Expertos consideran que en la Tercera Revolución Industrial, las empresas manufactureras comenzaron a incorporar en sus fábricas más tecnología electrónica y las computadoras. Con ello iniciaron un cambio con menos énfasis en una tecnología analógica y mecánica, y más en la tecnología digital y el software de automatización. Estiman que hubo una corta diferencia temporal entre la Industria 3.0 y la 4.0. Y afirman que la Cuarta Revolución Industrial o Industria 4.0, basada en la tercera, es la de la era digital, la conectividad móvil, las redes sociales y el big data, que se desenvuelve a un ritmo vertiginoso en la vida de todos y sin que aún se tenga una noción integra y eficaz de la dimensión de las rupturas con moldes tradicionales en los negocios, en el empleo y también en el pedagógico, entre otros.
La Industria 4.0 hace énfasis en la tecnología digital de las décadas recientes y lo lleva a un nuevo nivel. De ahí que se caracterice por la fusión de tecnologías que hacen que lo biológico, lo físico y lo digital se unan y sea difícil marcar una línea donde uno termina y el otro comienza. Estas fusiones de lo biológico-físico-digital están en áreas como la biotecnología, la inteligencia artificial, la Internet de las cosas (IoT) (en inglés, Internet of Things), la robótica, la impresión en 3D y los vehículos autónomos, entre otras. Asimismo, permite una mejor colaboración y acceso para todos los departamentos, socios, proveedores, productos y personas de las empresas. Posibilita mayor efectividad, rapidez y flexibilidad en el proceso de producción dando pie a un incremento de la competitividad gracias a la tecnología, la colaboración y las personas. Esta revolución afecta los negocios, la forma de gobierno, la gente e influye en la educación. De ahí surge el nombre Educación 4.0. Al respecto, Pérez-Romero, P. et al (2019) afirman que para entender la Educación 4.0, hay que entender la Industria 4.0.
La Cuarta Revolución Industrial no es una realidad a posteriori como ocurrió con las tres precedentes, sino un proyecto que nace en Alemania como una estrategia para promover la revolución digital en la industria, presentado formalmente en el Foro Económico Mundial en 2016 donde se definió el tipo de educación que requería, que tiene entre sus características: 1. Educación por demanda y no por oferta; 2. Basada en la competencia en lugar del conocimiento; 3. Incorporar tecnologías disruptivas y conjuntos de habilidades; 4. Aprendizaje permanente en lugar de aprendizaje frontal; y 5. Énfasis en la capacidad de inteligencia emocional y no solo en el cociente intelectual.
Ansari (2018) afirma que si bien la Industria 4.0 es una revolución tecnológica, de producción y creación de fábricas inteligentes, también es una revolución educativa, cultural, social, estética, de comunicación, y valores. De modo que la transformación digital de la educación es un proceso imparable, de gran impacto e irreversible, aunque los especialistas señalan que aún no se ha precisado y consensuado una definición formal de la Educación 4.0 que demanda la Industria 4.0.
Por su parte, Guerrero Gálvez (2020) indica que la educación tiene un vínculo estrecho con los sistemas económicos que determinan el tipo de educación que se impartirá en los sistemas educativos dependiendo de las necesidades de las regiones económicas del mundo y particularmente de los países, en donde la tecnología juega un papel muy importante en el desarrollo económico a través de la industria. Por tanto, se necesita repensar una educación que responda a esta realidad, pues todo ha cambiado y evolucionado, pero continúa predominando en la gran mayoría de los centros educativos del mundo el mismo sistema educativo de la Primera Revolución Industrial.
Según Fidalgo-Blanco, A. et al (2022), la Educación 4.0 es un modelo que permite satisfacer las demandas de la Industria 4.0. Esto se consigue desarrollando competencias durante el proceso de aprendizaje que posteriormente se utilizarán en la Industria 4.0. Este autor dice al respecto que la demanda de la educación estará en los ámbitos de la ciencia, la ingeniería, las matemáticas y la tecnología. Eso quiere decir que las humanidades y las ciencias sociales estarán relegadas o tenderán a desaparecer, como ha ocurrido en varias partes del mundo, porque el objetivo es fomentar el talento técnico. Como la educación se basará en la competencia y no en el conocimiento, los obreros solo se limitarán a realizar su trabajo en la línea de montaje para la producción en masa. Estas competencias tendrán un amplio espectro y los trabajadores serán polivalentes. Y agrega: Esta polivalencia laboral solo puede ser asegurada a través del aprendizaje permanente, para toda la vida, un concepto tomado del Informe Delors (UNESCO, 1996), cuyos cuatro pilares se relacionan parcialmente con las últimas características de la Educación 4.0: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Es necesario observar que, a pesar de que esto implique un crecimiento económico desde el ámbito capitalista, no lo es en un desarrollo humano más integral.
