Ramón Báez Figueroa, Marcos Báez Cocco, Vivian Lubrano Carvajal de Castillo y Luis Álvarez Rentan fueron condenados irrevocablemente en 2008 por falsear y ocultar informaciones y libros, y presentar estados financieros falsos para evitar la fiscalización de las autoridades monetarias y financieras; abuso de confianza producto de la apropiación y desviación de fondos públicos (más de 74 mil millones de pesos, producto de facilidades de liquidez otorgadas por el Banco Central de la República Dominicana) como por apropiarse y lavar la fabulosa suma de 55,845 millones de pesos del Banco Intercontinental, S.A. (Baninter).
En el caso del lavado de dinero lo hicieron Báez Figueroa y Luis Álvarez Renta a través de Bankinvest, Interduty Free y Ultra Export, entre otras empresas interpuestas.
Las conductas delictivas efectivamente realizadas por los señores Ramón Báez Figueroa, Marcos Báez Cocco, Vivian Lubrano de Castillo y Luis Álvarez Renta y por las que fueron condenados firmemente son diversas. Para muestra unos botones.
1º. Cobertura de una serie de gastos personales. Dentro de estas operaciones se encuentran las apropiaciones fraudulentas de recursos de Baninter para cubrir una serie de gastos personales. Solo hay que recordar que Ramón Báez Figueroa extraía diariamente alrededor de un millón de pesos, para asuntos “menores” – su caja chica-.
2º. Adquisición de acciones. Dentro de las operaciones probadas se encuentra la adquisición y posesión de activos por parte de Ramón Báez Figueroa y Luis Álvarez Renta.
3º. Capitalización de tiendas de zona franca con recursos extraídos a través de empresas interpuestas. Para solo poner algunos ejemplos, por vía de cheques sin provisión y de una serie de obligaciones de Bankinvest, Interduty Free, Ultra Export Corporation, Prestige Duty Free, GroupWide y Dominican Enterprises, entre otras empresas, tanto en el país, como en el exterior, cumplidas y garantizadas finalmente por Baninter, Luis Álvarez Renta, Ramón Báez Figuera, Marcos Báez Cocco y Vivian Lubrano de Castillo, extrajeron ilícitamente y lavaron una enorme cantidad de recursos de Baninter.
4º. Realización de transferencias de recursos sacados de Baninter a cuentas en el exterior. A través de agentes de cambio de moneda extranjera, los condenados realizaron una gran cantidad de transferencias de recursos hacia cuentas suyas abiertas en el extranjero, con lo que lograron el trasiego de fondos a cuentas bancarias ubicadas en jurisdicción extranjera y depositados sobre todo en la cuenta de una sociedad off shore denominada Wadeville Investments, propiedad de Luis Álvarez Renta, con el propósito de dificultar la determinación del destino y beneficiario final de los fondos sustraídos, así como también la conexión entre ellos y el delito precedente.
5º. Apropiación de recursos a través de préstamos tomados en el país y en el exterior que siempre fueron pagados y avalados por Baninter, mediante la emisión de cartas de crédito stand by a favor del prestamista-acreedor, sin que Ramón Báez Figueroa ni Luis Álvarez Renta honraran nunca esas obligaciones.
Estos comportamientos delictivos fueron retenidas por los jueces como abuso de confianza y lavado de activos y tienen como denominador común:
1º. Luis Álvarez Renta y Vivian Lubrano de Castillo, sobre todo, se sirvieron de cuentas corrientes abiertas en Baninter, manejadas en sobregiro, mediante las cuales extrajeron grandes cantidades de recursos de dicho banco y de los recursos facilitados por Banco Central, a título de facilidades de liquidez, redescuentos y facilidades de pago a través de la Cámara de Compensación, procedieron a lavarlos.
2º. Solicitudes de débitos contra cuentas en sobregiro, los cuales eran cargados a dichas cuentas, abriéndose una gran cantidad de supuestos préstamos, que involucraban diversos instrumentos financieros, como cheques, girados y cobrados, endosados por los beneficiarios y terceras personas, transferencias bancarias, certificados de depósitos, notas de débitos, certificados financieros y cartas de crédito stand by.
3º. Una vez extraídos los recursos de Baninter, mediante memorandos confidenciales (internamente, y ocultos a las autoridades que tenían exactamente esa denominación de confidenciales), a través de los cuales se ordenaban cubrir los balances en rojo, en sobregiro o negativos y se procedía, con cargo a las cuentas de Finanza Empresarial, Consultoría Externa y Resultados, carentes de fondos para operar, a la cancelación de los montos que ficticiamente figuraban, como facilidades en el Interbanco, sin los condenados haber pagado absolutamente nada.
4º. Todas estas ilícitas operaciones eran registradas en un mayor general diferente al mayor general del banco oficial o el conocido por la Superintendencia de Bancos y el Banco Central. En efecto, todo cuanto fuera extracción de recursos era llevada en Interbanco, que era el banco oculto para las autoridades y que consistía en un sistema de registros, artificios o pases contables clandestinos y ocultos, con el que evitaban que se conociera la grave situación de iliquidez e insolvencia que por años venía arrastrando el Banco Intercontinental, producto del enorme fraude fraguado y ejecutado por los condenados.
5º. Es común, en prácticamente todos los casos, el uso abusivo, por parte de los condenados, de varias sociedades y empresas, abusando de la personalidad jurídica de estas, para cometer abuso de confianza, falsedad contable y financiera y lavado de activos.
Para ver la magnitud del fraude cometido y censurado, cabe recordar que en el banco oculto había una cuenta de 48 mil millones de pesos de “otros activos”, que no eran más que la sumatoria de sobregiros y préstamos de los condenados, eliminados de las cuentas de sus libradores y obligados al pago y sacados fuera de los libros mediante memorándums confidenciales, con los que quedaron borradas las deudas de los condenados.
Debemos también traer a colación que, ante las pruebas irrefutables presentadas en su contra, Ramón Báez Figueroa reconoció en juicio la violación a la Ley Monetaria y Financiera, por la que también fue condenado. No debemos olvidar que fue de tal tamaño el fraude cometido por Báez Figueroa y sus compañeros de andanzas delictivas que un panel de expertos estableció que “la característica más distintiva de la situación del Baninter, es que en esa institución se generó un fraude de inusual magnitud”.