Este 30 de mayo se cumplen 64 años del ajusticiamiento de Rafael Leónidas Trujillo, quien por 31 años encabezó una de las dictaduras más sangrientas de América Latina.
La noche del 30 de mayo de 1961, un grupo de ciudadanos dominicanos emboscó al dictador en la actual Autopista 30 de Mayo, entonces vía hacia San Cristóbal, poniendo fin a su régimen.
El vehículo en que viajaba Trujillo, un Chevrolet azul modelo 57, fue interceptado a la altura de la Feria Ganadera por los conjurados, quienes lograron ejecutar el plan tras varios años de planificación.
Entre los participantes del atentado estaban Antonio de la Maza, Pedro Livio Cedeño, Roberto Pastoriza, Amado García Guerrero, Antonio Imbert Barrera y otros dominicanos hastiados de los crímenes del régimen.
Ajusticiamiento
El historiador Juan Daniel Balcácer describió la conspiración como una acción independiente de partidos políticos y gestada durante casi tres años por personas decididas a acabar con la tiranía.
El plan contemplaba bloquear la vía y emboscar a Trujillo, quien viajaba con su chofer, el capitán Zacarías de la Cruz, único acompañante en esa noche inusual de martes, ya que normalmente hacía ese recorrido los miércoles.
La directora del Museo Memorial de la Resistencia Dominicana (MMRD), Luisa de Peña Díaz, detalló que la ejecución se adelantó por sorpresa, lo que provocó que no todos los complotados estuvieran presentes.
A pesar de la ausencia de algunos miembros, los conjurados lograron herir gravemente a Trujillo en una primera balacera. Según De Peña, el primer disparo mortal lo hizo Amado García Guerrero.
Trujillo fue alcanzado por una bala que le atravesó el torso, dejándolo malherido. Luego, fue interceptado nuevamente por otros complotados que continuaron la persecución.
En medio del tiroteo final, Antonio de la Maza le disparó en el mentón, causándole una herida letal que le hizo perder incluso el puente dental, aunque ya estaba agonizante.
Diversas pistas dejadas en el lugar, como el vehículo averiado de Salvador Estrella Sadhalá y la pistola caída de De la Maza, permitieron a las autoridades identificar rápidamente a los responsables.
El chofer Zacarías sobrevivió y logró huir, lo que facilitó la represión inmediata contra los conjurados y desató una persecución sangrienta por parte del régimen.
Pedro Livio Cedeño, herido, fue llevado a una clínica donde fue identificado, lo que condujo al descubrimiento de otros implicados, como Juan Tomás Díaz.
El grupo esperaba instaurar un gobierno provisional democrático, pero la rápida reacción del régimen impidió ejecutar esa parte del plan. Muchos fueron capturados y torturados.
Seis meses después, los últimos seis sobrevivientes del atentado fueron asesinados por Ranfis Trujillo en Hacienda María, cerrando así el ciclo de violencia que marcó el fin del régimen.
Un monumento en la Autopista 30 de Mayo recuerda a los héroes que sacrificaron sus vidas por la democracia dominicana, símbolo de un quiebre definitivo en la historia del país.
Según cifras del Museo Memorial de la Resistencia, la dictadura dejó al menos 25,000 muertos o desaparecidos y un estimado de 50,000 víctimas entre torturados, presos políticos y perseguidos.
Uno de los hechos que precipitó la caída del régimen fue el asesinato de las hermanas Mirabal y Rufino de la Cruz el 25 de noviembre de 1960, crimen que conmocionó a la sociedad dominicana y al mundo.
Compartir esta nota