Para las elecciones de 1982, en las que Jacobo Majluta (entonces vicepresidente) y Salvador Jorge Blanco (entonces senador del Distrito Nacional) se disputaban la candidatura presidencial en las primarias del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), se rumoraba que había una campaña interna en sectores de las Fuerzas Armadas que tildaba a Jorge Blanco de comunista.
Las elecciones primarias del PRD en 1981 fueron las primeras de ese tipo en el país. Por primera vez a los militantes de ese partido se les reconoció el derecho a participar en la elección de sus principales candidatos. Fue una propuesta del dirigente José Ovalle que tuvo un pleno respaldo del doctor Peña Gómez.
Quien lo cuenta es José Augusto Vega lmbert, íntimo amigo de Jorge Blanco, y lo relata de la siguiente manera:
“Cuando se acercaba el día de las primarias, que eran a fines de 1981, unos 2 meses y medio antes, un domingo en la mañana, estoy en mi casa leyendo periódicos y oyendo música, cuando se me aparece Salvador Jorge Blanco y me dice: “¿Cómo están tus relaciones con el general Antonio Imbert?”. Yo le digo que creo que están bien, pero que hace tiempo que no lo veo. “Yo necesito que lo llames por teléfono y le digas que yo necesito que me reciba mañana”. Busco el teléfono y logro conectar con el general Imbert, quien inmediatamente me dijo que sí. Se concertó la visita para las 10:00 de la mañana del día siguiente y Salvador me pidió que lo acompañara.
Cuando llegamos a la residencia del general Imbert, inmediatamente Salvador le dijo con mucho énfasis: “Antonio, tú me conoces desde hace muchos años y sabes bien cuales son mis criterios e ideología democrática. Tú sabes bien que yo no soy comunista y tengo informes fidedignos de que dentro de la Fuerzas Armadas se ha desatado una campaña de que yo soy comunista”. Y más o menos le quiso decir quién podía estar detrás de esa campaña. Entonces Antonio Imbert, sin pestañear, le dijo: “Mira, Salvador, yo no estoy enterado de eso, pero lo voy a investigar y te aseguro que si eso anda, yo soy el primero que lo voy a desvirtuar, así que vete tranquilo”.
Sorprendió a todo el mundo que Balaguer se postulara nuevamente, porque ya se esperaba que después de 1978 se retiraría de la política. Pero qué va: se postuló en 1982 y en 1986, y ganó en esta última.
El 16 de mayo de 1982, día de las elecciones, estábamos contentos, las encuestas eran muy favorables. Jorge Blanco, en compañía de otros amigos, votó en Santiago y luego fueron a mi casa a desayunar. Yo tenía una casa con una pérgola amplia y acogedora. Allí no solo hubo desayuno, sino que abrí champán porque se consideraba que la victoria era segura.

Esas elecciones fueron interesantes porque Jorge Blanco ganó la postulación con dos fuerzas dentro de su propio partido muy en contra de él. Primero, Jacobo Majluta, que aspiraba a ser el candidato con su grupo; y el oficialismo, que lo encarnaban parte de los seguidores del presidente Antonio Guzmán, con quien las relaciones se habían deteriorado hacía tiempo. Prácticamente, se podría decir que quien apoyó a Salvador en la campaña fue Peña Gómez. Había una tendencia muy grande dentro del partido liderada por Hatuey Decamps. El PRD estaba muy fragmentado, pero Jorge Blanco se impuso en las primarias y fue candidato con un apoyo extraordinario, que incluyó sectores externos al partido. Con esa fuerza que tenía se presentó a las elecciones en mayo de 1982 y ganó por 200 mil votos sobre Balaguer, que era el candidato del Partido Reformista.
Yo no tenía la más mínima idea de que podría ser nombrado canciller. Eso vino en el mes de julio, pero antes del presidente electo comunicarme el posible nombramiento, se produjo el hecho importante, que fue la noche del suicidio del presidente Guzmán”.
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