Todavía esta cosa con la muerte, el polvo, la realidad nuestra,

se mezcla con el orgullo de la revolución, la victoria sobre

los colonos y luego la derrota, el escándalo de los pagos,

la vida endeudada. Y nunca se figuran el pasado selvático,

la vida de los pueblos indígenas antes de la historia

y la trata y la colonización, antes de la economía

mundial. Nadie puede volver a una edad de oro

salvo en la imaginación. Todavía esta cosa,

la capacidad de soñar en la calle cuando las balas

perdidas encuentran su blanco, pero no estás

en el centro de la ciudad. Vives muy lejos, más arriba

en la montaña, o en el otro lado, en Europa o África,

lejos de este polvo que yace en el lomo y la piel

de tu poemario escrito en la isla nostálgica.