En un ambiente cargado de respeto, gratitud y profunda emotividad, la sede central de la Asociación Dominicana de Rehabilitación fue escenario este jueves de un sentido homenaje a la memoria de su fundadora, doña Mary Pérez Marranzini, figura emblemática del servicio humanitario en el país.
El cortejo fúnebre con los restos de doña Mary fue recibido por empleados, pacientes, directivos y miembros de la Junta Directiva Nacional, junto a su hijo, Celso Marranzini, quien agradeció las innumerables muestras de afecto hacia su madre. El reverendo Augusto Sandino Sánchez elevó una oración resaltando su entrega, fe y dedicación incondicional a las personas con discapacidad.
Entre lágrimas, Celso recordó que fue por él que su madre fundó Rehabilitación, y reafirmó el compromiso de continuar su misión: “Cumpliremos el deseo de Mamá Mary, trabajando para que su obra permanezca por muchos años más, para que nadie se quede sin ser atendido.”
Pacientes y colaboradores compartieron palabras de amor, reconociendo a doña Mary como un faro de liderazgo ético, ternura y compromiso con la dignidad humana. Fiel a su espíritu de entrega, se pidió que quienes deseen honrar su memoria lo hagan con aportes a la institución, en lugar de flores.
El legado de doña Mary permanece vivo en cada vida transformada por la labor de Rehabilitación. Su luz, aseguran, continuará guiando generaciones.
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