Me dejaste solo

y  apenas

pude  deshilarte

con las novias y los perros danzando

 

Oh hueso infinito

 el mito, el sacrificio

Y después, nada

 

Tu cuerpo pasa con los huesos

a través de mis heridas

 

 

 De sangre celeste

Remedios   la incognoscible

Sueña en la torre de ámbar

Mientras otros ríen

o escapan

 

Voy entre luces

a encontrarte

con las manos vacías

encima de mi cuerpo

 

Un jardín donde los dioses cuchichean

como parte de un grito prolongado

arañando la simiente

de un río en forma de violín

 

Agónico y temible

 

Misteriosas formas de mi infancia

 

Rota en cautiverio

 

Nadie le prestó nunca nada

-anduvo sola y vacía-

Goteando  siempre ese lugar

 

Oh el deseo    el deseo

Allí se buscan y se desconocen

Se arrastran y se besan

Se tocan y desangran

Nunca renuncian al dolor

Son el misterio del líquido que ingieren

 

¿No es esa la luz

donde el placer termina

y el dolor comienza?

 

Oh el deseo    el deseo

 

¿Criaturas  enmudecidas?

 

Prolongados pesa-nervios

de golpes asustados

 

A sorbos me bebí

tus sombras

con honda sed de insomnios y bebidas

 

Lejos ya del huésped

Como el Buda

-azafrán sigiloso de la culpa-