Entre los nombres que mas impactaron en los estudios forenses presentados en el Informe de la Organización de Estados Americanos acerca de los crimenes cometidos por militares bajo las ordenes del gobierno de Reconstrucción Nacional en 1965, se encueran los de Luis Reyes Acosta, Yolanda Guzmán y el sacerdote de la orden de los Scarboro James Arthur MacKinnon, de nacionalidad canadiense. Conocido en la comunidad de Monte Plata como Padre Arturo y también como Padre José.
Muy joven, todavía no alcanzaba los treinta y cinco años, había llegado a Monte Plata procedente de San José de Ocoa.
En los días de la guerra civil, viajó varias veces a la base aérea de San Isidro y al Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas gestionando ante los militares la libertad de varias docenas de jóvenes de la comunidad, que habían sido apresados y acusados de simpatizar con los constitucionalistas. Los jóvenes fueron liberados, pero su gestion fue vista por los militares de Monte Plata como muestra de simpatía con los que en la ciudad capital luchaban del lado del coronel Caamaño.
El Padre Jose fue sacado de su casa al caer la tarde del 22 de junio de 1965, y asesinado junto a otras personas “en el tramo carretero entre el poblado de La Ceja y Monte Plata”. Se dice, que quienes cometieron el crimen también asesinaron a dos personas que habían participado en el hecho para encubrir responsabilidades.
Siendo el padre José un ciudadano canadiense, los militares del CEFA y del Gobierno de Reconstrucción Nacional recibieron presiones diplomáticas, que obligaron al esclarecimiento del hecho. Debido a esto, dice el Informe de la OEA, “con fecha 29 de junio último, el doctor Mora, Secretario general de la OEA nos encomendó completar investigaciones relacionadas con la muerte del padre Arturo, conocido como padre José, de nombre James Arthur MacKinnon, de nacionalidad canadiense, que en unión de otras dos personas perdió la vida el martes 22 de junio pasado, cerca de las siete de la tarde, en las afueras de Monte Plata”.
En las conclusiones sobre el caso, la Comisión anotó:
“El suceso de Monte Plata, a las siete de la tarde del 22 de junio pasado, tiene visos de constituir también una ejecución expeditiva, si llegara a comprobarse fehacientemente, mediante el examen de las armas empleadas —lo que no estuvo a nuestro alcance—, que fue obra de los dos policías y no del soldado del ejército.
“De los que éste declara, es plausible lo que concuerda con las verificaciones técnicas practicadas por esta Comisión. Habla de un jeep que avanzaba zigzagueando por el camino con luces encendidas y luego se detuvo, descendiendo sus tres ocupantes, que parecían estar peleando.
“La autopsia reveló magulladuras en el cuello y contusiones toráxicas del sacerdote, que explicarían que el automóvil que conducía zigzaguera durante el maltrato que recibía.
“Pero el soldado pretende haber ultimado a los tres que descendieron del jeep, lo cual no concuerda ni con los disparos hechos a corta distancia contra el sacerdote —impregnación de pólvora en su ropa—, ni con las herida de a lo menos dos armas que presenta su cadáver. No nos fue posible completar la investigación del caso, confiada a las autoridades policiales y militares, que la prosiguen”.
A continuación la cuarta entrega del Informe de la Comisión de la OEA.
Informes de los Criminólogos de la OEA (IV)
“Esto induce a pensar en una prueba fraguada para intentar justificar las atrocidades, a que después se habría renunciado. Y por su índole, recuerda procedimientos inventados muchas veces empleados bajo el régimen de Trujillo para enmascarar crímenes.
Corona este conjunto informativo, robusteciéndolo, el mudo, pero elocuente denuncia que exhibe los cadáveres, sometidos a cuidadosa pericia médico-legal de cuyo impacto sobreviene la muerte. Algunos acusan sevicias (brazos y manos amarradas a la espalda; fractura de tibias por debajo de la rodilla).
La época de la muerte ha llegado también a señalarse con suficiente aproximación, no obstante la dificultad que ofrece.
