No se puede responder a todo con un poema,
me dice ella con un sentido de ironía y una sonrisa.
Claro, sabemos ya que está equivocada. La poesía
está siempre disponible para meter la brecha
y fortalecer el fuerte, rehacer hasta una casa destruida
y salvarnos de la locura, de la soledad fratricida,
del abismo donde la esperanza se cae como
una moneda en el pozo. Se escucha el eco
en el agua lejana y se piensa que si el oído
funciona todavía, y el espíritu del optimismo
sigue marchando, y mañana vendrá la doncella
o el ángel o tu hijo pródigo, o si nada de nada
al menos un poema sacado del aire, de la memoria,
de la experiencia traducida al ritmo y melodía.