La sociedad dominicana, al escuchar que se reducirá el monto correspondiente al 4 % asignado a la educación, se muestra preocupada y sorprendida al último grado. Las personas no preguntan por la cantidad ni cuándo se va a producir la reducción. Lo que le impacta es precisamente que se pretenda afectar un monto que está orientado a garantizar  educación para todos con calidad y equidad. Lo presupuestado para educación y salud no se debe tocar. Son dos áreas muy sensibles y con un déficit integral en múltiples vertientes. La calidad demanda recursos. Por esto, el gobierno dominicano debe repensar cualquier medida que provoque la reducción. El 4 % es producto de una lucha tenaz y creativa de amplios sectores de la sociedad.  Constituye una tarea difícil lamentarse de la precariedad que exhibe la educación dominicana si, al mismo tiempo, los recursos que se le asignan se ponen en acción para otros proyectos que nada tienen que ver con la educación.

 

La situación que se está generando en estos momentos trae de nuevo al debate el tema sobre la necesidad o no de recursos para garantizar la calidad de la educación. Si se aplica la medida orientada a extraer dinero del 4 %, de algún modo se valida que la calidad de los aprendizajes a que aspiramos se logra de la nada. El presupuesto del Ministerio de Educación ha de ser intocable. Ningún gobierno debe organizarse en función de lo que se le asigna a este sector. Con medidas de esta naturaleza, se entra en una profunda contradicción. Por ello apelamos al honorable presidente de la República Dominicana, Lic. Luis Abinader Corona, para que se produzca una revocación urgente de cualquier disposición que recorte el presupuesto del Ministerio de Educación. Lo que sí necesitamos es que las instancias del Estado, responsables de asegurar que el dinero se emplee con eficiencia y sentido ético, actúen con rigor y sin distracción ni componendas al margen de lo que indican las leyes.

 

Llegó el momento de eliminar cualquier práctica que atente contra el 4 %. La sociedad se ha de convertir en una plataforma pensante para darle seguimiento sistemático al uso eficiente, ético y productivo del dinero asignado al Ministerio de Educación; asimismo, para desactivar cualquier intento de desviar sus fondos para fines distintos.

 

Es necesario preguntarse: ¿Por qué disminuir el dinero del sector educación y tratar como intocable el de otros ministerios? ¿Tiene sentido profundizar la vulnerabilidad de la educación en un contexto de deficiencia extrema, como evidencia este sector? Es simplemente inconcebible tener que volver a redoblar la vigilancia para que se respete el 4 % asignado a la educación. Ni un peso debe desviarse del porcentaje indicado. Son muchas las necesidades y las carencias que tiene la educación dominicana. Por tal motivo, no se justifica que se reduzca lo que por ley le corresponde.  Confiamos en que todas las voces que en estos días se levantan a favor de no tocar los fondos del 4 % sean escuchadas. Esperamos, también, que el Ministro de Educación dialogue a fondo con el presidente de la República, para que anule cualquier decisión que implique el desvío de fondos propios de este ministerio.