Nos remitimos al detallado protocolo de necropsias, que agregamos a continuación del presente Informe, cuyo contenido integra de modo fundamental. Las numerosas fotografías que lo acompañan, no ahorran entrar en mayores detalles.
Con la ayuda de dos funcionarios del Laboratorio de Criminalistas de la Policía Nacional Dominicana, señores Nabel Martínez, técnico en balística, y Fausto Antonio Cruz, técnico en dactiloscopia y fotografía criminal, procedimos a reconocer y determinar características correspondientes a las armas utilizadas como sigue:
Encontrados por la Comisión cerca del lugar donde halló restos óseos calcinados y cenizas, en la inmediación del puente sobre el Yuca:
Un plomo, correspondiente a una bala de fusil calibre 7mm.; y una cápsula vacía, correspondiente a una bala de ametralladora, calibre 30 m-1.
Recogidos en el lugar del puente Yuca por el representante del Secretario general de las Naciones Unidas, y entregados a esta comisión:
Una cápsula vacía pequeña, de pistola automática calibre 32; y cinco cápsulas vacía de fusil, de las cuales tres (3) son de calibre 30, referencia N, y dos (2) de calibre 30, referencia 54 FN.
En poder de la Comisión, provenientes y relacionados con los casos que se indican a continuación:
Cadáver No.2: un plomo de la bala de revólver calibre 38.
Cadáver No.4: un plomo deformando, aparentemente de bala de ametralladora San Cristóbal, calibre 30 M-1.
Cadáver No. 5: recogidas del camino y de la fosa junto a él, en Mal Nombre, dos (2) cápsulas vacías de balas de ametralladoras San Cristóbal, calibre 30 M-1.
Cadáver No. 8: un plomo de bala de fusil calibre 7mm; y
Cadáver No. 15: una cápsula vacía de bala de carabina o ametralladora Cristóbal, calibre 30 M-I.
Con exclusión de los tres últimos cadáveres (números 15,16,17), perfectamente identificados, derivados de un suceso reciente en Monte Plata, e inhumados al día siguiente de la muerte, el 23 de junio último, — los demás examinados por esta Comisión pueden reunirse en tres grupos diferenciados por la mayor o menor descomposición e integridad en que se encuentran:
Los que fueron recogidos de las aguas, menos conservados que el resto.
Los exhumados debajo del puente Yuca y el sitio «Mal Nombre» distante 1:5 Km de dicho puente siguiendo un camino interior de la estancia Haras Nacionales; y Los cinco (5) cadáveres, todos identificados, exhumados en «Mata Redonda», a varios kilómetros de distancia de los de la letra precedente.
Por su estado más avanzado de descomposición, notorio aún a simple vista, y por las referencias concernientes a la fecha en que habrían sido detenidas y ejecutadas las personas a que estos restos pertenecen, se puede concluir que la muerte de los cinco (5) agrupados en la letra (c) precedió a la de los de la letra (b), y data, con seguridad, del día 2 de mayo pasado. De los cinco (5) que ubicamos en la letra (b), el solitario extraído del lugar «Mal Nombre», cuyo grado de descomposición es mayor que el de los cuatro (4) sepultados bajo el Puente Yuca, parece haber muerto y permanecido enterrado más tiempo que estos últimos. Respecto de todo ellos, por los testimonios agrupados acerca de la época en que encontraron la muerte, y por su estado de conservación, no sería aventurado fijar como fecha probable de su muerte, alguna entre el 22 de mayo y el 5 de junio de este año. El cadáver solitario enterrado junto al camino, más cerca de la última indica.
Por lo que se refiere a los agrupados en la letra (a), extraídos de las aguas, presentan características que obstan a formular fecha aproximada de su muerte, si bien permiten asegurar que no llega a más de dos meses antes de recobrarlos, y probablemente menos tiempo. Precisa añadir que la fecha en que acaeció la muerte depende de la fauna de la putrefacción cadavérica, proceso variable y contingente, sujeto a factores personales, a otros que corresponden a la mayor o menor humedad del terreno de sepultación, y a la consistencia misma del medio —según cuya índole se abarcan períodos que llegan a seis meses para diferenciar unos de otros. La inmersión y contacto directo con el agua acelera el proceso de putrefacción y ayuda a perder integrada a los cuerpos humanos que la experimentan.
