En estos días sigo consolidando la visión de que en nuestra cultura tenemos que lograr que las personas, debemos, tener, aprender, enseñar, educar, mantener: la autonomía, la libertad, el amor propio y las capacidades para no depender económicamente, ni emocionalmente, de otra persona.
El momento más peligroso en lo que se refiere a la violencia de género en las relaciones de mujeres y hombres en República Dominicana es en el de la ruptura.
Definitivamente una persona no puede imponer una relación ni por la fuerza, ni con la violencia, amenazas, ni miedo, cuando ya no tiene capacidad de influir, seducir…: si se acabó, se acabó…
El machismo que aún se vive no lo entiende.
En RD en el año 2000 trabajé con Susi Pola en el “Análisis de la experiencia de coordinación especializada en atención a la violencia intrafamiliar en el Departamento de Protección a la Mujer del Destacamento Policial de Villa Juana, en Santo Domingo, República Dominicana.” Examinamos 364 expedientes de las denuncias que llegaron a este recinto de un total de 7,019 casos, y aprendimos que en todos los casos había amenazas.
Un 59% de los casos tenían una relación de ex convivientes. Las mujeres siguen con personas con lazos de dependencia, aún de codependencia, o de hombres posesivos.
En la teoría de género, la muerte de las mujeres, los feminicidios, se identifican como “los asesinatos donde las mujeres son las víctimas debido al afán de control y dominación que sobre ellas ejerce su agresor, utilizándose la terminología en todos los casos de homicidio de mujeres en razón de su género.” Susi Pola feminicidio. Página 15. Disponible en:
Ana María Pérez del Campo Noriega, al referirse a los orígenes de la violencia de género y a la posibilidad de recuperación de los agresores, dice lo siguiente:
“Esta es una violencia de poder y control, que tiene como objetivo la libertad y la autonomía de las mujeres. Es una violencia de ejercicio de poder, que condiciona el reparto de espacios y recursos[…] se hace difícil el renunciar a las gratificaciones que les da el ejercicio de la violencia.”, por el aprendizaje cultural. Susi Pola. Ibíd. Pág. 19.
Insisto en que tanto a mujeres como a los hombres hay que enseñarles a vivir más allá del egocentrismo, del placer, del control, del amor tóxico… Si una relación no puede continuar hay que hacer duelo, renunciar. Es natural el dolor, pero las personas no son nuestras, ni nadie no las quita. Hace falta madurez para terminar, hay que tener motivos trascendentales para vivir, para amar, más allá de la pareja
Por eso es muy importante para que rompamos, terminemos con relaciones violentas en parejas, el desarrollemos, logremos, tanto en mujeres como en hombres:
- el autodominio emocional,
- la empatía,
- el ejercicio ciudadano, el civismo,
- el amor al prójimo, a la comunidad,
- la participación política,
- la educación, la capacidad de analizar, la calma, la serenidad…
- conocimiento, capacidades, autonomía económica.
Algo que debemos entender es que la persona que tiene poder no usa la fuerza, la violencia…, tal y como lo resalta Flavio Gugliani en “Poder, fuerza y violencia en Michel Foucalt y Hannat Arendt.” Disponible en https://revistas.unne.edu.ar/index.php/nit/article/view/1719
El amor no es posible en la subordinación, ni en la coacción, ni en el sometimiento.
Como dice Michel Foucault en su libro El Sujeto y el Poder, quien tiene poder seduce, facilita, obtiene resultados, respuestas, reacciones, y tanto el poder como el amor se ejercen sobre sujetos libres: la fuerza, la violencia, es debilidad, ausencia de poder, de consenso… Ibíd.