
Un niño descalzo de cabello rubio fue visto vagando por un bosque cercano a Gokarna, una popular ciudad turística de la India de poco más de 25.000 habitantes.
La zona también es popular entre los peregrinos por sus lugares sagrados.
Cuando la policía local investigó, descubrieron algo inesperado: una mujer rusa, Nina Kutina, y sus dos niñas, de cinco y seis años, vivían en una cueva, rodeadas de naturaleza y obras de artesanía.
"Nunca habíamos vivido en una cueva", dijo Kutina, de 40 años, en una entrevista con la BBC.
¿Cómo terminó allí?
Kutina dice que vivió con sus hijas en la cueva durante nueve meses. Entonces, su hijo, Luchezar, se alojaba con un amigo en Arambol, en un estado vecino, a unas pocas horas de distancia, donde asistía a la escuela.
Kutina cuenta que el lugar estaba en el bosque, pero lo bastante cerca de Gokarna como para poder ir a comprar fruta allí.
Según dijo a la BBC, no comían carne, ya que sus hijas han sido vegetarianas desde su nacimiento y, gracias a su estilo de vida natural, nunca se enfermaron.
"Mucha gente va allí de peregrinación. Es un lugar muy interesante", comentó.
"Vinimos a explorar. Amamos la naturaleza y hemos vivido en varios lugares del mundo: bosques, selvas. Vivir en una cueva fue una nueva experiencia".
Kutina también dijo que había querido vivir en la cueva para llevar el luto por la pérdida de su hijo mayor, Dmitry, que murió en un accidente de tráfico en Goa en septiembre de 2024, lo que describe como un momento de "profundo dolor".
En su nuevo e inusual hogar, Kutina construyó camas con tablones, colocó esteras en el suelo y decoró la cueva con artesanías familiares.
Cuando las encontró, la Policía reconoció que la familia "parecía cómoda" en la cueva. Sin embargo, trató de convencer a la madre de que vivir en el bosque con niños era peligroso debido a la presencia de serpientes, animales salvajes y el riesgo de deslizamientos de tierra durante la temporada de lluvias.
Pero ella escribió más tarde en su canal de Telegram: "Ninguna serpiente nos ha hecho daño jamás. Ningún animal nos ha atacado. Durante muchos años, solo hemos temido a los humanos".
La Policía dice que los documentos de inmigración de Kutina habían expirado y la familia fue internada en un centro de migración.
Kutina explicó que tras la muerte de su hijo no tuvo fuerzas para ocuparse de los trámites requeridos.
Las niñas y su madre fueron devueltas en septiembre a Rusia, de regreso a un mundo que una vez había conocido.

En busca de una vida "más interesante y saludable"
Kutina cuenta que nació en Leningrado (actual San Petersburgo) y estudió en la ciudad siberiana de Krasnoyarsk durante unos ocho años. Luego viajó por toda Rusia y más tarde vivió en Ucrania, Tailandia, Malasia, Indonesia, Sri Lanka, Costa Rica, Nepal y finalmente la India.
Se licenció en Educación, pero trabajó como diseñadora de interiores en Moscú, y se fue de Rusia hace 15 años con Dmitry, su hijo mayor.
"No quería vivir en un edificio de paneles en Moscú. Quería vivir junto al mar, para que mis hijos pudieran correr en la arena, ver el mundo".
Su objetivo, dice, era "una vida más interesante y saludable" para ellos.
Kutina dio a luz en el extranjero a Luchezar y más tarde a sus dos hijas, Ama y Prema. Contó que nacieron en casa, sin asistencia médica, y describió a su familia como muy unida.
"Paso 24 horas al día con mis hijos. Tengo un título en Educación, formación artística y soy música", dijo.
Afirmó que vivió "bajo el cielo abierto, en armonía con la naturaleza" durante muchos años.
En su canal de Telegram PecheRNaYa ZhizN (que podría traducirse como Vida en la Cueva), anunciaba clases de punto y dijo que enseñaba dibujo y escultura incluso mientras estuvo en el centro de detención.
Vasily Kondrashov, un conocido suyo en la India, la describió como "legendaria en cierto modo", y afirmó que vivió por primera vez en la selva de Goa con sus hijos hace unos 10 años.
Kondrashov la visitó en la selva del norte de Goa y observó su estilo de vida: "Entre las raíces gigantes de un árbol tropical, Nina creó dos habitaciones cubiertas con tela: una sala de estar con un altar y un dormitorio", recordó. "Debajo, junto al árbol, corría un arroyo que formaba una pequeña piscina natural. El área circundante estaba rematada con arcilla y tenía asientos hechos a mano, una hoguera, utensilios y juguetes de niños.
Recordó una de las conversaciones que tuvo con ella: "’¿No tienes miedo a las serpientes?', le pregunté. 'Dos serpientes viven cerca de nuestra casa y nos conocemos bien', respondió ella".