Con el mérito de lo que antecede, la Comisión arriba a las siguientes conclusiones:
PRIMERA. Los cadáveres procedentes del río Yuca; de una fosa bajo el puente del mismo río Yuca; de otra al borde del camino en «Mal Nombre», y de varias en «Mata Redonda», corresponden a personas que recibieron muerte por heridas causadas con armas de fuego, después de ser detenidas y llevadas hasta esos sitios, donde fueron fusiladas, y abandonadas insepultas.
SEGUNDA. Todos los lugares donde se encontraron los cadáveres están situados en la parte del territorio de la República Dominicana controlado por el Gobierno de Reconstrucción Nacional.
TERCERA. Existen vehementes indicios para atribuir las detenciones, el traslado de los presos y las ejecuciones, a elementos policiales y militares.
CUARTA. Las retenidas ejecuciones se habrían llevado a efecto, con mucha probabilidad, de noche.
QUINTA. Es improbable que las autoridades ignoraran estas ocurrencias trágicas, porque: a) controlaban la circulación y el acceso de los caminos que conducen a los sitios en que se desarrollaron; b) no fueron hechos aislados, sino repetidos y múltiples; c) debían atravesar numerosos puestos de control ejercidos por elementos militares; d) debido a la situación de guerra civil, por ser trasladados nocturnos, debía informarse de ellos a la jefatura superior para enterarla de estas novedades; e) cuando un subalterno requerido para autorizar sepultara de cadáveres solicitó instrucciones de sus superiores, se le ordenó no mezclarse, en vez de indagar a fondo la materia.
SEXTA. Las circunstancias de que hechos esencialmente similares se produjeran en lugares muy apartados entre si y en fechas diferentes, hace pensar, no sólo en su origen militar, sino en la existencia de órdenes reveladoras de una política que perseguía eliminar a adversarios, ejecutándolos sin juicio, expeditivamente, dejando abandonados los cadáveres, para que la suerte de las víctimas sirvieran de lección y de advertencia ejemplar a las poblaciones.
SEPTIMA. Las conclusiones positivas anteriores son excluyentes, por sus mismos fundamentos, de la hipótesis vertida en orden a que las muertes puedan haber obra de grupos civiles armados.
OCTAVA. Aun cuando obran en poder de la Comisión nombres de policías y militares inculpados de participación en los hechos, cree que debe reservarlos para conocimiento de las autoridades judiciales encargadas de aplicar sanción a quienes resulten responsables en el proceso respectivo.
NOVENA. El suceso de «Mata Redonda» ocurrió en la noche del dos de mayo de este año.
DECIMA. El fusilado y sepultado junto al camino en «Mal Nombre» lo fue antes que los victimados bajo el puente Yuca, donde ocurrieron varias ejecuciones sucesivas entre el 22 de mayo y el cinco de junio pasados.
DECIMO-PRIMERA. Los cadáveres rescatados del río Yuca, aguas abajo del puente sobre el mismo, corresponde, probablemente, a algunos ejecutados bajo éste.
DECIMO-SEGUNDA. Existen fuertes presunciones de que los restos óseos recogidos cerca del río Yuca son de proveniencia humana. Asimismo, la incineración parcial de ellos puede deberse tanto a razones de higiene como motivos piadosos.
DECIMO-TERCERA. El suceso de Monte Plata, a las siete de la tarde del 22 de junio pasado, tiene visos de constituir también una ejecución expeditiva, si llegara a comprobarse fehacientemente, mediante el examen de las armas empleadas —lo que no estuvo a nuestro alcance—, que fue obra de los dos policías y no del soldado del ejército.
De los que éste declara, es plausible lo que concuerda con las verificaciones técnicas practicadas por esta Comisión. Habla de un jeep que avanzaba zigzagueando por el camino con luces encendidas y luego se detuvo, descendiendo sus tres ocupantes, que parecían estar peleando.
