Sí, son girasoles gloriosos, amapolas
que nacen en campos de rocío,
y son carne de mi carne.
Agradezco verlos caminar
a la luz de la mañana
aunque los veo dirigir hacia
la colina y cruzando el río
como deben, como yo también,
lejos de todo
dulce y salado, pan de azúcar,
chiles asados, que ustedes
no conocían, pero conocerán.
El mundo es redondo y los aviones
vuelan hacia la infancia y más allá.