José Augusto Vega Imbert es un reconocido abogado y ciudadano de Santiago quien desde muy temprano, a la caída de la dictadura de Trujillo en 1961, extendió sus esfuerzos para la consolidación de la democracia recién nacida como proactivo cofundador del comité de Santiago de la Unión Cívica Nacional, en su fase puramente patriótica, cuya intensa actividad culminó con el golpe de estado contra los hermanos Trujillo en noviembre de 1961, originado en Santiago. Subsiguientemente, José Augusto, junto a otros, hizo oposición al derrocamiento del gobierno del profesor Juan Bosch (primer gobierno democrático tras la caída del régimen trujillista); y luego de consumado ese trágico evento, fue luchador junto a una pléyade jóvenes profesionales por el regreso a la constitucionalidad, lo que en buena medida coadyuvó a la gesta militar del 24 de abril, en la que tuvo modesta, pero real presencia, incluyendo la famosa Batalla del Hotel Matum. Luego, al terminar la guerra, se incorporó al Partido Revolucionario Dominicano; y años después, tras sobrepasar contratiempos y vicisitudes, su vida pública repunta y culmina como canciller de la República en la administración del doctor Salvador Jorge Blanco y, más tarde, embajador dominicano en España en la administración de su viejo amigo, el presidente Hipólito Mejía.

Abogado de intenso ejercicio, proveniente de una de las familias tradicionales de Santiago, también hizo causa común con recién nacidas organizaciones para la promoción del desarrollo y la inversión, en pro de la educación y la productividad, unido a los esfuerzos de relevantes personajes como Salvador Jorge Blanco, Alejandro Grullón Espaillat, Luis Crouch Bogaert, Victor Espaillat Mera, Tomás Pastoriza, Eduardo León Asensio y miembros de la familia Bermúdez, entre otros.

Discreto y sin interés por mostrarse protagonista de nada, José Augusto propuso que Acento trabajara con él recogiendo sus relatos testimoniales sobre hechos de indiscutible relevancia histórica, así como, en excepcionales casos, sus infortunios en la vida pública, todo lo cual revela minuciosamente, según nos dice “para dar coherencia y seriedad a mis testimonios sobre los múltiples sucesos de verdadera trascendencia histórica que Acento se propone publicar como su modesto aporte bibliográfico para futuras generaciones…”

Nuestras recomendaciones, en casi dos años de trabajo, es que sus testimonios periodísticos para Acento se convirtieran en un libro y no en una serie de reportajes, que serían publicados secuencias, por el medio nativo digital.

Sin embargo, su respuesta fue firme, en el sentido de que estos relatos nacieron en la labor periodística de Nicole Espejo, de Acento, y de las extensas conversaciones y reuniones con el director del diario, y que debían ser publicados como trabajo periodístico y no como libro. Aseguró que pensaría la posibilidad de una publicación como libro, luego de que se diera a conocer digitalmente en el medio que los trabajó.

Posteriormente se incorporó la colaboración, corrección y redacción de Daniela Cruz Gil y de Jimmy Hungría, quienes han realizado una labor de curación y conclusión de textos, en coordinación con el doctor Vega Imbert.

La dirección de Acento se siente satisfecha y agradecida de la confianza del propietario de estas memorias periodísticas, por su confianza en nuestro trabajo, por su dedicación para la terminación de esta labor de recopilación, y por sus viajes constantes de Santiago a Santo Domingo para perfeccionar un material histórico y de trascendencia para las nuevas generaciones.

Agradecemos y aplaudimos esta apertura de José Augusto Vega Imbert, y de paso le deseamos, a sus más de 90 años, larga vida y salud para continuar contribuyendo a la promoción del desarrollo de Santiago y los nuevos triunfos de las Águilas Cibaeñas.