La autopsia reveló magulladuras en el cuello y contusiones toráxicas del sacerdote, que explicarían que el automóvil que conducía zigzaguera durante el maltrato que recibía.
Pero el soldado pretende haber ultimado a los tres que descendieron del jeep, lo cual no concuerda ni con los disparos hechos a corta distancia contra el sacerdote —impregnación de pólvora en su ropa—, ni con las heridas de a lo menos dos armas que presenta su cadáver. No nos fue posible completar la investigación del caso, confiada a las autoridades policiales y militares, que la prosiguen.
Conceptuamos sospechosas y equívocas las características que rodean la muerte del sacerdote.
DECIMO-CUARTA. Dejamos constancia, muy nuestro pesar, de la falta de cooperación real de las autoridades militares del Gobierno de Reconstrucción Nacional, para el desempeño de nuestro cometido.
Santo Domingo, 7 de julio de 1965.
Daniel Schweitzer
Dr. Jorge Avendaño
Dr. Alfonso Quiroz Cuarón.
Informe final de la Comisión de Asistencia Técnica de la Organización de los Estados Americanos en relación con los cadáveres examinados.
Cadáver No. 1
Cubierto de camiseta, calzoncillos, pantalón y calcetines, impregnados de tierra húmeda de consistencia semejante al barro.
Anudando el brazo izquierdo, por encima del codo hay una soga.
Individuo del sexo masculino en buen estado de desarrollo muscular, en avanzado estado de descomposición, con piel blanca rosada sucia, con abundantes flictenas de putrefacción. Cabeza casi totalmente desprovista de cuero cabelludo, en la región occipital persisten algunos pelos de color negro. Los globos arbitrarios sumamente deteriorados sin poderse precisar sus características.
Fracturas óseas dobles en tibia y peroné, en ambos lados, inmediatamente por debajo de las rodillas.
Cabeza con cavidades orbitarias vacías. En la región temporal derecha hay una solución de continuidad, con destrucción conminuta de los huesos subyacentes.
Se le ha encontrado una cartera de cuero, color marrón café de varios compartimientos, con una leyenda dorada ilegible y sin contener objeto alguno, guardada por la Comisión.
En la cara interna del antebrazo derecho hay un tatuaje de color azul negro, que en letra de imprenta dice CARIDA.
En el arco inguinocrural izquierdo hay extensa pérdida de sustancia. En la región dorsal, línea media hay un orificio irregular, negruzco y en la región anterior del tórax los siguientes:
Orificio en la región media
Orificio en la región pectoral derecha.
Orificio en la región pectoral izquierda, a la altura de la línea axilar anterior. Orificio en la región precordial inferior.
Cuerpo humano, de sexo masculino cuya talla es de 1,59m.
Cabeza: Extensa fractura conminuta que comprende la órbita, frontal, parietal y temporal derecho, con extensa irradiación periférica, destrucción total de la órbita y extensión a la del lado izquierdo con pérdida de tejido ósea apareciendo al descubierto el cerebro.
Miembros: Fractura del hueso ilíaco izquierdo, en la región ántero superior. Extensas heridas, irregulares, con bordes destrozados en ambas extremidades inferiores, inmediatamente por debajo de las rodillas con destrucción de los huesos subyacentes. Fractura en el codo izquierdo.
Orificio, irregular, por penetración de proyectil en la región anterolateral derecho del cuello, a 2 cms, por encima de la clavícula del mismo lado, con dirección arriba abajo y de derecha a izquierda y orificio en el hemotórax izquierdo, con fractura de la 5 costilla del mismo lado, a nivel de la línea axilar anterior. En la dentadura hay una orificación en el incisivo medio lado derecho.
Causas de la muerte: Herida por arma de fuego penetrante del tórax. Lesiones múltiples en hueso ilíaco, extremidades inferiores y superior izquierdo.
Extensa lesión conminuta con destrozo del hemicráneo derecho, probablemente por acción traumática de un instrumento contundente: piedra, palo o culata de fusil.
Cadáver No. 4.