"Tortura" en el centro de detención
Kutina afirmó que pidió a las autoridades indias que la liberaran bajo fianza y le permitieran alquilar una casa, pero en su lugar fue internada con sus hijas en un centro de detención de mujeres cerca de Bangalore. A su hijo lo enviaron a un refugio cercano, lo que calificó de angustioso.
Según ella, las condiciones del centro eran mucho peores que en la cueva.
Kutina describió las condiciones del centro como de "tortura". Afirmó que el personal del centro le robó comida y pertenencias, y que le confiscaron las cenizas de su hijo y nunca se las devolvieron.
"Se suponía que la Policía nos estaba protegiendo de los animales salvajes. En realidad, al ponernos en ese centro, nos expusieron a las cucarachas gigantes que corrían sobre la gente por la noche", dijo. "Creen que salvaron a los niños del hambre y el frío. En la cueva, les cocinaba comida sabrosa. En el centro, sufrieron hambre y deficiencia de vitaminas", denunció.
La BBC contactó con las autoridades indias para obtener información. "Las acusaciones de la ciudadana rusa han sido tomadas con la seriedad requerida. Hemos pedido al comisionado adjunto y al comisionado asistente del distrito de Tumakuru (ambos altos funcionarios de la administración en los distritos) que las investiguen y nos envíen un informe. Si se encuentra que son ciertas, tomaremos medidas inmediatas para corregirlo", dijo a la BBC Hindi P. Manivannan, secretario principal del Departamento de Bienestar Social del gobierno de Karnataka.
Otro funcionario, que habló bajo condición de anonimato, dijo a la BBC que "una investigación preliminar mostró que las acusaciones sobre el robo de pertenencias eran muy exageradas. Esperaremos el informe de los principales funcionarios del distrito", señaló.

Según le dijo un funcionario indio a la BBC, Kutina se puso en contacto con la embajada rusa para solicitar ayuda para regresar a Rusia. Sin embargo, el proceso se retrasó por Dror Shlomo Goldstein, un empresario israelí que vive en Goa, que presentó una petición judicial solicitando la custodia de Ama y Prema. Alegaba ser su padre y pedía que no fueran enviadas a Rusia.
"En los últimos años, se hizo más difícil mantener el contacto con ellas. Incluso cuando las encontré, parecían distantes y dijeron que las había abandonado antes de nacer. Pero nunca dejé de amarlas", escribió Goldstein en las redes sociales.
Declaró a la BBC que buscaba la custodia compartida de las niñas, pero el tribunal requirió una prueba de ADN que no logró obtener antes de que su madre se fuera con ellas.
Kutina se negó a hablar con la BBC sobre Goldstein y dijo que no mantenía contacto con "esa persona".
La mujer le dijo a la BBC que ahora vive en Moscú con unos parientes y no planea enviar a sus hijas a la escuela, sino que optará por la educación en casa.
Añadió que disfruta caminando por el bosque con sus hijas, pero que también tiene la vista puesta en el futuro: uno que implica obtener nuevos documentos para que ella y sus hijos puedan seguir viajando a nuevos lugares y vivir nuevas aventuras.
Con información adicional de Imran Qureshi

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