Un Ministerio de Educación que, más allá del pizarrón, no fomenta la lectura, solo produce ignorante alfabetizados. Un Ministerio de Educación que no trabaja en el desarrollo humano en sentido amplio, no produce seres conscientes. Un Ministerio de Educación que no lleva al conocimiento profundo de nuestra historia de las últimas seis décadas, no ayuda a la toma de conciencia sobre la realidad actual. Un Ministerio de Educación que prioriza la alimentación del cuerpo a la alimentación de la conciencia crítica, no aporta buena ciudadanía, sino seres atrofiados por la frivolidad…(¡Qué triste Ministerio!).