Años después de la salida de José Augusto Vega lmbert del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), la Asociación para el Desarrollo de Santiago (Apedi) lo nombró su presidente en 1979. Esta institución, desde 1962, había emprendido o apoyado plenamente proyectos importantes como el Instituto Superior de Agricultura, el Banco Popular Dominicano, la Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos, la Universidad Católica Madre y Maestra, el Plan Sierra, la Zona Franca, y otros, con los que adquirió mucho prestigio.
“Para mí fue un espaldarazo muy grande en Santiago frente a las circunstancias. Fui presidente durante el periodo estatutario, que eran dos años”, reconoce Vega lmbert al conversar con ACENTO.
De ese período, Vega Imbert recuerda un hecho en particular que pudo haber influenciado su posterior escogencia, en 1982, como canciller de la República en el gobierno de Salvador Jorge Blanco. Ese hecho es el siguiente:
"Siendo presidente de la Asociación para el Desarrollo, recibí una invitación a un banquete que le ofrecía al presidente Antonio Guzmán la cúpula empresarial de la capital (hoy Consejo Nacional de la Empresa Privada, CONEP). El presidente era Luis Augusto Ginebra (Payo), del área de seguros.

En ese banquete, el empresariado dominicano le hizo grandes advertencias al presidente Antonio Guzmán, hasta el punto de que se pensó que había sido un poco agresivo. Se pensaba que Peña Gómez y otra ala que tenía el PRD eran un partido que podía tirar mucho hacia la izquierda.
Yo fui al banquete y quedé horrorizado por la forma en que se produjo el discurso del señor Payo Ginebra y, siendo presidente de la Asociación para el Desarrollo de Santiago, escribí un artículo que se titulaba “La fábula del banquete”. Se publicó en el periódico El Sol, que dirigía Juan Bolívar Díaz y cuyo jefe de redacción era Quiterio Cedeño, quien después trabajó conmigo cuatro años en la cancillería.
“Ese artículo produjo mucho impacto en Salvador Jorge Blanco, en Peña Gómez y su grupo, y me abrió mucho camino hacia la escogencia que, en 1982, tuvo Salvador para nombrarme como Secretario de Relaciones Exteriores”.
Compartir esta nota