La irrupción de las redes sociales es un hecho innegable y cada vez toma nuevos matices. Aunque en principio su uso era un “patrimonio” principalmente de jóvenes, ya hoy estamos hablando de otra cosa. Las aplicaciones se han ido multiplicando y con ello sus diferentes usos y propósitos.

No hay país que se escape a todas estas modalidades de comunicación debido a la facilidad y versatilidad de sus aplicaciones. Incluso en China, donde el WhatsApp estuvo prohibido, desde hace ya unas pocas semanas su uso es posible. La red de mensajería más empleada es el wechat que cuenta con más de mil millones de usuarios.

En principio cuando se oía hablar de redes sociales por la web se asociaban los nombres de Facebook o Instagram, sin embargo, hoy día existen muchas otras redes con diferentes temáticas y con usos distintos. Todas comparten una misma característica que es la de compartir contenido en tiempo real y de manera muy rápida.

Algunas de estas redes sociales asumen características particulares, como ser una vía para la información, discusión e interacción sobre temas específicos, tanto de salud, preparación de comida, cuidado de mascota, ejercicios físicos de todo tipo, lectura de libros, música y cuanto se le ocurra a cualquier persona.

Unas se especializan en crear “comunidades de amigos”, como Facebook o Twitter (hoy X), otras para compartir contenido audiovisual como son Youtube, Snapchat, Instagran, etc., otras para crear redes de contactos laborales o poder colocarse en listas para conseguir trabajo, tal es el caso de Linkedin.

Existen otras más de carácter personal en que usted puede hacer uso de ellas para expresar sus ideas, opiniones, experiencias sobre los temas de interés. Son los conocidos bloggin, weblog o blog que funcionan como un sitio o diario personal y de la cual solo usted tiene control de su contenido.

No hay empresas en el mundo que no esté incorporada a esa nueva manera de relación que se ha impuesto como modo preferente. Es más, muchas empresas responden de manera más inmediata a lo que se dice, denuncia o se sugiere a través de estos canales, que lo que usted pueda hacer a través de los canales tradicionales, principalmente, telefónicos.

Sin embargo, me interesa destacar esta vez lo que hace ya décadas planteó Manuel Castells, las redes como una nueva manera de ejercicio del poder social. En el Dossier de VANGUARDIA, publicado en el 2014 con el título El poder de las redes sociales[1], un grupo de científicos sociales analiza este fenómeno que ha ido cambiando las lógicas de las protestas sociales.

En su editorial Álex Rodríguez lo pone de manifiesto señalando: “Ya existían, pero emergieron con fuerza en 2011. La primavera árabe, el movimiento 15-M en España, los indignados griegos que ocuparon la plaza Sintagma en Atenas, Occupe Wall Street, las manifestaciones contra Putin…”. Agregue en nuestro caso la Plaza de las Banderas.

Es imposible ignorar este nuevo fenómeno que se caracteriza por su espontaneidad, que nacen en la internet y, por tanto, sin límites y sin organización (aunque puede haber grupos políticos y económicos detrás de ellos), pero que se hacen virales y rápidamente, como pólvora, inundan ese mundo nuevo.

Recientemente fuimos testigos cuando el gobierno anunció su proyecto de ley de reforma fiscal el cual generó un movimiento, sin una cabeza única de dirección, que instaló en el ánimo de la población, sobre todo de clase media, el rechazo total a una pieza que se visualizó rápidamente como perjudicial para ellos.

No importaron los argumentos vertidos por los funcionarios autores de tal pieza ni del propio presidente que llegó a decir sentirse irresponsable si no la asumía en toda su extensión y la introducía a las cámaras para su aprobación como garantía del bienestar futuro para todos los dominicanos.

Ya antes, en el 2019, y ante un gobierno que daba muestra de “estar cansado del ejercicio del poder gubernamental” se vio de pronto acorralado y sin manera de frenar lo que irremediablemente se venía llegar, su salida del gobierno aún con todo el poder político y económico acumulado en sus veinte años en el mismo.

Aún sabiendo de lo impopular que por su propia naturaleza resultaría para la población el mencionado proyecto y con toda la experiencia acumulada por el partido en el gobierno en los años del 2018 – 2020 como oposición con el uso de esta herramienta, pareciera tomarle de sorpresa el movimiento que se gestó a través de las redes.

Lo que se ha dado por llamar la tecnosociabilidad o la autocomunicación de masas ha ido configurando no solo una nueva manera de divertimento y de hacer uso del tiempo de ocio, sino también una nueva manera y, posiblemente deberíamos llamar, un nuevo ejercicio del poder político. No contar con ello, definitivamente, sería un grave error.

[1] Recuperado en Movilizacion-social-y-redes-sociales.pdf (researchgate.net)