El Colegio Dominicano de Psicólogos (Codopsi) presentó un diagnóstico amplio sobre los feminicidios en República Dominicana, advirtiendo que este fenómeno no puede seguir abordándose solo desde el sistema judicial o la fuerza pública.
Según su informe técnico, las raíces de la violencia están en heridas emocionales no tratadas, patrones culturales normalizados y fallas estructurales persistentes en la respuesta del Estado.
Se trata del documento titulado Violencia de Género y Salud Mental en República Dominicana, que ofrece una radiografía profunda del fenómeno. El Codopsi, presidido por Yanis Mejía, sostiene que la violencia comienza mucho antes del golpe: aparece en la incapacidad de manejar emociones, en la falta de herramientas para gestionar la frustración y en la repetición de modelos familiares donde el maltrato se asume como parte de la convivencia.
El informe, preparado en respuesta a la serie periodística “SOS para salvar vidas de mujeres” de Aplatanao News, que dirige Fernando Quiroz, precisa que las víctimas, con frecuencia, desarrollan cuadros de depresión, ansiedad, insomnio y síntomas derivados del estrés postraumático; daños que se agravan por la falta de atención psicológica oportuna.
En cuanto a los agresores, el estudio identifica patrones reiterados de control, posesividad y dependencia emocional, muchas veces acompañados de antecedentes de violencia en la infancia y de la normalización del maltrato como forma de vínculo.
Estos elementos interactúan y alimentan un ciclo emocional destructivo que puede culminar en feminicidios.
La investigación destaca que los patrones de violencia se transmiten de generación en generación.
Los niños que crecen expuestos a violencia la internalizan como una forma válida de resolver conflictos. La normalización del maltrato y la ausencia de modelos afectivos saludables consolidan la violencia como patrón de conducta en la adultez.
“La herida comienza en la mente”, resalta el documento.
A nivel institucional, el Codopsi señala debilidades estructurales que impiden una respuesta efectiva: cobertura limitada de servicios psicológicos, especialmente en zonas rurales; ausencia de programas dirigidos a agresores; déficit de profesionales especializados; y falta de coordinación interinstitucional.
Estas deficiencias provocan que muchas víctimas queden sin acompañamiento ni protección oportuna.
También reconoce el informe que, aunque la violencia afecta de manera abrumadora a mujeres, existen hombres víctimas que permanecen invisibles por estigmas culturales y por un sistema que no está preparado para atenderlos adecuadamente.
El Codopsi aclara que visibilizar estos casos no equipara realidades, sino que ayuda a comprender el ciclo emocional y familiar de la violencia.
Subraya que prevenir la violencia no es tarea exclusiva de psicólogos, sino que amerita la intervención de escuelas, familias, medios, comunidades y el sistema judicial, asumiendo su rol en la construcción de una sociedad emocionalmente saludable.
“Sanar la mente también es salvar vidas”, concluye la entidad, reafirmando que la transformación estructural y la educación emocional son fundamentales para romper el ciclo de violencia que por años ha cobrado la vida de tantas mujeres. La institución elaboró su informe a partir de una revisión de bibliografías especializadas y fuentes académicas reconocidas, garantizando un análisis actualizado, fundamentado y científicamente sólido.
Propuestas de soluciones
El Codopsi plantea que la prevención debe comenzar temprano y sostenerse en el tiempo. La entidad propone un plan nacional basado en salud mental, educación emocional y trabajo comunitario, con medidas prioritarias como:
- Educación emocional desde la infancia, incorporando contenidos sobre empatía, respeto, manejo de emociones y resolución pacífica de conflictos.
- Formación en igualdad de género, desmontando estereotipos machistas y promoviendo modelos de convivencia respetuosa.
- Atención psicológica accesible y especializada, con servicios fortalecidos en el sector público y redes comunitarias, dirigidos tanto a víctimas como a agresores.
- Campañas permanentes de sensibilización, que rompan la cultura del silencio, visibilicen las consecuencias de la violencia y fomenten relaciones sanas.
- Coordinación interinstitucional sólida, articulando esfuerzos entre salud, educación, justicia, seguridad y protección social.
- Sistemas de alerta temprana, con monitoreo continuo de denuncias, análisis de riesgo y protocolos de respuesta inmediata.
- Actualización del marco legal para reforzar la protección de las víctimas.
La directiva actual del Codopsi, además de su presidenta Yanis Mejía, la integran Whany García (secretaría general), Sergio Guzmán (finanzas), Scarlet Batista (organización), Odalis Cedeño (ética y disciplina) y José Manuel Ortiz (divulgación científica).
Asimismo, forman parte del equipo directivo Pura Acosta (Región Noroeste), Yahaira Martínez (Región Sur), Wendy Guerrero (Región Este) e Ingrid García (Región Nordeste).
La presidenta del Codopsi es psicóloga clínica especializada en psicología forense e intervención psicosocial. Con formación en Derecho, una maestría en Orientación Educativa e Intervención Psicopedagógica y una especialidad en Ciencias Forenses, ha desarrollado una trayectoria relevante en instituciones como el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) y en proyectos de apoyo psicosocial.
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