En todo centro hospitalario, no importa el área de salud que se trabaje, siempre habrá en los pasillos, alguien que necesite orientación psicológica, y también abundan quienes la presten, sin tener los conocimientos necesarios para ofrecerla.
Camino al baño, llevo premura, y, al verme entrar, una voz me detiene, «Dra. fue Dios quien la puso en mi camino, el marido de ella, refiriéndose a otra Paciente, se fue anoche de la casa y se llevó su ropa; para colmo le dijo que se había puesto fea y gorda después que le parió tre muchacho». Y ahí vamos, a tener que improvisar unas palabras de aliento, y por supuesto usted no logra orinar, ya que debe regresar a la consulta acompañando a la persona referida, y la vejiga llena por otros cuarenta minutos.
La paciente entra en materia. « El hombre anda con una mujer moño malo, feísima, y a esa le paga hasta los cabellos postizos que le ponen; sin embargo nunca tiene dinero ni para la leche de los hijos, con ellos no quiere nada», y tú ¿qué deseas hacer? le pregunto a la joven Mujer, esta se queda pensando un buen rato. «Que se muera ese azaroso, pero que mantenga sus hijos». Me deja pensando, ¿cómo puede alguien morirse y mantener a los hijos?, me interrumpe,« yo no lo quiero en mi casa».
Dos semanas después volví a ver a la joven madre, se veía radiante y sin preguntarle me suelta:"El hombre volvió a la casa arrepentido y pidiendo cacao, y yo lo acepté, usted sabe por los muchachos, pero se está portando muy bien, hasta un regalo me hizo".
Salgo del consultorio con dolor de cabeza producido por el ajetreo diario, un visitador de médicos me pregunta si tengo tiempo para tratarme algo, le contesto que sí, aprovecho e investigo si tiene algún analgésico, contesta que sí, y al tiempo de buscar en su gran maletín, me informa: Dra mi hijo se fue de la casa, mi mujer no para de llorar, otro problema y otra consulta de pasillo que logro evitar mandándolo a pasar al consultorio bajo el pretexto de la búsqueda del calmante en el baúl llamado maletín con ruedas.
Vuelvo a salir esta vez tratando de encontrar algo líquido para acompañar el medicamento, ¿agua, café? pregunto a una compañera en la sala de estar del personal médico. Una conocida colega me murmura algo al oído tengo el deber de prestarle atención y repite haciéndome un interrogatorio con preguntas una detrás de otra, las cuales no alcanzo a contestar porque no me da espacio verbal, «Lizardo, ¿tú crees que él vuelva a quererme como antes?, tú qué sabes de la mente humana ¿por qué los hombres son tan extraños? Antes, pasaba todo el tiempo conmigo y ya ni me mira, pero ya me puse para mí, me inscribí en el gimnasio. A los hombres no hay quien los entienda. Antes me llevaba a bailar, al cine, a restaurantes, amanecíamos en la calle, pero ya mismo eso se resuelve, da la vuelta, y se retira sin dejar de hablar.
En el comedor una enfermera se me acerca y me dice: Lizardo ahí está la joven de la que le hablé tiene un ojo amoratado y golpes por todo el cuerpo. Inmediatamente pensé que había tenido un accidente y pregunté ¿qué había pasado? parece que el marido le dio una golpiza, fue la respuesta de la enfermera. Me dirigí hacia la joven y me puse a su disposición para en caso de que deseara hablar sobre lo sucedido, la joven me dijo que se había golpeado con una puerta, ahí concluyó el tema. Una semana después la misma enfermera comentó que el marido de la joven le había comprado una pasola nuevecita.
Voy en busca de mi vehículo en dirección al parqueo. El sol golpea muy fuerte, cuando se detiene frente a mí un joven camillero del hospital, Doctora, Dra, dígame ¿qué hago? mire me acaba de nacer una niña no es de mi mujer, y ella no la quiere, mire, me muestra una foto en el celular, yo me enredé con esta muchacha, pero yo no quería, fue ella quien me engatusó y salió preñada, yo no sé como, porque yo me cuidaba todo el tiempo, fue brujería, ahí me nació una niña igualita a mí mírela, ahora mi mujer no sé cómo se ha enterado, porque ustedes las mujeres son brujas. Según mi mujer a ella la llamaron y hasta fotos mías con la bebé le mandaron. Tremendo paquetito me suelta bajo el sol de la una del día. Le miro detenidamente. ¿Qué decirle al desgraciado?
Camino a la casa pensé que seria interesante poner un centro espiritista.
Merliz Rocio Lizardo Guzmán.
Aprendiz de la conducta Humana