Cuerpo en buen estado de desarrollo muscular, correspondiente a un individuo robusto, cubierto de barro y con las siguientes prendas:
Camisa de color claro, manga corta, estilo guayabera, conteniendo en el bolsillo un sobre de papel manteca con dos fotografías borrosas, de la misma persona, que se mantienen conservadas por la Comisión. La camisa muestra un desgarro en la región lateral derecha y mediana que se corresponde con una fractura en la costilla subyacente.
Calzoncillo blanco, tipo trusa de baño, talla única, rojo, con rayas amarillas y azules. Pantalón de tela, azul, Mahoma, longitud 106 cm., cintura 81 cm., con varias perforaciones a nivel del muslo izquierdo y del bolsillo del mismo lado y conteniendo un pañuelo color claro y ribete oscuros.
Zapato de cuero, color, negro, tipo media bota, sin pasadores, con elásticos laterales, de pie derecho tamaño 10,5 pulgadas.
Cadáveres con abundantes flictenas de putrefacción, con huellas de presión al nivel de la cintura. En la región del tobillo derecho existe una cadenita de oro, circular, con una medalla religiosa del mismo metal, con San José en un lado y la Virgen de La Altagracia en otro.
Vello pubiano lacio y abundante. Cuero cabelludo desaparecido en su mayor extensión, ensortijado en las regiones occipital y parietal.
En la región dorsal hay un orificio irregular, de 2cms., de bordes oscuros, a la derecha de la línea media; en la región maleolar derecha extensa herida irregular de 8 a 10 cms.
En la cabeza fractura del maxilar inferior, con desaparición de las piezas dentarias y herida, probablemente por arma de fuego, en la región témpora parietal derecha, con fracturas óseas conminutas.
Sexo masculino y estatura 1,72 cm.
Cráneo: Hay un amplio orificio en la región parieto occipital derecha, con estallido de la bóveda, con trazos de fractura irradiados a ambos lados y destrucción total de la órbita. Fractura del maxilar e irradiación hacia la base del cráneo, con destrucción de los huesos etmoides y esfenoides y fractura del maxilar inferior, línea media con desaparición de las piezas dentarias de ambas mandíbulas.
Orificio redondeado, por penetración de proyectil, que atraviesa el brazo derecho, en su parte inferior y que luego penetra en el hemotórax del mismo lado para salir por el hombro izquierdo. En la articulación del hombro derecho se encuentra un proyectil de arma de fuego deformado y fractura onminuta del húmero derecho.
Herida penetrante por proyectil de arma de fuego en la región inferior de la tibia, maleolo interno, de arriba abajo y dentro afuera con destrucción de los huesos del tarso y orificio de salida.
En el abdomen, región media hay infiltración hemática de los tejidos blandos con fracturas costales, de las dos últimas del lado derecho. A nivel de éstas hay dos orificios en la piel.
En la región dorsal media, hay una herida circular por arma de fuego.
Causa de la muerte: Lesiones múltiples por arma de fuego, resultando fractura conminuta de la región lateral derecha de la base del cráneo, de necesidad mortal.
Cadáver No. 5.
Cuerpo de sexo masculino, en estado de putrefacción más avanzado que los anteriores, con desaparición de la extremidad distal del miembro superior izquierdo, fractura del húmero en su tercio medio y del cúbito derecho en su tercio superior.
Hay un orificio irregular, circular en el hemotórax izquierdo, línea axilar anterior, a la altura 10a costilla y un segundo en la región axilar izquierda, altura de la 3a costilla.
Moderado estado de desarrollo muscular, piel totalmente macerada y abundantes y extensas flictenas verdoso-azuladas.
Cuero cabelludo, negro y ensortijado, casi íntegramente desprendido.
Entre las ropas se ha encontrado una billetera conservada por la Comisión para investigaciones ulteriores. A tres metros de distancia de la zona que se encontró el cadáver existían dos casquillos que obran en poder de la Comisión.
Calzoncillo de tela blanca, marca Fruit of the loom U.S.A., con cinturón elástico.
Camisa blanca, manga corta, sin marca cuello 34 cm., con seis orificios irregulares en el dorso, y 5 en la cara anterior derecha.
