“El sensacionalismo siempre ha vendido bien. Los periódicos modernos aparecieron en escena a principios del siglo XIX, promocionando primicias y revelaciones, pero también historias falsas para aumentar su circulación. El “Great Moon Hoax” del New York Sun de 1835, afirmó que había una civilización alienígena en la luna y eso logró establecer al NYS como el periódico líder y más rentable de la época” – J. Soll, “The Long and Brutal History of Fake News,” POLITICO Magazine, diciembre 18, 2016.
Hay muchos ejemplos de noticias falsas a lo largo de la historia. En la Alemania nazi se uso para generar odio contra los judíos y justificar las invasiones de Hitler. En los años 1800 en EE. UU. se publicaron miles de historias falsas sobre crímenes supuestamente cometidos por afroamericanos. Casualmente la pandemia de 1918, conocida en ingles como “Spanish Flu”, le debe su nombre a un Fake News debido a que durante la Primera Guerra Mundial estaba prohibido publicar noticias que pudiesen bajar la moral de los soldados y los periódicos publicaron el brote en España que era un país neutral.
Recientemente un estudio realizado por tres académicos de MIT, descubrió que los Fake News se propagan sustancial y más rápidamente en Twitter que las noticias reales. Esto no solo lo saben los investigadores de MIT, también los saben los propagadores de Fake News que ven en ello una poderosa herramienta para ganar audiencia digital, terreno político o imponer agendas específicas.
En la República Dominicana esto cobra particular importancia en la opinión pública, debido a las faltas de regulaciones en lo que se comunica por las redes sociales, tanto desde las propias organizaciones políticas, como desde las esquinas de influencers y Youtubers. Sinan Aral, profesor del MIT Sloan School of Management dice que: “Descubrimos que la falsedad se difunde significativamente más lejos, más rápido, más profunda y ampliamente que la verdad, en todas las categorías de información y, en muchos casos, en un orden de magnitud”.
"Estos hallazgos arrojan nueva luz sobre aspectos fundamentales de nuestro ecosistema de comunicación en línea […] estábamos entre sorprendidos y atónitos por las diferentes trayectorias de noticias verdaderas y falsas en Twitter ", dice Deb Roy, coautora de la investigación, profesora de artes y ciencias del MIT Media Lab y directora del Laboratory for Social Machines (LSM).
Fake News es información falsa mezclada parcialmente con datos verídicos o totalmente falsos que es presentada como noticia. El objetivo fundamental de esto es desinformar y al mismo tiempo dañar la reputación y la imagen de personas o entidades especificas.
De acuerdo al articulo The (almost) complete history of 'fake news' publicado por BBC News en enero 22, 2018: “Fue a mediados de 2016, cuando el editor de medios de Buzzfeed, Craig Silverman, notó un curioso flujo de historias completamente inventadas que parecían originarse en una pequeña ciudad de Europa del Este. ‘Terminamos encontrando un pequeño grupo de sitios web de noticias, todos registrados en la misma ciudad de Macedonia llamada Veles’, recuerda Silverman. Él y un colega comenzaron a investigar, y poco antes de las elecciones de EE. UU. identificaron al menos 140 sitios web de noticias falsas que atraían grandes cantidades de personas en Facebook. BuzzFeed News identificó a más de 140 sitios web pro-Trump que eran manejados desde una sola ciudad en la antigua República Yugoslava de Macedonia.”
El uso de este mecanismo en las redes sociales fue usado intensamente por los republicanos para crear "hechos alternativos", como los de las elecciones robadas, conspiraciones contra las vacunas y el uso de mascarillas, impidiendo con ello cualquier posibilidad de análisis racional y políticas constructivas.
No importa quién tuvo la desgraciada idea de publicar la primera noticia falsa en las redes sociales, la realidad es que la velocidad con la que los Fake News se propagan y su nivel de influencia les dan el primer lugar en la historia.
Johns Hopkins Bloomber School & Public Health calculó que, a octubre 20, 2021, “la no vacunación total voluntaria contra el COVID-19 ha causado -por lo menos- 1 billón de dólares diarios en daños en los Estados Unidos, desde que las vacunas estuvieron ampliamente disponibles.Esta estimación se basa en los costos de las hospitalizaciones, la valoración de las vidas perdidas y la morbilidad a largo plazo debido al COVID-19”, calculadas utilizando la metodología estándar para el análisis de impacto regulatorio del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU.
