Zigmunt Bauman es uno de pensadores contemporáneos más relevantes de la Sociología, la Filosofía, la Política y la Educación. Tiene mucho de Camus, que se situaba, según sus propias, “entre la miseria y el sol”, Y nosotros nos situamos “Entre la miseria y el sol de la educación dominicana”.
Este excelente creador y buscador de retos me motivó a asumir el mío propio: hurgar en unas 400 páginas para identificar los retos de la educación en el mundo “líquido” de hoy, originalmente perfilado por él.
Son cuatro las obras en las que Bauman comparte su pensamiento sobre los temas educativos: “Los Retos de la Educación en la Modernidad Líquida”, “Sobre la Educación en un Mundo Liquido, Tiempos Líquidos y “44 Cartas desde el Mundo Líquido”. En este último dedica tres capítulos a la educación (23, 24 y 25) bajo el mismo epígrafe: ¿Un mundo inhabitable para la Educación? (I, II y III).
En estos textos, Bauman reflexiona en torno a las connotaciones de la modernidad líquida en el campo educativo. Es decir, son una indagación crítica sobre los retos que vive la educación actual de cara a la sociedad líquida, capitalista, consumista y globalizada que ha evolucionado desde un comportamiento previsible y perdurable, hacia uno muy diferente, caracterizado por la flexibilidad, la fugacidad y la incertidumbre.
El autor comienza estableciendo un orden para la reflexión y el debate: “Cuando el mundo se encuentra en constante cambio, la educación debería ser lo bastante rápida para agregarse a éste”. (Bauman, 2008). Dando por sentado al mismo tiempo el imperativo de hacerlo a tiempo y de hacerlo bien.
En este obligado alineamiento la educación deberá tener presente una serie de novedades no carentes de consecuencias y estrechamente relacionadas que crean un escenario nuevo y sin precedentes que presentan una serie de retos antes nunca vistos. (Tiempos líquidos, pag.7).
Entre estos retos resulta de gran interés el paso de la fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”, es decir, a una condición en que las estructuras que limitan las decisiones individuales, los modelos de comportamientos aceptables y las instituciones que salvaguardan la continuidad de los hábitos pierden su forma antes de que puedan ser asumidas.
En esta “transitoriedad” vale poner atención al cuestionamiento formulado por Bauman cuando pregunta si la educación necesita ser alimentada no solo con conocimientos, sino también con el pensamiento crítico, reconociendo al mismo tiempo que nuestros conocimientos están en un estado de “revolución permanente”. (Bauman, 2013). Respondamos nosotros.
Bajo estas condiciones, dirá Bauman, hoy todos estamos abocados a vivir en una condición de perpetua revolución, al tiempo que sostiene que el propósito de la educación consiste en la preparación de los niños y jóvenes para la vida de acuerdo con la realidad en la que están destinados a vivir. (Bauman, 2013).
Sostiene también que para estar preparados, se requiere de instrucción, “conocimientos prácticos, concretos y de inmediata aplicación”, enfatizando que para ser “práctica” una educación de calidad necesita propiciar y propagar la apertura de la mente, y no su cerrazón”. (Bauman, 2013).
Bauman convierte en reto de la educación la estrategia compartida con Ricardo Mazzeo: “Solo las personas capaces capaces de saltar de una oportunidad a otra, capaces de actuar en condiciones de incertidumbre, capaces de desprender nociones que un día fueron importantes, pero que ahora son irrelevantes, solo estas personas sobreviven y alcanzan el éxito”. (Sobre la Educación en un Mundo Líquido).
Otro reto consiste de la educación consiste en propagar e instigar la capacidad de inventiva e innovación, la habilidad de pensar y la valentía de pensar de modo diferente pero con una visión inclusiva que contempla la participación de los individuos que viven en la pobreza o que padecen de algunas discapacidades.
Los retos de la educación explicados por Bauman no son solo académicos o áulicos. Son realidades que penetran los cambios culturales, la política democrática, la injusticia de la globalización, las diásporas, la democracia, la pobreza, los derechos de la mujer, el sentido de la vida comunitaria, la solidaridad, la capacidad de diálogo interpersonal, nacional y global, la inmigración internacional la adiaforización y la hospitalidad.
En este mismo orden Bauman considera también como retos importantes de la educación de hoy: el poder de las nuevas generaciones, la libertad, el futuro, la incertidumbre fabricada, la miseria del mundo, la saturación de información virtual, el alejamiento de las instituciones académicas, la necesidad de que educación que aporte saberes y quehaceres para la construcción de una nueva ciudadanía y la ausencia de las élites cultas.
Que los retos de la educación alimenten nuestro compromiso. De la mano de Bauman pongamos la mirada en los retos y desafíos de la educación dominicana. ¡Seamos veedores en nombre de la democracia!