuperar esos derechos en los tribunales.

En retrospectiva, resulta tristemente irónico que esas primeras historias fueran sobre peces gordos explotadores que recibían su merecido. Siegel y Shuster habrían tenido a un defensor de los oprimidos a su lado.

Superman en la nueva película de James Gunn
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David Corenswet como Superman en la nueva película de James Gunn.

Aun así, después de la Segunda Guerra Mundial, Superman no era el tipo de superhéroe que se enfrentaría a una editorial conspiradora. "Superman evoluciona constantemente con el tiempo, y eso no siempre ha sido para mejor", afirma Manning.

"Durante la era McCarthy de los años 50, cuando los padres quemaban cómics y el Congreso culpaba a los cómics de la delincuencia juvenil, las editoriales se vieron obligadas a autorregular su contenido bajo el sello de la Autoridad del Código del Cómic. Este sello aparecía en la portada de cada cómic aprobado, marcándolo como 'seguro' para niños".

"Aunque ya se había ablandado un poco, Superman se convirtió más en una figura paterna durante este período, sin interés en los villanos del mundo real. En cambio, se centró principalmente en extraterrestres, seres de otras dimensiones y en frustrar el último intento de Lois Lane por descubrir su identidad secreta".

Sin embargo, la evolución de Superman no se detuvo ahí. En algunas épocas, ha sido un pilar de virtud, educadamente conservador, del que sus compañeros superhéroes de DC se burlan como "el gran Boy Scout azul", mientras que en otras, señala Manning, ha recuperado parte de su originalidad… como justiciero con ojo para la justicia social.

¿Y en la nueva película? Aún no sabemos qué Superman tendremos, así que los políticos corruptos y los magnates de la construcción deberían mantener la vista puesta en el cielo.

¡Es un pájaro! ¡Es un avión! ¡Es Superanarquista!

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BBC

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