En países como los nuestros, donde la fragilidad institucional puede generar situaciones de alto riesgo, la libre proliferación de Fake News atenta contra la democracia. En 2018 un comité del parlamento del Reino Unido afirmo que “la desinformación en línea era una amenaza para el tejido mismo de la democracia y puede explotar y exacerbar las divisiones sociales”.
Hace apenas un año, fuimos testigos en todo el mundo del resentimiento, odio y violencia extrema que las redes como Twitter pueden generar en los Estados Unidos. Myanmar es también un ejemplo típico del uso de Fake News para desestabilizar una nación y sustentar mecanismos represivos por parte de los gobiernos.
La diseminación de Fake News ha sido una de las principales causas para impedir la generalización de la medidas de vacunación en un numeroso grupo de países -incluyendo el nuestro- donde a pesar de los esfuerzos y el costo que ha representado para la República Dominicana el adquirir las vacunas a tiempo, aun no se ha logrado la meta de vacunar a la totalidad de la población meta.
Esta semana surgieron varios episodios típicos de Fake News en nuestro país cuando en la red de Twitter se empezó a difundir un mensaje argumentando que el productor cinematográfico José María Cabral había llamado “chopo a El Alfa”.
No existen evidencian de que José María Cabral dijo eso, pero independientemente del paupérrimo valor de esa supuesta noticia, la misma solo está amparada en la palabra de quien lo difundió y la de José María Cabral, sin embargo, la “desinformación” rueda, circula y hace daño, sin ningún tipo de consecuencias.
De igual forma y también en Twitter se difundía un agresivo ataque a la Senadora por el Distrito Nacional, Faride Raful, que, junto al Diputado José Horacio, son los objetivos predilectos de los que difunden Fake News en el país.
Veamos un ejemplo de esto. El 12 de enero, desde Twitter una cuenta publicó un mensaje indicando que “la comisión que preside Faride Raful lleva 17,000 millones de dólares en préstamos en menos de dos años”. Para develar esta falsedad solo hay que buscar los hechos:
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El gobierno que preside Luis Abinader y el Congreso actual asumieron el poder en agosto 16, 2020, es decir, aproximadamente 1 año y 5 meses; ni siquiera cerca de los 2 años.
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Los préstamos son aprobados por el Congreso, no por la Comisión que preside Faride Raful.
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En 1 año y 5 meses de gobierno se ha aprobado un monto de 2,356.8 millones de dólares, es decir 14,643.2 millones de dólares menos de lo que dice el Fake News.
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Las minutas de las discusiones sobre las aprobaciones de préstamos residen en el Congreso y las grabaciones también. De manera que en esa documentación queda asentada toda la información sobre el destino y uso de esos préstamos.
De igual forma esta semana el programa “Esto no es radio”, publicó por Twitter que “Faride Raful (del PRM) financió la campaña de José Horacio (de Alianza País)”.
No se presenta ningún tipo de prueba, no se buscan evidencia, no se le pregunta a los implicados su opinión sobre si lo que se va a publicar es cierto o falso, simplemente se lanza el Fake News, para aumentar “likes” y sin consecuencias legales para quien lo lanza, pero haciendo un daño irreparable a la imagen y figura política de las personas implicadas.
Hay muchos ejemplos de esto que solo conducen a generar un exacerbado malestar social, generar odio injustificado y de cierta forma la violencia, como son los casos de Myanmar y los Estados Unidos.
El artículo de MIT “The spread of true and false news online”, fue publicado en la revista Science. “El estudio proporciona una variedad de formas de cuantificar este fenómeno de Fake News. Indicando que las mismas tienen un 70% por ciento más de probabilidades de ser retuiteadas que las verdaderas” Es importante como dice Roy, para los usuarios de Twitter con buenas intenciones, reflexionar sobre una idea simple: "Piense antes de retuitear".
Este problema de manipulación de la opinión pública, en las plataformas de las redes sociales se ha convertido en una grave amenaza para la vida pública civilizada. Es urgente que tanto el Congreso de la República Dominicana, como el gobierno en conjunto, tomen serias medidas para contrarrestar este fenómeno social del Fake News. Existen múltiples posibilidades para hacerlo, una de ellas es legislar para incluir en nuestro código penal las consecuencias legales apropiadas para aquellos que irresponsablemente crean, originan y difunden Fake News, especialmente los programas transmitidos por las redes sociales. Fake News atenta directamente con la libertad de expresión y más allá de eso, atenta contra la integridad de los ciudadanos.