El Consejo Nacional de Educación de la República dominicana, al final del año 2022, sorprendió a la sociedad dominicana con la decisión que elimina la Orden Departamental 33-2019. Esta Orden Departamental prioriza el diseño e implementación de la política de género en el Ministerio de Educación de la República Dominicana (MINERD). Para nadie es un secreto que en la sociedad dominicana hay sectores que rechazan la política indicada; han ejercido presiones en el MINERD hasta lograr la eliminación de la política de género. El temor que se ha generado en torno a la política de género constituye un problema. Se obstaculiza el avance de la igualdad, de la equidad y del respeto a la dignidad de las mujeres y de los hombres. Por ello, la eliminación de la política de género crea una situación preocupante en la educación y en la sociedad; en educación, porque, aunque esté formulada en el currículo, se puede convertir en una enseñanza discrecional. Considerarla dentro del conjunto de decisiones de políticas que orientan la formación le imprime un carácter y un nivel de obligatoriedad. Esto no ocurre, si solo aparece como un contenido curricular más.

La política de género no debe confundirse con la ideología de género. La primera tiene como función principal impulsar el desarrollo de actitudes, valores y prácticas que garanticen relaciones dignas e igualitarias entre hombres y mujeres. Importa que tanto las mujeres como los hombres convivan y trabajen de forma conjunta y en igualdad de condiciones. No puede haber supremacía del hombre sobre la mujer, ni viceversa. Se impone la búsqueda de espacios, estructuras y relaciones que permitan que ambos sujetos aprendan en reciprocidad; pongan sus talentos en acción para lograr una convivencia  que potencie las capacidades, la libertad y la singularidad de cada uno. La política de género no pretende la manipulación ni, mucho menos, la cosificación de las mujeres y de los hombres.

A los que identifican la política de género como ideología de género, se les olvida que esta última, al imponerse sobre el pensamiento y la acción de las personas, no toma en cuenta su dimensión humana. Los trata como objeto; hace de los hombres y las mujeres seres alienados. Los instrumentaliza; y, esto no tiene nada que ver con la visión e intencionalidad de la política de género. Por el contrario, esta busca una relación-comunicación e interacción humana natural, potenciadora de las dimensiones características de ambos sujetos. En este marco, la eliminación de la política de género constituye una experiencia traumática. Pone en evidencia una involución en el trabajo que se realiza para defender los derechos de las mujeres, así como la necesidad de que hombres y mujeres unan fuerzas.

El ámbito familiar, los centros educativos y el ámbito social requieren la vigencia de la política de género, para construir relaciones y cultura de paz en cada una de estas instancias. Negarla es abrirle curso a la violencia y a la agresión en la vida cotidiana de la familia, en las instituciones educativas y en la sociedad en sentido general. El Consejo Nacional de Educación es una entidad que se ha de preocupar por el desarrollo y el progreso de la sociedad dominicana. Al suprimir la política de género, se coloca muy distante del empeño de estas necesidades. Uno de sus focos de atención ha de ser aportar significativamente para impulsar el avance socioeducativo y la humanización del país, desde la inclusión y la dignificación de hombres y mujeres. El metamensaje que el Consejo Nacional de Educación le envía al país es que prefiere que se retroceda en el desarrollo y se afirmen valores, prácticas y enfoques que marginen la realidad de discriminación y del imperio sexista en el país.

Es importante recomendarle al Consejo Nacional de Educación que repiense la decisión. Al hacerlo, aporta para hacer avanzar al país. Además, se compromete con un trabajo activo que favorezca el desarrollo de las mujeres y de los hombres, sin distinción alguna. Mujeres y hombres tienen que fortalecerse juntos. La sociedad que discrimina a las mujeres y se parcializa con los hombres les hace daño a ambos. Por ello, el Ministerio de Educación de la República Dominicana, y todos los ministerios, además de las IES, han de apoyar y aportar para que la política de género se aplique y se respete.