La Compañía Anónima Tabacalera (CAT), constituida el 25 de junio de 1914 en Santo Domingo, aunque con domicilio en Santiago, fue producto de la fusión de la fábrica de cigarros y cigarrillos La Habanera, de Sollner y Co., de Santiago, y la fábrica de cigarrillos de Nadal & Co., de Santo Domingo. Su desarrollo industrial se localizó en un edificio ubicado en la manzana comprendida por las calles Boy Scout, Duarte, 16 de Agosto y San Luis en el Centro Histórico de Santiago, la cual tiene una extensión superficial de cinco mil setecientos metros cuadrados. Este edificio fue construido en cuatro etapas: la primera correspondió a un inmueble con patio interior colindante en la esquina formada por las calles Boy Scout y Duarte, sustituto del edificio original de La Habanera; la segunda etapa correspondió al inmueble en la esquina de las calles Boy Scout y San Luis y se desarrolló entre 1960 y 1964; la tercera, que completó el tramo de la calle Duarte en su esquina con la calle 16 de Agosto, fue construida entre 1967 y 1968; la última en construirse, para completar la manzana, fue la definida por el ángulo de las calles 16 de Agosto y San Luis. Pese a su fragmentación constructiva, el módulo estructural de columnas y vigas de concreto fue replicado en todas sus caras, otorgándole unidad a su volumetría.
En el orden socioeconómico, La Tabacalera, como fue conocida, se convirtió en la principal fuente de empleo y producción de riquezas para la ciudad de Santiago, estableciéndose en la década de los años sesenta del siglo XX como la empresa tabacalera líder, con su marca de cigarrillos Montecarlo, un referente nacional y producto de orgullo para los dominicanos.
Elementos constructivos destacables
El edificio de La Tabacalera es uno de los primeros inmuebles construidos en el país con sistema porticado de hormigón armado. En su interior destacan 168 columnas y dos bóvedas de ladrillo de 500 metros cuadrados cada una, ubicadas en el inmueble de la intersección de las calles San Luis y Boy Scout, elementos únicos en el Centro Histórico de Santiago. Su composición, marcadamente horizontal, como se describe en la Guía de Arquitectura de Santiago, se ve interrumpida por dos cuerpos en dos niveles que repiten el mismo módulo y ritmo visual que el primer piso. Lo describe como sigue: Grandes aperturas para puertas de almacén rectangulares horadan los paños de muro a intervalos regulares. Las columnas exteriores se coronan con pináculos en forma de pirámides rebajadas, constituyéndose en el único ornamento de la composición. La esquina de las calles 16 de Agosto y San Luis, con su distintivo chaflán, se enmarca por medio de dos pilastras adosadas de mayor tamaño que a la vez contienen el acceso y el letrero de la antigua Compañía Anónima Tabacalera, convirtiéndose en el elemento más distintivo del edificio.
Un primer paso para su intervención
La Compañía Anónima Tabacalera estuvo bajo el control accionario del Estado dominicano entre los años 1952 y 2000. En este último año, el edificio fue traspasado a los herederos de Anselmo Copello, su presidente en una época y uno de sus accionistas fundadores. En 2018, la Universidad ISA lo adquirió de manos de la familia Copello, con el objetivo de destinarlo a su recinto en el Centro Histórico de Santiago. En ese orden, la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental, mediante oficio núm. DRP/RSGO-155-17, de fecha 12 de septiembre de 2017, emitió la no objeción a su intervención, observando cuatro consideraciones esenciales: que nuevas estructuras no debían exceder la altura de 13.9 metros , “para evitar la imagen visual de los perfiles de manzana en la que está el proyecto de las manzanas colindantes“ (sic); que su esquema estructural y su patio interior deben mantenerse intactos y que sus bóvedas pueden ser modificadas una vez sean evaluadas en su vulnerabilidad estructural, para acogerse a las normas vigentes del ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones. De su lado, la Oficina Municipal de Planeamiento Urbano del ayuntamiento de Santiago, mediante oficio núm. 67240216/OMPU 170-18, de fecha 12 de marzo de 2018, emitió la no objeción de uso de suelo para su restauración, remodelación y reestructuración espacial interna, en tanto que en fecha 20 de noviembre de 2019 el ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones acogió la revisión preliminar de los planos constructivos para atender su vulnerabilidad estructural.
Interés de su recuperación
En 2020, el gobierno informó que implementaría iniciativas para el rescate y puesta en valor de inmuebles patrimoniales en el Centro Histórico de Santiago. Así, en 2022, la Presidencia de la República y el Banco de Reservas anunciaron la adquisición del edificio del antiguo Hotel Mercedes para convertirlo en un museo de arte contemporáneo y el Centro Cultural Banreservas, mientras que el propio presidente de la República dio a conocer que el edificio del Correo será convertido en el museo de la historia de la ciudad. La puesta en valor del edificio de La Tabacalera se sumaría a las iniciativas estatales antes mencionadas y al tiempo de irradiar su influjo sobre la fortaleza San Luis y el conjunto de inmuebles patrimoniales con los que colinda, serviría de soporte a los sectores productivos, comerciales y culturales de la ciudad de Santiago.
Los Principios de Dublín (Principios conjuntos del ICOMOS Internacional y el Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial (TICCIH) para la conservación de sitios, estructuras, áreas y paisajes del patrimonio industrial, adoptados en 2011) observan que el valor patrimonial de este tipo de inmuebles “puede verse gravemente comprometido o reducido si se eliminan máquinas u otros componentes importantes, o si se destruyen elementos secundarios que forman parte de un sitio completo” y que su uso original, o en su defecto, alternativo y adaptativo, es, a menudo, la forma más sostenible de garantizar su conservación, debiendo los nuevos usos “respetar los materiales, componentes y patrones de circulación y actividad significativos”. Y como se señala Carta de Nizhny Tagil sobre el patrimonio industrial de 2003, “la conservación del patrimonio industrial depende de la preservación de la integridad funcional, y las intervenciones en un sitio industrial deben, por tanto, estar enfocadas a mantener su integridad funcional tanto como sea posible”, debiendo orientarse los nuevos usos a “respetar el material significativo y mantener los patrones originales de circulación y actividad”. Su rehabilitación, como recuerda la Carta de Sevilla de Patrimonio Industrial de 2018, ha de tener en cuenta las buenas prácticas existentes sobre intervención y gestión del patrimonio industrial y sus infraestructuras deben ser conservadas “no sólo desde su intrínseco valor histórico, sino también desde su valor de continuidad al servicio de la ciudadanía, el territorio y el paisaje”.
De la Compañía Anónima Tabacalera solo queda, como memoria construida, su edificio, y como tal, merece ser devuelto a la vida con respeto a sus valores patrimoniales y bajo los rigores de una intervención ceñida a los requerimientos de las autoridades competentes.
El autor es miembro del Comité Dominicano del ICOMOS.
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