Trece personas fueron acusadas relacionadas a un esquema transnacional de fraude a envejecientes que supuestamente involucraba la operación de un call center en República Dominicana, el cual engañó a cientos de víctimas de edad avanzada en Estados Unidos, haciéndoles creer que sus nietos u otros familiares cercanos estaban en problemas y necesitaban dinero.
Así lo informó este martes la Embajada de Estados Unidos en República Dominicana, la cual, a través de un comunicado, explicó que en total, la investigación identificó a más de 400 víctimas con una edad promedio de 84 años, incluyendo al menos a 50 en Massachusetts, y pérdidas que superan los USD 5 millones.
Según los documentos de acusación, los imputados, dirigidos por Oscar Manuel Castaños García, una vez obtenían el dinero, supuestamente lo lavaban y enviaban de vuelta a República Dominicana.
Señaló que Castaños García sería el responsable de supervisar varios call centers en el país, empleando a cómplices que hablaban inglés y ejecutaban lo que comúnmente se conoce como “estafa de los abuelos”.
Estas estafas comenzaban con un empleado “iniciador” que llamaba a la víctima haciéndose pasar por un nieto o nieta que había tenido un accidente. Luego, un “cerrador” supuestamente hacía una segunda llamada, haciéndose pasar por el abogado del nieto, solicitando una suma de dinero para cubrir gastos relacionados con el accidente. Castaños García supuestamente operaba estos call centers con la ayuda de varios gerentes que supervisaban, entrenaban y pagaban a los empleados.
De acuerdo con la acusación, los operadores del centro de llamadas instruían a las víctimas para entregar dinero en efectivo a “mensajeros” en Estados Unidos. En la mayoría de los casos, les indicaban que entregaran el paquete con efectivo a conductores de servicios de transporte por aplicación, quienes eran enviados a la casa de la víctima por un mensajero. Estos conductores, sin saberlo, llevaban el dinero a los mensajeros en puntos de entrega cercanos. En otros casos, las víctimas eran instruidas a enviar el dinero en efectivo por correo o mediante empresas de mensajería a direcciones específicas.
"En muchas ocasiones, el call center volvía a llamar a las víctimas para pedir fondos adicionales para el supuesto nieto, a veces dos o tres veces más. Por ejemplo, alegaban que hubo una “confusión” o que una mujer embarazada perdió a su bebé en el accidente", detalló.
En ciertos casos, los cómplices ordenaban a conductores de transporte por aplicación que llevaran a las víctimas a su banco para retirar más dinero.
Asimismo, indicó que, bajo la presunta dirección de Castaños García y otros, los mensajeros realizaban transacciones financieras con el dinero de las víctimas, incluyendo depósitos en cuentas bancarias y entregas de efectivo a cómplices en Nueva York y otras partes. Los operadores de este esquema se apoyaban en personas que lavan dinero tanto en Estados Unidos como en República Dominicana para transferir las ganancias ilícitas desde las víctimas en los EE.UU. hacia Castaños García y otros en República Dominicana.
Finalmente, la Embajada de Estados Unidos en República Dominicana pidió al público que sospeche haber sido víctima de este caso, u otras estafas contra envejecientes, debe comunicarse con USAMA.VictimAssistance@usdoj.gov o llamar al 1-800-CALL-FBI (1-800-225-5324). También se puede reportar el fraude al Centro de Quejas de Fraude a Envejecientes del FBI (IC3).
Cargo de conspiración
El cargo de conspiración para cometer fraude por correo y fraude electrónico conlleva una pena máxima de 20 años de prisión, tres años de libertad supervisada y una multa de hasta USD 250,000, o el doble de la pérdida ocasionada a la víctima. El cargo de conspiración para lavado de dinero conlleva una pena máxima de 20 años de prisión, tres años de libertad supervisada y una multa de hasta USD 500,000 o el doble de la cantidad de dinero lavado, lo que sea mayor. Las sentencias son impuestas por un juez federal de distrito conforme a las Guías de Sentencia de los EE.UU. y las leyes aplicables.
El caso, que contó con la colaboración de la Oficina de Asuntos Internacionales del Departamento de Justicia; la Policía Nacional Dominicana; la División Especial de Investigación del Crimen Organizado Internacional (DEICROI); la Dirección Central de Investigaciones Criminales (Dicrim); y el Ministerio Público, está siendo procesado por el fiscal federal adjunto David M. Holcomb, de la División Criminal de la Fiscalía del Distrito de Massachusetts.
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