¿Qué es un Bloque Histórico? Esencialmente el concepto proviene del pensamiento de Antonio Gramsci, intelectual italiano de la primera mitad del siglo XX (1891/1937), primero miembro del Partido Socialista de Italia desde 1913, y luego de la revolución rusa de 1917 y el gran cisma entre socialistas y comunistas, fundador en 1921 del Partido Comunista Italiano y secretario general del mismo entre 1924 y 1927. Es sin lugar a equivocación, uno de los pensadores marxistas y revolucionarios italianos y europeos más originales y de más influencia global hasta nuestros tiempos.
Realizó importantes aportes en la filosofía, la sociología y la teoría política. Igualmente fue periodista y ensayista, incursionó en la adaptación del marxismo a una sociedad relativamente avanzada y en proceso de industrialización como la italiana del primer cuarto del siglo XX. Una sociedad con un peso fundamental del catolicismo y la relación iglesia/ transformación social. Hizo importantes aportes a conceptos del pensamiento renovado del materialismo histórico, en particular, el concepto bloque histórico, hegemonía cultural, intelectual orgánico, teoría sobre el partido, entre otras aportaciones. Sus “Cuadernos de la cárcel” (Cuaderni dei carcere) escritos entre 1926 y 1935 durante su prisión por el fascismo, han guiado a generaciones de luchadores sociales desde el fin de la segunda guerra mundial hasta el presente.
En este caso nos interesa pensar en el concepto de Bloque Histórico. El bloque histórico gramsciano es muy distinto al concepto estalinista de “bloque o alianza de clases”, para llevar a cabo una supuesta “revolución burguesa” inconclusa en los países atrasados o coloniales, como una manifestación de la interpretación de las etapas del desarrollo, y la revolución por etapas asumida por los partidos comunistas estalinistas, que obliga hacer primero una revolución burguesa dirigida por la burguesía nacional, antes que una transformación socialista. El etapismo estalinista contribuyó a las alianzas interclasistas de los partidos comunistas y el fracaso de muchos procesos entre 1924 y 1991, cuando cae la Unión Soviética y el llamado “campo socialista” en Europa del Este se desintegra.
En América Latina muchos partidos estalinistas asumieron esas políticas, fueran pro-soviéticos o pro-chinos después de la disputa sino-soviética de los años 60. Fue el caso, después de la muerte de Julio Antonio Mella, del partido comunista cubano que lo llevó a participar o apoyar gobiernos de colaboración de clases. Igualmente sucedió en México, en Chile, en Argentina, en Perú y la mayoría de los países de la región en las políticas de los partidos pro soviéticos. La misma concepción llevó a partidos comunistas, como el indonesio, a ser aplastados, y también a los partidos comunistas de Siria, Irak, India, Egipto y Argelia entre los más relevantes.
El Bloque Histórico incorpora una dinámica en la que las “clases subalternas” como las llama Gramsci definen una época y un proyecto. No es un concepto estanco. Sus características tienen mucha vinculación con la tradición cultural y social de cada país. El bloque histórico en Indonesia debe ser muy distinto al bloque histórico necesario en Egipto, en Brasil o en Chile. La revolución cubana, la revolución sandinista, y las revoluciones anticoloniales de Argelia, Angola, Mozambique, Vietnam o India, son procesos distintos, pero con coincidencias centrales en la conformación del bloque social y político que resultó vencedor.
En nuestro país se formaron de manera coyuntural y transitoria bloques históricos en distintas etapas de nuestra historia, pero particularmente importantes fueron los bloques rebeldes e interclasistas del período posterior al fin de la dictadura trujillista a partir de 1961 y en particular el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, el MPD y el PRD. No menciono expresamente al antiguo PSP después de 1965 PCD, porque nunca tuvo el peso y la relevancia de los tres primeros.
