El mundo en que habitamos atraviesa en estos momentos por una nueva crisis, la guerra entre Rusia y Ucrania. Este conflicto no se agota en las fronteras de estos dos países. Tiene repercusión mundial por el impacto que tiene en el petróleo, en diversos renglones alimentarios y por la cantidad de desplazados que provoca día a día. Esta crisis se conecta con los efectos sociales y letales de la COVID-19. Esta pandemia todavía continúa su agitado curso en diversos países, como sucede en China y Rusia. La República Dominicana puede contarse entre las naciones más dichosas al considerar la pandemia. Se ha sentido su incidencia, pero con menos fuerza que la exhibida en otros contextos de la geografía mundial. A pesar de esto, el país cuenta en sus estadísticas con más de 4,000 muertes y cientos de miles de contagiados. Esta situación ha incidido de forma sustancial en la vida de las familias, en la producción nacional y en la calidad de los aprendizajes de los estudiantes; de igual manera, en la calidad y creatividad de los profesores. A esto se añade la repercusión en la calidad de la gestión de los centros educativos.
Las dificultades del Ministerio de Educación de la República Dominicana para darle una direccionalidad más integral y cualitativa al proceso educativo del país, también se han de tener en cuenta como aspectos que les aportan complejidad a la problemática social y educativa del país. Los problemas de calidad que se plantean en este artículo no forman parte de las fábulas. No. están sustentados en estudios y en indicadores verificables en la cotidianidad escolar y social. Por todo lo expresado anteriormente, el paro de labores decretado por la Dirección Nacional de la ADP no tiene sentido y constituye un obstáculo más para el desarrollo de la educación dominicana y para un aprendizaje con significado, para estudiantes y docentes.
Es evidente que el paro de los profesores en este tiempo no se justifica y que revela la falta de originalidad para expresar sus reclamos. Ya es tiempo de que la Asociación Dominicana de Profesores se siente a pensar y a identificar formas más creativas y que lesionen menos los derechos de los estudiantes a una formación consistente y continua. Es hora de que las mentes más lúcidas aporten para que el sindicato aprenda a estudiar y a aplicar otras alternativas más actualizadas y efectivas sin ser lesivas para el desarrollo social y educativo. No niego los derechos que tiene la ADP a luchar por mejorar sus condiciones laborales. Lo que ya se convierte en una práctica ilícita es que toda lucha descanse en la pérdida de clases. Urge un programa de formación del pensamiento crítico de estudiantes desde la educación preescolar. Es necesario trabajar para que los estudiantes del ámbito preuniversitario y de educación superior adquieran una conciencia crítica que les permita hacer valer sus derechos y que los habilite para hacer valer su voz y sus propias iniciativas. Se ha de promover un movimiento socioeducativo que aporte a los profesores herramientas para la autocrítica y la toma de decisiones razonadas en contexto. Si la ADP continúa con prácticas obsoletas, está propiciando su propia autodestrucción. Es urgente que le abran paso al pensamiento lúcido y situado.
Atención: No soy vocera del gobierno ni del MINERD; tampoco soy militante del PRM. Soy una educadora comprometida con la educación inclusiva, integral y justa. Considero que la ADP tiene capacidad para funcionar de otra manera y, sobre todo, para desarrollar su lucha articulada a procesos educativos con perspectiva transformadora. Pero para ello tiene que utilizar el lado más humano y consciente de la razón. Por los problemas estructurales del sistema educativo dominicano y por la pandemia, la educación recibida por los estudiantes ha sido deficitaria. Del mismo modo, ha sido de baja calidad el trabajo de las instituciones educativas del país y de los docentes. Por todo esto y mucho más, los paros constituyen una práctica descontextualizada. Si el sindicato no cambia la estrategia, se autodestruye; y, aun más, se aísla de la sociedad.