Desde hace años he centrado mi esperanza de cambio en la juventud. Incluso he mencionado nombres de algunos de los jóvenes más destacados en política, consciente de que no todos tienen la misma visión, aunque sí una forma distinta de ejercicio político. Siempre dejé en claro en la vida pública que mis posiciones no eran un cheque en blanco.

Me preocupaba que el clientelismo político tenga tanta fuerza que absorbe o expulsa a cualquier generación. Es muy difícil escapar de esa vorágine.

A medida que pasan los días, mis temores aumentan. No siento que esa juventud, en la que aún confío, esté haciendo todo lo que debe para voltear la torta, para impulsar un relevo político. Este relevo no es solo generacional, sino de visión, de método y de la forma de hacer política.

Siento que hay una actitud temerosa y acomodaticia para enfrentar los problemas estructurales que tienen nuestras organizaciones políticas. Incluso, entre los independientes predomina una posición “light” muy conceptual, que no va al fondo de los problemas. Es importante que todos sepan que el enemigo no es el partido de gobierno ni los de oposición. El enemigo a combatir es el sistema político clientelista y el modelo de producción injusto, que premia al grande y ahoga al pequeño. Estos son injustos para toda la sociedad.

Si queremos transformar nuestro país, hay que dar la batalla adentro y afuera, sin medias tintas. Siento una fuerte frustración cuando veo, por ejemplo, cómo jóvenes brillantes del PLD están actuando dentro con mucha timidez. Me dirán que esto es lo más triste, que tienen que actuar en función de la “realidad”. Quien lucha por transformar la sociedad tiene que enfrentar la realidad en la que vive; ese es el cambio. Si la realidad nos condiciona, no habrá cambio.

Por ello, exhorto a pelear con coraje, a hacer de la lucha por el relevo estructural, de líderes con una visión democrática, desarrollista y sostenible, en la que el ser humano sea el centro de las políticas públicas.

Para que los jóvenes políticos de la República Dominicana logren un relevo y un cambio generacional en el liderazgo político deberían considerar aspectos transformadores concretos.

**¿Qué hacer para imponer el cambio?**

Capacitarse constantemente en temas de administración pública, políticas públicas, economía, derecho y tecnología. Estar al tanto de las mejores prácticas globales y adaptar esas ideas al contexto dominicano, son ejercicios que les ayudarían a marcar la diferencia.

Otros serían involucrarse más en los partidos políticos, organizaciones juveniles, y grupos de interés, buscando posiciones desde las cuales puedan influir en las decisiones y demostrar sus capacidades.

Establecer y mantener relaciones con actores clave del ámbito político, empresarial, académico y social. Construir una red de apoyo sólida y diversificada.

También, aprovechar las plataformas digitales para comunicar sus ideas, movilizar apoyo y conectar con los votantes jóvenes y adultos. Ser transparentes y auténticos en su comunicación.

No menos importante es presentar propuestas frescas y viables que respondan a las necesidades actuales del país, así como enfocarse en temas relevantes como la educación, el empleo juvenil, la tecnología, y la sostenibilidad.

Otro elemento altamente diferenciador es demostrar integridad en su accionar político, evitando prácticas corruptas y promoviendo la transparencia en su gestión. Esto les ganará la confianza de la población.

Para conectar con las masas, los jóvenes tienen que asumir compromiso con iniciativas que beneficien a las comunidades, demostrando así su interés por el bienestar de la ciudadanía. El trabajo de base es fundamental para construir legitimidad y apoyo.

Finalmente, es determinante tener una visión clara y compartida del futuro de la República Dominicana, que sea inclusiva y representativa de todas las regiones y sectores sociales del país.

Implementando estas estrategias, los jóvenes políticos pueden posicionarse como una fuerza renovadora y creíble dentro del panorama político dominicano, facilitando así un cambio generacional en el liderazgo.