La chacra más famosa del mundo, esa por la que pasaron desde reyes a filósofos, amanece distinta sin él, que, aunque no tuvo hijos porque se dedicó a "cambiar el mundo" y se le fue el tiempo, cuidó cada rincón de ella, cada flor y plantita, como si lo fueran.

Un pájaro se posa sobre una rama. Una lombriz ciega se hunde en la tierra. El nylon transparente del invernadero pulula con el viento y deja pasar la luz del sol mientras, dentro, las flores aún no saben que se quedaron huérfanas. Allí. En el Rincón del Cerro.

En ese paraje único donde, entre ligustres y yucas, robles y araucarias, arces y pecaneros, hoy un banco hecho de tapas de botellas recicladas yace vacío y un secuoya bajo el cual descansan los restos de una perra de tres patas aguarda convertirse en el lugar de descanso del hombre que cuidó ese terreno hasta sus últimos días.

En ese mismo banco se sentó el 1 de marzo de 2015 el rey emérito de España Juan Carlos I, uno más entre los tantos jefes de estado recibidos allí por José "Pepe" Mujica, el exguerrillero del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros que llegó en 2010 a la Presidencia.

Testigo privilegiado

Es que la chacra -finca- de 14 hectáreas, que Mujica compró a fines de la década de 1980 tras su liberación de la cárcel para instalarse junto con su compañera Lucía Topolansky, se convirtió en testigo privilegiado de sus encuentros con figuras de todo el mundo.

En la residencia, donde la pareja conserva centenares de libros, fotografías, cuadros, medallas y premios, hay también un tractor ya sin conductor designado e invernáculos con plantaciones de alfalfa, choclos, tomates o rabanitos que pasarán a regar otras manos.

Además del rey Juan Carlos I, al 'viejo' lo visitaron allí la expresidenta argentina Cristina Fernández, la exalcaldesa de Madrid Manuela Carmena y la actual vicepresidenta segunda de España, Yolanda Díaz.

Más recientemente, acudieron los presidentes de Chile, Gabriel Boric; de Colombia, Gustavo Petro; de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; de Guatemala, Bernardo Arévalo, y de República Dominicana, Luis Abinader.

El presidente Luis Abinader entre Pepe Mujica y su señora Lucía Topolansky.

El icónico Fusca celeste

En 2023, durante uno de sus últimos encuentros en la chacra con su gran amigo Lula, de quien se despidió el pasado 1 de marzo en la investidura de Yamandú Orsi, Mujica paseó por última vez en su icónico coche celeste.

Es que aquel Volkswagen Escarabajo o Fusca celeste de 1987 no solo fue un emblema de su austeridad sino también el automóvil que acompañó a Mujica durante su mandato.

En él llegó a ser registrado paseando junto a distintas personalidades como Manuela Carmena y con el lingüista y filósofo Noam Chomsky, en un encuentro del que surgirían un documental y un libro.

En 2014, el fallecido político uruguayo fue a votar en las elecciones presidenciales y legislativas al volante del Fusca y sin custodia alguna pese a que todavía ocupaba la Presidencia.

Ese mismo año rechazó una oferta de un millón de dólares de un jeque árabe por uno de los que en realidad eran ya dos Fusca celestes, pues un segundo quedó guardado averiado.

Esa decisión, argumentó, se debió al valor sentimental del vehículo, que había sido un regalo de amigos.

El secuoya de Manuela

Mujica carga a su mascota Manuela, una perra de 19 años, durante la grabación de una entrevista con el director Emir Kusturica en su domicilio en Montevideo el 12 de diciembre de 2016. (Foto de Pablo PORCIUNCULA / AFP)

"Esto es un secuoya, me lo regaló un amigo hace como ocho años. Ahí está enterrada. Cuando sea mi último viaje me tienen que prender fuego y enterrarme por acá", dijo el expresidente en un vídeo filmado en la chacra en el que explicó su deseo de ser incinerado y sus cenizas esparcidas en el árbol bajo el cual está enterrada su perra Manuela.

"Manuela es el integrante más fiel que tuve en el gobierno", llegó a decir sobre la perra de tres patas -pues le faltaba una tras sufrir un accidente- que fue su inseparable mascota y con la cual, tras su velorio, el político aferrado a una vida cuyo valor no paró de reivindicar, descansará por siempre. (Alejandro Prieto, EFE).