Las simientes de Babel son todas esas palabras, todas esas voces, conocidas o anónimas, que enuncian y pronuncian y denuncian la realidad. Frutos del castigo divino, semillas de la confusión originaria dispersas por todo el mundo, las voces babélicas nombran todo, incluso lo que se resiste a ser nombrado, describen el mundo físico (geografía, clima, naturaleza: árboles, flores, aves, peces, reptiles…), narran costumbres y hábitos, registran un hecho insólito, un encuentro único y definitivo, inevitable, irreversible.

“Y como el capítulo de emblemas

Surge del origen

Y como la cábala promete

Ruta y asteroide

Y como el tímpano asimila

Tempestades y murmullos

Abrimos de nuevo la pregunta

La carta de esta ruta

El pasaporte

Número hasta el fin de los finales

Monograma compartido

Así los bordes

Aseguran el instinto de la clave

Los abismos del sentido

Justo allí y atrás

La historia que viene desde lejos

Alegoría y ancla

Se pronuncian por encima

De esta bóveda espectral

Cuadro sin voces

Duda que cierra la deriva

Paradoja del efecto

Quintopiso preso del espacio

Más allá moneda y partición

Vuelo de sombras

Donde cielo y cobre

Definen la liturgia

El pulso de la rosa

En cuyo emblema

Podemos advertir el punto

Movimiento que no pierde

Rostros y señales

Simientes abrazadas al origen

Cuerpo del idioma que nombra

Lo innombrable

Apócrifo silencio del orante

Ceniza del sentido en la memoria”

Filólogo y semiotista de formación, es también poeta (de hecho, la poesía fue, con el teatro, su primera vocación en su natal San Cristóbal). Si bien en el país se le conoce más como ensayista y crítico, ha publicado ya ocho libros de poesía: Habitácula (1987), La pirámide en el hombro del dios (1988), Papeles del eterno (1999), Duarte melancólico (2013), Tímpano terrestre (2014), Especie en movimiento (2015), Perro no come perro (2015), Planetario (2017). Se le reconoce como cientista del lenguaje, la literatura y el arte. Sin embargo, en todos estos años no ha dejado de cultivar la poesía con igual pasión y entusiasmo que la teoría y el ensayo. Su empeño ha sido siempre conjugar el rigor intelectual con la imaginación poética.

La palabra clave en la poética de Odalís Pérez es la memoria. En su caso cabe decir lo mismo que él ha dicho en sus estudios críticos sobre otros escritores y poetas de su patria, pues la suya es también una poética de la memoria insular. Esa memoria, cuyo intenso recorrido verbal se traduce en el texto, tiene por misión volver a fundar el mundo. Todo lo quiere decir y todo lo dice: lo humano y lo divino, el yo y el universo, lo idéntico y lo diverso, lo tangible y lo intangible, el aquí y ahora y el más allá y después, la fijeza y el movimiento, el cambio y la permanencia, el adentro-afuera, las edades del instante y el ciclo de la vida.

“poniente de holoturias

cuerpo que cierra el paso de la idea

diente de cristal pidiendo imanes

número que oculta en vano su secreto

final en sombra y acto definido

allí la gota cubre una esperanza

de sol muerte y memoria de la vida…

lebrel historia de un enigma compartido

muerte de dios

safo ante la noche grita sexo

escribe su concierto para piano

lóbrego cardumen

si rebelarse contra el muro

y ya que el estigma y el carbunclo

línea divisoria que no alcanza

o noble noche frenética incurrente en boca

de modo que esta noche orfeo baja a los infiernos

no siempre el trono se divide

nace aquel camino

poniente de holoturias

y otra vez diré que no sonoro incierto el verbo

doble en la galaxia oscura aguarda

puente donde el orden se pronuncia en cavidad profana

ojo y retorno

templo milagroso

memoria del espejo”

Con Simientes de Babel, Pérez asume desde el lenguaje el gran espejo roto de un mundo fragmentado en el que todos tratamos afanosamente de vernos y reconocernos. Ahora que la Babel lingüística y cultural se ha instalado de forma definitiva entre nosotros, la poesía resurge para aspirar a ser a un tiempo la lengua universal del origen y el origen de todas las lenguas. La poesía deviene así en acto de libertad suprema que sueña con reinventar la creación entera, transfigurando este universo asombrosamente bello y siniestro.