La República Dominicana ha alcanzado las metas propuestas de desarrollo del turismo de sol y playa. El turismo cultural y el eco-turismo, que tienen un mayor impacto en las comunidades rurales y ciudades del interior, necesitan un impulso en materia de narrativa, eventos culturales, espacios, infraestructura y actores de la industria cultural.
Ya habíamos visto que la ciudad de Santiago tiene una riqueza natural, histórica-cultural, que es una joya, la cual debe ser valorizado como aporte clave estratégico al despegue definitivo de un turismo cultural sostenible en esa ciudad y en el Cibao.
En los artículos anteriores empezamos a descubrir los tesoros históricos, culturales y naturales del Cibao, con la Ruta de Colón, el parque eco-arqueológico de Santiago Viejo o Jacagua y otros, resaltando su potencial puesta en valor, como instrumento para atraer al turismo histórico-cultural.
También vimos que el conjunto patrimonial de Santiago, permite identificarla como marca cultural-país.
Hoy seguiremos descubriendo los tesoros históricos de la ciudad. La narrativa de esos hechos, vinculada a los lugares donde ocurrieron, genera múltiples espacios patrimoniales que requieren de acciones por parte de las autoridades y actores culturas, para su puesta en valor, en favor de la comunidad y el desarrollo de la industria cultural y el turismo.
Las mayores catástrofes que ha sufrido la ciudad, de las cuales se ha levantado Santiago, por lo que puede ser considerada como la ciudad de mayor resiliencia en América, las clasificaremos en : Terremotos, invasiones, guerras, secuestros y genocidios. Trataremos el primer tipo: los terremotos.
Ya vimos el primer gran terremoto registrado en la ciudad, el de 1562 que destruyó por completo a Santiago y la Vega, quedando la evidencia del inexplorado parque arqueológico de Santiago Viejo o ruinas de Jacagua, que podría considerarse como el principal lugar vinculado a cataclismos de naturaleza sísmica.
En el siglo XVII y XVIII se registran dos grandes terremotos en la isla, en 1673 que destruyó a Santo Domingo y en 1751 que destruyó a Azua y generó un maremotos. Es el terremoto de 1783 el que más daño produce en los edificios coloniales de Santiago, con la destrucción de iglesias y viviendas.
En el siglo XIX acontecen varios sismos. Es el 7 de mayo de 1842, cuando ocurre el segundo más devastador. Este terremoto destruyó todos los edificios coloniales de la ciudad de Santiago, desvaneciendo ese importante legado patrimonial.
Los terremotos de 1897 y 1946 causaron el derrumbe de algunas edificaciones y viviendas. El del 1946 tuvo un fuerte impacto en la topografía, en el trayecto de arroyos y ríos y la calidad de sus aguas.
¿Qué narrativa útil de aplicación al turismo cultural nos queda de los eventos sísmicos en Santiago? Varias, entre ellas: El parque eco-arqueológico de Santiago Viejo en Jacagua (1504-1562). El casco histórico, carente de edificios coloniales anteriores al siglo XIX, las iglesias coloniales del casco histórico reconstruidas.
Qué otras cosas se pueden decir de todas estas tragedias y destrucciones ocasionadas por terremotos: Que Santiago se ha levantado siempre, por lo que cabe añadir a sus características culturales, el emblema de ciudad resiliente.
No queremos concluir sin recordar algunas de las acciones requeridas para la industria eco-cultural de Santiago:
Identificar y elaborar un modelo y programa anual de eventos culturales, vinculados a la Agenda Cultural de Desarrollo (ACD) para posicionar a Santiago como una marca cultural-país.
Elaborar un plan integral de negocios sostenibles (PINS), en consenso con los actores de la industria cultural, para la sostenibilidad financiera del modelo cultural.
Identificar fondos para el financiamiento del programa de eventos y el plan integral de negocios.