Durante estos últimos años luego de iniciar mi camino como investigadora, me siguen rondando interrogantes sobre el proceso desarrollo científico, humanístico y artístico de República Dominicana: ¿por qué los roles importantes de cualquier sociedad en camino a la modernidad, siguen relegándose a ínfimos lugares? ¿Por qué sigue existiendo un sentimiento de limitación o retracción sobre el valor de los profesionales?
Profesores, investigadores, científicos, antropólogos, biólogos, arqueólogos, sociólogos, filósofos, escritores, editores, traductores, ilustradores, artistas en cualquier rama y con algunas pocas excepciones siguen cobrando tan poco protagonismo en la sociedad dominicana.
Deben existir raíces sociales, culturales y psicológicas que de razón a la cuestión, por lo pronto me limito a traer un breve análisis sobre el cual me encantaría seguir debatiendo para encontrar soluciones.
Pienso que el análisis debe hacerse desde un pensamiento incisivo, que vaya a la raíz y con una actitud casi terca e insistente, sin caer en quejas ni cuestionamientos mundanos y sin reprochar lo que nunca se ha hecho antes. El acercamiento debe hacerse desde lo esencial y no puede limitarse por sesgos sociales y culturales que hemos arrastrado por tantos años: la invalidación de lo dominicano.
Es evidente una falta de cultura científica, humanística y artística en República Dominicana, no porque no exista si no porque no se contagia al común.
Sin la idea de compararnos con otros países, porque no nos hace falta, el entorno dominicano tiene todas las condiciones para resolver sus propios problemas, creo que de eso no hay duda. Sin embargo, cuales son las verdaderas razones por las que seguimos estancados, sin viralizar y contagiar al imaginario social su valor.
La falta de una mirada científica y filosófica hacia las cuestiones dominicanas ha acarreado por años consecuencias graves, desde los remanentes de las dictaduras trujillista y balaguerista, sumado a la falta de identidad, sin poder llegar a cambios sociales contundentes. El pensamiento crítico e independiente en los profesionales son virtudes apreciables, que debemos acoger, valorar y recapitalizar como ciudadanos preocupados por el desarrollo de este país.
Es real que tenemos un handycap social que falla cuando queremos apreciar lo local y que pudiera tener raíz en la falta de identidad de la que adolecemos; pero no nos vayamos por la tangente, capitalizar el conocimiento a través de la ciencia, las humanidades y el arte debe ser una preocupación real para las autoridades y los líderes académicos, políticos y sociales de nuestro entorno. Mover una agenda, primero a la valoración de estos grandes profesionales, hasta crear políticas públicas que permitan dar espacio a ejercer sus conocimientos con un alto nivel sin encontrar tantas dificultades. Con este me remito a varias recomendaciones puntuales:
- Debemos crear condiciones y políticas públicas para profesionales que ejerzan la ciencia, las humanidades y el arte desde su contribución esencial al desarrollo. Apoyando de las maneras posibles proyectos, planes y empresas que estén alineados con esta prioridad.
- Posicionar a través de medios de comunicación y contenidos la importancia del estudio en estas ramas del saber. Normalizando la conversación, rompiendo el complejo que nos permite acercarnos al conocimiento con naturalidad y dejando de endiosarlo.
- Incluir en una agenda escolar un contenido estratégico y lúdico que forme desde las bases el amor y la curiosidad por las áreas del saber a los niños en cualquier entorno curricular y extracurricular.
- Dejar de ver los avances en cualquier área de la ciencia o el arte como logros impresionantes, desmeritando o comparando la capacidad de lo que ya existe; viéndolo entonces desde el potencial existente en este país.
República Dominicana es un país que se resiste a ver sus grandes capacidades, pero que fracasa en llevar las cosas a un campo práctico, organizado, que genere resultados. Tenemos el conocimiento y la preparación para ejercer cambios pero somos fallidos en llevar eso a la práctica, es un examen que nunca hemos llegado a aprobar.
Escucho tantas personas asombradas de logros y méritos históricos de dominicanos y me preocupa, como es que un país sigue mirando como increíble lo que ya existe o desmerita lo alcanzado. Como justifica, compara el talento y los avances que se han hecho con tanto esfuerzo, cuando hay condiciones de sobra, en cada esquina, en cada escuela, en cada universidad, en muchas entidades, etc.
Capitalizar el conocimiento ya existente y ayudar a crear sistemas que impacten en la sociedad es un trabajo arduo. Amerita una visión pragmática y no romántica de los hechos y las realidades, amerita cierto empecinamiento por ver resultados y una voluntad férrea hasta conseguirlos, y esto me lleva a la parte más importante que es la ejecución.
Crear formas sistémicas que sean grandes hacedores de la trama, ayuda a la operativizacion del conocimiento, como se diría en inglés “deliver the knowledge”, “implement the knowledge” “expand the knowledge” a través de una maquinaria institucional o ministerial que tome muy en serio el desarrollo del conocimiento en la práctica.
Y seamos sinceros, una cosa es educar y otras cosas es crear mecanismos para que ese conocimiento desarrolle un país, la educación por sí sola no es suficiente para mover un país; necesitamos hacer que los grandes profesionales de los que hablamos puedan expandir sus trabajos a otros niveles, y se normalicen esos trabajos; algo que se convierta en cotidiano. ¿Cuántos países tienen una gran educación y fallan en avances puntuales de ciencia e investigación, etc.? Son aspectos que a pesar de estos ligados, son independientes.
Es algo parecido a la unión de pensadores y hacedores, (thinkers y doers), necesitamos condiciones que se acerquen a un intermedio entre estas dos grandes capacidades en los dominicanos e imagino que en otras partes del mundo; poder llevar a la manada adonde la manada necesita. Lograr penetrar en la sociedad, expandir los tentáculos del saber en proyectos e iniciativas amplias, que puedan acarrear consecuencias en las mejoras básicas de un país.
¡Necesitamos llevar la ciencia, las humanidades y el arte dominicano, hacia donde verdaderamente importa, hacia el desarrollo de un país!