El hombre ha muerto. La mujer huyó.

El tejado tiene una gotera y los gatos

luchan contra las serpientes en la hierba

alta en el patio de atrás. Vivir es evitar

la ruina, gestionar lo posible para

convertirse en lo esperado, escuchar

historias que amigos cuentan,

que desean afirmar existencia,

en la mente, que puedes dejar de

trabajar durante un tiempo suficiente

para reconocerlos y el amor que comparten,

para que la vida ya no se sienta como

el viento en solitario colgado por encima

en el techo como moscas en una vieja telaraña.