Ciertamente, aunque a fuerza de fuertes golpes, pero deberíamos ir cambiando. Y no debería ser de otra manera, porque la evolución es parte de la vida misma. Al unirnos al regocijo general por la destitución del que fue estos últimos dos años ministro de Educación, no lo hacemos por un tema personal, sino por la profunda preocupación que nos embarga el hecho de que también el servicio público de la educación, tan vital para el desarrollo de nuestra población, sea usado como un ventorrillo más al estilo el proyecto de “adecentamiento del servicio penintenciario” donde y con el cual hacen su agosto y se dan la buena vida haciendo negocios empresarios y políticos que no necesitan de esas componendas para aumentar sus niveles de calidad de vida.

Pero digo lentamente, porque esta forma de “búsqueda” no se lleva a cabo, en el Ministerio de Educación, ni seguramente en otras instancias del gobierno como bien sabemos, solamente en las altas instancias en que se ofertan los servicios públicos. Ahí está el caso de este mismo Ministerio de Educación, donde varios de sus departamentos o dependencias, como el INABIE por ejemplo, se han visto involucrados en situaciones de desvío de fondos para resolver según las necesidades particulares de sus incumbentes, y no de las necesidades de la población meta de los fines para los que fue creada, en este caso, para los niños y jóvenes estudiantes. Y sería bueno que se llevaran a cabo revisiones e investigaciones a todos los niveles, porque incluso las escuelas se han convertido en especie de botines de campaña, con repartición de las direcciones de esas instituciones, quiero decir las escuelas, para que los “compañeritos” hagan lo suyo y resuelvan con su grupo, que válgame Dios, está formado por el personal docente, administrativo, de cocina y conserjería, en una especie de pequeñas y micro células socieconómicas enquistadas en el gobierno para servir de herramienta en la organización del desfalco a todos los niveles del gobierno con la excusa de que cada quien debe resolver lo suyo como pueda.

Y las preguntas que caben y lo que me cavila en la cabeza es ¿cómo es que el oportunismo político en lugar del ejercicio público se ha convertido en la forma de resolver la vida? o también si ¿no existe una forma en que los ciudadanos puedan acceder al ejercicio de sus derechos de trabajo que no sea chupando de la teta del Estado? Porque esta es otra situación a la que hay que entrarle con el cambio, a la creencia y a la situación de que el ciudadano asume que el político que arreó borregos a conseguir votos para acceder al  poder adquiere el derecho de desfalcar el Estado como recompensa por su trabajo de arreo de borregos. Y ahí se presenta la situación de por qué los ciudadanos deben ver en esa actividad una opción a la falta de oportunidades de mejorar sus condiciones de vida. Y de nuevo caemos en la función del Ministerio de Educación, que no la cumple, de mostrar y demostrar a los niños y jóvenes que la mejor forma de acceder a las posibilidades de mejorar su calidad de vida es mediante la adquisición y enriquecimiento de sus conocimientos para el desarrollo de sus capacidades y habilidades con miras a su aprovechamiento en el desenvolvimiento de su vida futura.

Y el Ministerio de Educación no está cumpliendo esta función, más bien olvidó que éso es lo que debe hacer, en lo que debe centrarse, para lo que deben trabajar todas y cada una de las dependencias de ese Ministerio. Y no lo hace. Los Distritos Educativos no pueden organizar u ordenar que se lleven a cabo concursos de lectura en las escuelas porque no lo autoriza el Ministerio! Eso es inaudito!  Mientras los niños de 7 y 8 años leen deletreando y no saben quién es Pedro Mir o Julio Verne. Y me sigo preguntando, es que lo único que le importa a las personas en este país es jartarse la panza? Pensaba yo que la intervención de la FAO en el proceso de alimentación escolar iba a ser una buena estrategia para mejorar e impulsar la educación en las escuelas, pero veo que todo ha quedado en pura ilusión.

Esta vez quiero unir mi voz al reclamo público por el adecentamiento de la gestión del Estado a todos los niveles. Sí, ciertamente, es un gran trabajo de la presidencia. Pero ya hemos visto que más que todo es una tarea ciudadana y es la única fuerza capaz de hacerlo, y que va a enderezar lo torcida que está nuestra sociedad, especialmente con estas componendas del empresariado con los políticos a todos los niveles. De manera que a trabajar en esta tarea, ya que es algo urgente y perentorio. No más creerse que el sueldo del funcionario lo paga el gobierno y que el funcionario debe ejercer su función según su conveniencia personal o política, NO..!! es cumpliendo una gestión pública según los mandatos de la ley que se está, estamos, trabajando. Es el ciudadano que paga el sueldo del funcionario para que sean resueltos sus problemas y satisfecho sus necesidades. Estas equivocaciones o falsas ideas forman parte de lo que hay que cambiar. Así que esto es una convocatoria a unir esta realidad al pliego de trabajos que debe asumir la ciudadanía responsable para que aunque lentamente, pero que sigamos adecentando, cambiando nuestra sociedad para bien, por el futuro de nuestras siguientes generaciones.