La regla de la mesa dice

que se puede leer

un solo poema. Pero

tengo tres conmigo,

que tratan del amor,

de la guerra, y de la tierra.

La regla me obliga

a escoger uno.

Pensándolo prefiero ir

a la calle para buscar

una chela, y tomar

un vuelo a una ciudad

remota y desde ahí

prepararé mi cruce

a la frontera más cercana.