Pantalón de tela azul-marino oscuro, cintura de 75cm., de 96cm., de longitud, en cierre relámpago; en el bolsillo lateral derecho hay una inscripción en letra de imprenta: Manio Castillo.
Calcetines color mamey, con dibujo en lista negra, con una perforación a nivel del maleolo.
Cuerpo de sexo masculino, de talla 1,64cm.
Orificio penetrante por proyectil, en el 6ª espacio intercostal a la altura de la línea axilar anterior, con fractura de la 6ª costilla.
Orificio penetrante de proyectil, en el 2º espacio intercostal izquierdo con destrucción de la 3ª costilla del mismo lado.
Orificio en el epigastrio, por fuera de la prolongación de la línea mamaria izquierda.
Tres orificios redondeados en el pericardio lado izquierdo con desintegración total del miocardio.
Orificio de salida, de mayores dimensiones que los anteriores, verdadero boquete, en el hemotórax derecho con destrucción consecutiva del omóplato del mismo lado.
Cartera de plástica, color beige, con dibujos en relieve reproduciendo hojas, con varios compartimentos y cierre relámpago y conteniendo una hoja Gillete, roja.
Causa de muerte: lesiones múltiples. Heridas penetrantes del tórax por arma de fuego y hemorragia interna consecutiva.
Cadáver No. 6
Cadáver que flotaba en el centro del río en decúbito ventral, atrapado entre los vegetales acuáticos, en avanzado estado de putrefacción y periodo de franca saponificación. Hay ausencia de cabeza, de antebrazos, manos y ambos pies.
Calzoncillo color claro, con cintura elástica y broches de presión.
Camisa estilo Guayabera, tipo Tearneghe, de manga corta, blanca con bandas verticales de color azul negro, con 37 cm, de cuello.
Pantalón de dacrón, azul marino, con cierre relámpago, 79 cm., de cintura de tela elástica y hebilla adornada con figura representando un barquito; largo de 102 cm.
Hay fractura de la clavícula derecha y de las costillas superiores del mismo lado. El miocardio, cuya consistencia se conserva, permite observar dos orificios irregulares en el ventrículo derecho (foto No).
Putrefacción más avanzada en el hemotórax derecho.
En la cavidad bucal: falta el primer molar inferior y en la mandíbula superior dos incisivos centrales.
Longitud de la tibia 41 cm.
Talla aproximada: 1,58 cm.
Longitud del húmero 31 cm.
Causa de la muerte: Traumatismo del hemotórax derecho con lesión cardiaca, probablemente por proyectil de arma de fuego.
Cadáver No. 7
Restos humanos de preferencia óseos, con pequeños trozo de tejidos blandos imprecisables, estando integrados por los siguientes:
Graneo, totalmente desprovisto de revestimiento cutáneo y piloso, con mandíbula inferior inclusive; en la superior resisten siete piezas dentarias y en la inferior cinco habiendo desaparecido el resto. Los huesos del cráneo y del maxilar inferior no revelan alteración alguna. Hay dos omóplatos normales. Tibia41 cm., peroné 39 cm., hay dos clavículas integras; hay veinte vértebras, parcialmente adheridas entre sí y el sacro, miembro superior derecho: los tres huesos humero, cubito y radio integros faltando los huesos del carpo y dedos; miembro superior izquierdo, persiste sólo el húmero, faltando el resto; huesos ilíacos: el derecho íntegro y sólo un fragmento del izquierdo; miembros inferiores: ambos fémures, el izquierdo presenta una fractura, completa en pico de flauta, a 2cm., por encima de la línea articular de la rodilla; en el lado derecho existen tibia y peroné; en el izquierdo solo peroné; un pie, totalmente desintegrado, contenido en el anterior de una media color gris. Talla aproximada: 1,80 cm”.
(Año I, No. 69, viernes 23 de julio de 1965, p. 4. Ver tambien: a Minerva Isa, Padre Arturo: el crimen de Monte Plata. Santo Domingo, Amigo del Hogar, 2015).
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