Para Dias Garofalo (2018): ¡Ya no hay vuelta atrás, la Educación 4.0 ha llegado!, la cual hace referencia a la Revolución 4.0, o Cuarta Revolución Industrial, cuyo origen está asociado a una demanda de los empleadores o del sector empresarial, y a la incorporación del mundo físico al digital a través de la evolución de los recursos tecnológicos. Una Educación 4.0 usa las tecnologías digitales como principales medios de aprendizaje y comunicación: el Internet como un espacio global común de educación; aprovecha el conocimiento generado a nivel mundial; los estudiantes se vinculan a nivel internacional para educarse y trabajar, usan procesos de enseñanza y aprendizaje que van más allá de lo que aprenden en las aulas. Además de su lengua materna usan otros idiomas; requieren de fuertes conocimientos computacionales; aprovechan la tecnología para facilitar los procesos de aprendizaje y manejo del conocimiento; y requieren de maneras de pensar que entiendan la transdisciplinariedad, entre otros.
La educación 4.0 no es un modelo educativo. Se trata de aplicar las ya existentes herramientas tecnológicas, para preparar a las personas y conseguir que se adapten fácilmente a los cambios provocados por la Cuarta Revolución Industrial. De ahí que, cuando se habla de Educación 4.0 se está hablando de esa revolución que es requerida y urgente en los modelos educativos tradicionales que siguen aún vigentes. No está basada en los contenidos, sino en las competencias de los alumnos. Se trata de un cambio en el enfoque educativo, centrándose en los estudiantes y no en los profesores. Aquí cabe señalar que la Cuarta Revolución Industrial supone una serie de retos para los educadores. “El principal tal vez sea la necesidad de adquirir habilidades para continuar aprendiendo a lo largo de la vida”.
Los retos más complejos que se les señalan la Educación 4.0 tienen que ver con las personas que han de gestionar este cambio y son los siguientes: 1) El cambio de las prácticas sociales y de la cultura de los centros educativos, universidades y administraciones públicas. 2) La formación del profesorado y de los equipos directivos. Y 3) El estímulo, atracción y desarrollo del talento de los profesores que han de hacer posible desde las escuelas de magisterio esta educación 4.0, como señala el escritor español José Antonio Marina.
La Educación 4.0 se basa en las principales tendencias de innovación y cambio, no solo de contenidos; la educación debe estar relacionada con los adelantos industriales, el desarrollo económico y tecnológico para poder ofrecer a los estudiantes conocimientos vanguardistas, herramientas y capacidades suficientes para que logren ser competitivos en un futuro. Se vincula a un mayor número de opciones teóricas y metodológicas. Entre las teorías identificadas están el constructivismo, las competencias y el conectivismo. En cuanto a fundamentos teóricos, adopta métodos innovadores para la enseñanza y el aprendizaje, en consonancia con el contexto tecnológico actual.
Desde hace tiempo se considera que la incorporación de las TICs en la educación abre grandes posibilidades para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Sin embargo, en la educación pública dominicana no es suficiente con entregar a los estudiantes laptops y otros dispositivos. Se requiere generar cambios en la organización de las escuelas, liceos y politécnicos, y en las competencias digitales de los equipos técnicos, directivos, maestros y profesores. Además, urge avanzar en la incorporación de las TICs en los entornos familiares, para reducir la enorme brecha digital entre sector público y privado.
Por último, la “educación nunca ha sido neutral y bajo estas características, la Educación 4.0 no tendría que serlo y ante tal circunstancia, es deber de todo profesional de la educación realizar una crítica ante lo que viene en el ámbito educativo y también mantener una postura de resistencia”.