El MPD dejó establecido en sus distintas “tácticas” las políticas de alianzas interclasistas. “Golpe de Estado revolucionario”; la “Tactica Hilda Gautreaux” que llamaba a la alianza con todas la fuerzas anti-balagueristas, hasta con los wessinistas y todos los “anti-reeleccionistas”. El PRD fue la encarnación mayor de esas políticas de colaboración de clases, particularmente después de la salida del Profesor Juan Bosch en 1973 de ese partido y la conducción del Dr. José Francisco Peña Gómez en la llamada “alianza con los liberales de Washington” y los gobiernos perredeístas de Antonio Guzmán (1978-1982) y de Salvador Jorge Blanco (1982-1986). La teoría de la "burguesía nacional progresista” se unió a la formulación de la “alianza con los liberales de Washington” hecha por el propio Dr. Peña Gómez entre 1974 y 1978. El PRD en sí se autoproclamó como un partido interclasista dirigido por la supuesta “burguesía nacional”. El gran problema es que tanto en el exilio como en su regreso al país en 1961 no existía esa burgesia nacional progresista o nacionalista. Las grandes luchas entre 1962 a 1966 llevan al principal líder del PRD, el Profesor Juan Bosch, a desarrollar una teoría distinta.
La obra “Composición Social Dominicana”, escrita en el exilio en Benidorm entre 1966 y 1970, fue el mayor intento de reinterpretar la realidad de las clases sociales en nuestro país y definir una sociología alternativa. Centrado en la existencia de una sola clase/nación, la llamada pequeña burguesía en una gran cantidad de subcomponentes, consideró que hasta 1961 sólo existió un sólo burgués nacional: el propio dictador Rafael Leónidas Trujillo. Sin embargo, antes, durante y después de la dictadura existieron grupos y sectores de la producción de burgueses destacados…únicamente que casi todos fueron y han sido antinacionales. Los grupos económicos privados ligados a la producción de tabaco para la exportación y el mercado local; los grupos de la producción de azúcar y caña de azúcar; los de la producción de ron; de café, cacao y pequeñas industrias dirigidas al consumo nacional y los grupos ligados al comercio y la importación de todo tipo de productos.
Por tanto, la teoría de la “pequeña burguesía omnipresente” asumida en Composición Social Dominicana no reflejó la evolución de la sociedad y las clases sociales en el país a partir de 1961 y particularmente en las décadas subsiguientes de 1970, 1980, 1990 en adelante. Por ello el concepto desarrollado para las alianzas políticas del partido hijo de la teoría de clases del Profesor Bosch tampoco fue capaz de construir un Bloque Histórico alternativo y transformador adaptado a la evolución económica y social del país.
En esta segunda década del siglo XXI y en los últimos 25 años del siglo XX, la sociedad dominicana ha cambiado enormemente con respecto al periodo anterior a 1970. De una sociedad mayormente rural nos transformamos en una sociedad urbana y de emigrantes al exterior. El impacto de la urbanización interna y de la emigración de millones de dominicanos ha transformado su perfil sociológico, cultural y político. Grandes multinacionales se han apoderado de sectores claves de la economía. Ha surgido una oligarquía interna voraz y muy rica que domina las relaciones económicas, políticas y sociales, y gran parte del aparato cultural, ideológico y mediático. Particularmente importante es el sector financiero que ha copado todos los sectores productivos a todos los niveles.
¿Implica esto que es imposible construir un Bloque Histórico alternativo, popular y transformador? ¿Nuestro país está condenado a ser una neocolonia del gran imperio que sume la sociedad dominicana en una marcada “anomia social”? Las manifestaciones de las últimas décadas a partir de 1980 en adelante parecieran indicar eso. No por ello el bloque histórico debe ser una alianza únicamente contra los partidos tradicionales que conducen políticas neoliberales, donde quepa todo el que se separe de esa llamada “partidocracia”. Sería una repetición más de 50 años después de los errores de la táctica Hilda Gautreaux. La “partidocracia” dominicana no es solamente los grandes antiguos partidos del sistema o los pequeños de más reciente creación. Son también grupos y personas que no conciben la transformación progresista nacional popular del país. La construcción de un bloque histórico transformador pasa por una gran labor de educación, de hegemonía cultural en la lucha de las ideas, de influencia en los medios de comunicación, de construcción ideológica de los “intelectuales orgánicos” en las expectativas e ideas de la población que Gramsci llamó las clases subalternas.