El 1989 fue un año de disrupción en el periodismo dominicano.
Con el nacimiento del matutino estándar El Siglo, el 3 de abril, llegó la digitalización a la redacción periodística en República Dominicana. Comenzaba el principio del fin de las maquinillas mecánicas Olympia, Remington, Olivetti y otras usadas para teclear noticias, la tecnología dominante en los impresos existentes en el país (Listín Diario, El Caribe, El Nacional, Última Hora, Hoy).
A un grupo de periodistas y fotógrafos nos tocó el privilegio de protagonizar ese proceso sepulturero de la “cuartilla” (hoja 81/2×11) para escribir la nota. Historia que el periodista luego entregaba al corrector, un gatekeeper que, con su bolígrafo, la cuidaba de gazapos lingüísticos e ideológicos antes de pasarla para ser digitada, impresa, pegada sobre el leyout que luego llevarían a fotomecánica y, al final, terminar en la rotativa.
De la primera camada llegan a mi memoria: Margarita Cordero, Elsa Expósito, Héctor Tineo, Alejandro Paniagua, Rafael Ovalles y Jacqueline Ventura.
Bienvenido Rojas, Emilia Pereyra, Elina Cruz, Frank Núñez, Apolinar Veloz, Veri Candelario, José Francisco Arias, Víctor Tejada, Arismendy Calderón, Víctor Bautista, Conde Olmos, Vivian Jiménez.
Andrés Gómez Solís, Erick Mendoza, Mozart Deláncer, Claudio Cabrera, Patricia García, Antonio Valdez, Mario Rodríguez, Marino Zapete, Víctor Elías Aquino. En fotografía: Onorio Montás, Ramón Rivera, Juan Almánzar, Francis Arias, Alfredo Olaverría, Solange Valdez.
Laboraba en la sección Temas del diario estándar matutino Hoy, coordinada por Emely Tueni, bajo la dirección del versátil periodista Mario Álvarez Dugan con la retaguardia de Virgilio Alcántara y Bienvenido Álvarez Vega, entre otros pilares.
Con 27 años, graduado de Comunicación en la UASD y locutor de noticias activo de HIZ Informativa (antes de ir Radio Mil Informando) y musical en Radio Radio, en el periódico de Pepín Corripio me habían permitido estrenar a página completa el subgénero semblanza a personas ejemplares de la cotidianeidad (madre, padre, plomero, electricista, vendedor ambulante, canillita, bombero, mecánico, emprendedor). Hasta ese momento, las páginas sociales de los diarios y revistas nacionales solo estaban reservadas para gente de alcurnia.
Fui contratado para el nuevo periódico por el primer director Álvarez Vega para integrar ese equipo desde antes de la tirada del primera prueba tras el entrenamiento en informática.
¿Qué era El Siglo? Un medio de comunicación impreso modelo, propiedad del Banco del Comercio Dominicano, ubicado en la calle San Antón de Herrera, contiguo al aeropuerto, a pocos pasos de la avenida Luperón.
Computarizado con la última tecnología Unysis en la redacción central, secciones, corrección), con una rotativa súper moderna, el mejor papel periódico (no ensuciaba) y cámaras de primera que garantizaban fotografías de alta calidad y un personal de alto perfil valorizado en el trato.
La dirección ejecutiva no se emborrachó con el mérito de generar la impresionante disrupción tecnológica que le ancló en la historia, sino que se preocupó y se ocupó de producir contenidos de calidad cónsonos con las demandas societales. Es decir, con la tecnología del momento a su servicio se dedicó a hacer periodismo con responsabilidad social, que presentaba como los subgéneros noticias, artículos, reportajes, crónicas, entrevistas, reportes extra (análisis y perspectivas).
Cada página del diario, día tras día, constituía un documento coleccionable de excelente contenido informativo, opinativo y explicativo con un balance de ilustraciones y fotografías full color y blanco y negro con alta definición hechas por experimentados fotorreporteros.
Como exigencia de su diseño, cada historia debía terminar en la página con la garantía de calidad. En ese tiempo, salvo el impreso político Vanguardia del Pueblo, era común en los periódicos nacionales el “pase a la página tal”.
En 1993, Álvarez Vega renunció y regresó a Hoy como subdirector; luego ha ocupado la dirección de ese matutino. El medio no volvió a ser igual. En octubre de 2001 sucumbió ante los altos costos de producción, escaso apoyo publicitario y la crisis económica nacional que terminó de minar los cimientos del banco que lo soportaba. Pese a su minoría de edad (12 años), su primera etapa dejó una impronta.
Otras tecnologías digitales han sido integradas para facilitar el trabajo periodístico de estos tiempos, pero -como hace 35 años- aún con la computadora como base (sistema editorial, edición fotográfica, redes sociales por “democratización” de la Internet).
Las tecnologías han existido desde que el hombre existe. En cada etapa de la humanidad, él ha pensado y las ha creado para realizar sus actividades con menor esfuerzo físico, resolver necesidades (vara para pescar, piedra para producir fuego). No ellas a él.
En periodismo han representado un plus en cuanto han servido para facilitar la producción con menos personal y llegar a mayor público, aunque con un impacto bestial en los profesionales del área.
Pero eso no implica calidad per se en tanto esta no depende únicamente de la apropiación tecnológica, sino de factores como voluntad empresarial y, por parte de periodistas, formación profesional, conciencia crítica, cero egocentrismo, fortaleza ética. Y, común a empleadores y empleados, la responsabilidad social.
La coyuntura de hoy, determinada por nuevas tecnologías y empobrecimiento creciente de contenidos, reclama una reforma periodística. A debate, una mirada crítica.