Ayer el señor presidente ha indicado la posibilidad de que los dos ministerios sean unificados.

Propuesta interesante y que merece un análisis de sus beneficios, sin descuidar posibles problemas que requieran de acciones pertinentes.

Hay dos aspectos que considerar: planeación y gestión. Con respecto a la planeación no se puede no estar de acuerdo con la afirmación que es necesaria una coordinación entre las políticas de educación, ciencia, desarrollo tecnológico e innovación. Es algo que, desde hace al menos dos años, he subrayado como impostergable necesidad regional1, e inclusive antes había sugerido representar una prioridad para algunos países, como hice en el caso de Haití, donde un proyecto de esa naturaleza, con el apoyo del Centro Internacional de Física Teórica “Abdus Salam”, fue propuesto antes de la pandemia. La eventual unificación debería hacer posible el diseño de un tal plan integrado que permitiría afrontar problemas sociales de envergadura, con, a mediano plazo, resultados de impacto social, tales como mayor equidad e inclusión, y menor deserción en el proceso educativo,

Sin embargo, hay no se pueden menospreciar algunos elementos relativos a la gestión que, sin sugerir que sea de descartar la hipótesis de una unificación, imponen de todas maneras que se consideren los retos que de ella consiguen.

Tales retos se manifiestan de manera distinta en los dos sectores actualmente de competencia del MESCyT, la educación superior y la política científica. Respecto al primer sector, hace unos días ha aparecido el ranking 2024 de webometrics. Este brinda la evaluación de unas 32000 universidades en 200 países, de las cuales 3874 de América latina2. La primera universidad dominicana, la PUCMM, que todos coincidimos en considerar una universidad excelente, se encuentra solamente en el lugar 288 de la región. La percepción de quien escribe es que esa posición no es justa. Como todos los rankings, la metodología seguida puede ser cuestionada, pero la seriedad de ese ranking, que ya lleva más de veinte años, nos obliga a reconocer que todavía mucho hay que hacer en educación superior y cuestionarnos si la unificación con educación posiblemente no sea un instrumento adecuado para ese fin, a menos, naturalmente, de que se le dé el peso debido a algunas prioridades. Un ejemplo evidente es el proceso de creación de doctorados, en particular en las áreas STEM, que sigue muy lento y lamentablemente autárquico (en sentido amplio, no solamente nacional, ya que también es limitada y lenta la colaboración interinstitutucional). Y no son prioridades que acaban de ser descubiertas. Su reconocimiento se arrastra desde hace tiempo y tal vez mis lectores recuerden una nota en que plagiaba a mi mismo, volviendo a presentar consideraciones de hace treinta años, mas de triste actualidad3.

De todos modos, el efecto más delicado y potencialmente peligroso de una eventual unificación concierne la financiación de la investigación científica. En República Dominicana se han conseguido resultados interesantes a través de Fondocyt4. Sin embargo, no se debe olvidar que, mientras el porcentaje de PIB para educación es del orden del 4%, comparable con el de los demás países latinoamericanos y no lejos del promedio de los países avanzados, el porcentaje en I/D científicas es alrededor del 0.25%, es decir tan solo el 6% del de educación y menos de la mitad del promedio latinoamericano. ¿Podrá una unificación, aparentemente motivada por consideraciones de racionalización y reducción del gasto, mejorar (o por lo menos no empeorar) este indicador, acercando su valor al de los países avanzados, que es mayor de un orden de magnitud?

La necesidad de proteger el actual nivel de la ciencia dominicana de ninguna manera implica que la idea de unificar los dos ministerios no tenga mérito. Por supuesto se requiere que la educación superior no tenga un rol ancilar, pero es innegable que, como ha dicho el presidente, ellos rigen dos aristas del mismo sector. La otra arista, la ciencia, comparte solo parcialmente esta característica, en lo referente a la planeación, mientras su gestión pertenece a otro sector.

Esto es reconocido por los países de mayor desarrollo científico de América Latina. Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba y Venezuela siguieron al ejemplo de Costa Rica que hace unos 50 años estableció el primer ministerio de ciencia de la región. La presidente electa de México, en su primera decisión acerca del futuro gabinete, ha elevado a ministerio el rango de la agencia del sector. Los demás países tienen un organismo que sólo raramente (Perú) es subordinado a un ministerio. En la República Dominicana, el tema de un ministerio de ciencia y tecnología ha sido considerado en el pasado y todavía hace cuatro años, hubo sugerencias de que se lo creara4.

En caso de una unificación del MInEd y MESCyT, aun sin crear un Ministerio de C y T podría de todas formas ser deseable crear una agencia especializada con funciones y nivel ministerial, o semi ministerial, a la dependencia directa de la Presidencia o al menos, como por ejemplo es el caso en Guatemala, de la Vicepresidencia.

Esto permitiría afrontar en el organismo adecuado temas de largo alcance a nivel mundial, como la relación entre ciencia y desarrollo sostenible, promover en las formas oportunas desarrollos científicos infraestructurales que contribuyan a permitir a los jóvenes dominicanos realizarse como científicos en el país y por el país, sin tener que migrar y, last but not least, aseguraría  la posibilidad de una interacción más ágil tanto con el Ministerio de Relaciones Exteriores, clave para el aspecto de la cooperación internacional y el interface con los organismos y agencias internacionales e intergubernamentales, cuya importancia para la política científica es cada día mayor, como en las relaciones regionales con países representados por ministros.

  1. G. Violini, Un Plan Regional para Educación, Ciencia y Tecnología, Reflexiones de un neo-académico de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Fìsicas y Naturales, 46, 180,834-842, 2022
  2. Latin America | Ranking Web of Universities: Webometrics ranks 30000 institutions, Julio 2024
  3. G, Violini, Política científica. Ayer y hoy, acento.com, 12 de abril 2023
  4. G. Violini, Fondocyt, su contribución al desarrollo de la ciencia dominicana, acento.com, 13 de agosto 2020