El hombre que se valió hasta del teatro para difundir el ideario independentista; que fue capaz de gestionar el apoyo de medio pueblo haitiano (el liberal, el más avanzado), incluyendo a su ejército ocupante,  a la causa de los dominicanos, a pesar del afán de dominio del ridículo “emperador” Boyer; que desde el exilio sostuvo, contra vientos y mareas, su liderazgo trinitario; que logró la única independencia en Latinoamérica que no costó ni siquiera un rasguño; que logró la absoluta unidad nacional en torno al ideal patriótico; que no aceptó recompensa alguna por su trascendente obra… (Sí. Ese fue Juan Pablo Duarte).