El doctor en Educación, Juan Martínez Nova considera que la inteligencia artificial (IA) podría ser el igualador de oportunidades más poderoso para cerrar la brecha educativa en zonas rurales en República Dominicana, pero requiere una estrategia nacional inmediata para lograr una transformación multisectorial.
Martínez Nova explica que la IA aplicada en el sector educativo facilita la personalización del aprendizaje, ayuda con la reducción de carga administrativa docente y permite la detección temprana de riesgos como sistemas de alerta sobre ausencias, bajo rendimiento y factores psicosociales, lo cual, a su juicio, es vital para intervenciones que logren prevenir la deserción escolar.
“La IA bien usada puede acercar recursos de calidad a estudiantes que históricamente han quedado fuera”, subraya.
Agrega, además, que el país necesita una estrategia de IA centrada en equidad, que acerque oportunidades, proteja derechos y eleve la competitividad.
El experto en educación e inteligencia artificial señala que la baja conectividad y la falta de equipamiento plantean retos para la integración de esta tecnología en el campo educativo. Otro de los desafíos es que los currículos no se actualizan al ritmo de la innovación.
De acuerdo con Martínez Nova, el país requiere marcos regulatorios claros sobre privacidad y uso de datos. También, resalta la importancia de la sostenibilidad financiera y técnica con el objetivo de mantener plataformas y soporte local.
“El Gobierno dominicano debe definir una hoja de ruta nacional y unificar documentos existentes de IA en educación y productividad, con metas concretas y medición pública”, asegura el experto.
Asimismo, destaca la necesidad de la regulación de privacidad y ética, estableciendo estándares de datos y mecanismos de auditoría y enfatiza la importancia de invertir en infraestructura y conectividad, priorizando zonas rurales y de frontera.
Para el especialista en IA, es fundamental la adquisición de tecnología con criterios claros de seguridad, accesibilidad y sostenibilidad. Asimismo, enfatiza la relevancia de la formación docente y profesional como política de Estado, no de gobierno.
Compartir esta nota